Un teatro lleno de jóvenes estudiantes de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, fue el escenario para una provocación inteligente por parte de Rolando Pérez Betancourt en el contexto del Segundo Foro sobre Consumo Audiovisual en Cuba.

El periodista y crítico arrancó su intervención con el desmonte de la palabra hegemonía: “En nuestro país no faltan los que critican cualquier empeño de alfabetización del gusto, o como se le quiera llamar a ese intento de hacernos culturalmente más plenos, mejor preparados y, por ende, más activos frente a las vidriera del consumismo ramplón, y lo califican de controlador y continuista de una política cultural envejecida y signada por una hegemonía asfixiante, hegemonismo ––y ellos han puesto la palabra de moda–– que conspira contra la sacrosanta libertad individual del ser humano, esa que hace creer ingenuamente que nuestros gustos escapan de las influencias largamente trabajadas e impuestas por otros, o para ser más precisos, impuestas por una hábil y millonaria industria del entretenimiento que desde que venimos al mundo nos hace sentir inferiores si no estamos a tono con sus modas y producciones”.

 

El también novelista (Amor que regresa y La última mascarada de la cumbancha) agregó “Llevado al terrenos de la política, no hay nada más parecido a un discurso neoliberal que abogue por el clásico “laissez faire”, ese dejar hacer mediante el cual el ser humano es un átomo suspendido en los vaivenes de una existencia tecnológica capaz de regular los diferentes aspectos de la vida por si sola, y sin que medien intereses políticos, sociales y económicos de ningún tipo, un país de Jauja en el que, remedando el titulo de una recordada película española “To el mundo e güeno”

Jóvenes de diversas carreras intervinieron acerca de ese asunto y de otros del mundo audiovisual, tanto del cine como de la televisión. Lo hicieron con la pasión y el desenfado que caracteriza a los estudiantes universitarios. También ofrecieron sus opiniones un grupo de profesores de un centro que tiene al desarrollo cultural como una premisa importante.

Una de las primeras intervenciones se dirigió hacia la ley de cine y la participación de los creadores en ella. Susana Molina, vicepresidenta del ICAIC, explicó que no se avanza tan rápido como desean algunos cineastas, pero se ha trabajado por parte de los creadores y de la comisión gubernamental encargada de proponer los decretos encaminados a viabilizar el reconocimiento de diversas formas de producción audiovisual y su distribución.

La ejecutiva al hablar del consumo cinematográfico sostuvo, que a pesar de la disminución de salas de cine, hoy se ven más filmes que en ningún otro momento, debido a que se han multiplicado los soportes y accesos: puede ser en un televisor, una computadora o un tablet, que tienen como suministrador al famoso paquete o a una diminuta y potente memoria flash, con películas de cualquier lugar del mundo, portadoras de diversos géneros o temas.

En ese sentido hubo una buena cantidad de intervenciones dirigidas a defender que se comenten esos productos en los medios de prensa, tanto digitales como impresos, porque sería absurdo intentar eliminar su consumo, pero si puede existir una orientación especializada, para que quienes accedan a esas piezas cuenten con elementos racionales de análisis que le permitan una relación crítica de aceptación (o no).

Otro asunto tratado fue el programa del fomento de la cultura audiovisual que debe reanimarse para conseguir que buenas obras caminen hacia los diversos públicos, y se logre, poner a navegar una opción con altos valores estéticos.

Se habló de que el consumo cultural es un problema de todos, incluso de aquellos que deben ser rentables. Esa necesidad de ganar dineros no puede llevar a negarse a presentar un buen trovador, por ejemplo, porque no les abarrota el local y se lo entregan a un cuadro humorístico de cuarta categoría o grupos que se llaman musicales, sin serlos.

Abel Prieto, asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, destacó la importancia de la intervención de uno de los profesores que subrayó, al referirse al consumo “no nos hemos dado cuenta de las dimensión del problema, ahora es que nos estamos ocupando”.

En tal sentido el autor de El vuelo del gato y Viajes de Miguel Luna, señaló que de la solución de ese problema dependerá en gran medida, la preservación de la cubanía y la esencia misma de nuestro proyecto social.

“La gente está como hipnotizada por las tecnologías, la cual no puede obviarse, sin embargo, hay que emplearlas de manera inteligente, para fomentar valores y gustos culturales acordes a nuestras aspiraciones emancipadoras”, señaló Abel.

La crítica llamada a jerarquizar el producto cultural exige mayor espacio en la prensa escrita, mas también en la radio y la televisión. Si en los medios digitales existe una buena cantidad de trabajos y retroalimentación a partir de los comentarios y las réplicas, aun el ciberespacio no está al acceso de toda la población.

Existe además el criterio que el ejercicio de la crítica no es hoy un acto atractivo para muchos reporteros y otros difusores. El joven periodista José Ernesto Nováez Guerrero señaló “La crítica es necesaria en todas las épocas. Es el espejo donde una sociedad se mira y se comprende. La crítica de arte, en especial, tiene el deber no solo de orientar estéticamente sino, y esto más importante, de desmembrar la ilusión que implica toda obra de arte y analizarla en sus múltiples aristas, en sus múltiples implicaciones. Nos permite “extrañarnos” del efecto emocional de la obra e indagar en las intenciones que la motivaron, en los artificios que la conforman. Sin embargo, la crítica no es la panacea de todos los problemas. Debemos ser capaces de entender que la crítica es solo una parte de la ecuación, que depende mucho de los medios de comunicación y de otros tantos factores. No importa cuán grande sea el empeño que pongamos en una crítica de arte coherente, funcional, si descuidamos, por ejemplo, lo que se transmite por televisión.”

Más adelante demandó “Son varios los aspectos a considerar y que están incidiendo sobre el ejercicio crítico en Cuba. En primer lugar está el hecho de que se paga demasiado poco por los trabajos. Este no es el principal problema, pero incide bastante y es uno de los aspectos más mencionados del problema. Es preciso implementar una mayor remuneración para hacer más atractivas las revistas y demás medios. Esto posibilitará, entre otras cosas, la conformación de colchones que permitan procesar cómodamente el material y evitar que las publicaciones salgan con premura o deban llenar las páginas con cualquier trabajo que aparezca a última hora.”

Con un espectáculo musical que incluyó a Trovarrocos, terminó el Segundo foro sobre consumo audiovisual, que tuvo unos excelentes anfitriones en los profesores y estudiantes de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas.

 

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