Primero un consejo: diversifique sus opciones de recreación. Dé un paseo, lea un libro, comparta con sus amigos, haga deportes, baile hasta el cansancio… Francamente, no es sano quedarse todo el día frente al
televisor.

Ahora entremos en cuestión: la programación de verano de la Televisión Cubana no ha sido tan desastrosa, como la pintan algunos lectores que han llamado a esta redacción. Claro que hay deudas, por supuesto que quedan retos por delante… pero también hay realizaciones indiscutibles. Es una lástima que Ya amaneció (Cubavisión) no haya llegado para quedarse. Se asumió un formato bastante añejo en las televisoras internacionales: un programa matutino ligero, polivalente, cosmopolita. En sentido general, estuvo bien realizado. Los temas se imbricaron sin traumas. La conductora lució cómoda, a su aire. Fue una buena opción para las mañanas, un despertar sin estridencias, con informaciones puntuales y efectivos canales de comunicación con la gente.

La más singular propuesta del Canal Educativo 2 fue sin duda Sácame del apuro, inspirado en el muy popular Decida usted. Obviamente, nada nuevo bajo el sol. Pero la realización de las historias, el estilo de la conducción, la estructura del programa… fueron más que dignos. El principal problema fue el punto de vista de algunas de las alternativas que se ofrecían al público. En oportunidades se ignoraron soluciones a todas luces más plausibles. Y los conductores a veces no mostraron absoluto dominio de los temas. Un ejemplo: cuando hablaron del portador del VIH llegaron a decir que se trataba de un enfermo de sida. No es lo mismo. Son detalles importantes, sobre todo si se tiene en cuenta la vocación orientativa del espacio. Esperemos que en próximas temporadas sean más cuidadosos. Mucho menos conseguido fue el empeño del Canal Educativo, RevelaciónTV, un programa que pudo haber sido mucho más contundente si hubiera contado con un mejor diseño de producción, más despliegue, mejor gusto a la hora de realizar. Los programas de competencia siempre son bienvenidos, mucho más si los que compiten son cantantes… pero RevelaciónTV no pasó de ser una triste copia de grandes programas de concurso de la televisión
extranjera.

El estudio era muy pequeño, lucía encajonado; el vestuario era más enfático de la cuenta; hacía calor y se notaba: el sudor corría por la cara de los concursantes; los arreglos musicales eran simples; la
iluminación, deficiente; la escenografía de escaso vuelo… Y para colmo, las reglas del juego nunca resultaron diáfanas: ¿no se suponía que era un concurso? ¿Por qué las eliminatorias “perdonaban” a todos los
concursantes? Lo peor, sobre todo tratándose de un programa grabado, fueron las faltas de ortografía en el generador de caracteres, justo en el Canal Educativo. ¡¿“Hubiera” sin hache?! ¿El “Valladares” de Pepe con be? Son descuidos inadmisibles. El televidente merece un programa de ese formato, pero con todas las de la ley.

La programación de dramatizados fue convincente. Los amantes de las telenovelas no pueden quejarse: tres melodramas extranjeros de estreno (cuatro para los televidentes de La Habana). Y lo mejor fue la decisión de transmitir la telenovela brasileña todos los días, de lunes a viernes. Claro que se extrañó una telenovela cubana, esperemos que no tengamos que sufrir más impasses. Entre las series transmitidas destacó Mansión Crawley (Multivisión) una de las más exquisitas producciones británicas de los últimos tiempos. Una obra de arte, sin discusión.

Queda mucho en el tintero. Lo cierto es que, hablando de la televisión, uno de los grandes pasatiempos nacionales, siempre nos quedaremos cortos. El  lo menos, para definir caminos.

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