Devenido luego Instituto Cubano de Radio y Televisión, se ha mantenido  junto al pueblo y su Revolución

Entre 1952 y 1958, el dictador Fulgencio Batista instauró una sangrienta dictadura que cobró 20 mil víctimas a la nación cubana. En la madrugada del primero de enero de 1959 -tras vaciar las arcas públicas- huye junto a sus principales colaboradores, evadiendo la justicia popular que se avecinaba con el triunfo inminente del Ejército Rebelde.

El 8 de enero siguiente, Fidel Castro arribó a La Habana en la Caravana de la Libertad, con el grueso de las fuerzas insurrectas, y se constituye el Gobierno Revolucionario.

Por entonces, nuestra radio poseía un vasto y pujante sistema: varias cadenas nacionales con planta matriz en La Habana[1]1 y una amplia red que abarcaba gran parte del archipiélago.[2]2

La televisión se inauguró oficialmente el 24 de octubre de 1950, con Unión Radio TV (Canal 4).

CMQ TV (Canal 6) surgió el 18 de diciembre siguiente y menos de un año después instalaba transmisores en varias ciudades orientales[3]3 –sin redes de microondas ni repetidoras– para retransmitir en diferido sus estrenos habaneros. Un rudimentario sistema permitió, por varios meses, emitir señales de televisión en esas tierras distantes a La Habana.[4]4

Tramo a tramo, los Canales 6, 4 y 2 comenzaron a crear de manera independiente sus propias redes de microondas interprovinciales. Cuando se convencieron de que la configuración alargada de nuestra geografía imponía una inversión monumental para lograr la cobertura nacional –con la tecnología existente entonces–, recurrieron a una estrategia insólita para la época: varias empresas rivales se unieron en un consorcio con la idea de culminar una sola cadena de microondas que uniera a toda Cuba.[5]5

Entre 1950 y 1958, en un perímetro habanero no mayor de dos kilómetros, se ubicaron varias plantas de propietarios diferentes. Esta concentración generó una encarnizada competencia por el mercado televisivo-publicitario, que se sustentó en la contratación exclusiva de las estrellas nacionales y foráneas, los géneros de programación y la aplicación de las nuevas tecnologías televisivas provenientes de Estados Unidos.

La transferencia al Estado de nuestras emisoras radiales y televisivas no fue una acción única, homogénea y compacta. Aún cuando existiera la decisión gubernamental de estatalizar el universo mediático, este proceso fue impactado por factores desencadenantes, como ciertas precedencias históricas y los imprevistos propios de los dinámicos y convulsos cambios de una sociedad que se revolucionaba hasta su médula.

Ejemplos:    

- La vasta participación económica de Fulgencio Batista en empresas de variados sectores sociales y su fuerte presencia en la radiodifusión,[6]6 se descubrió paulatinamente y generó la necesidad de crear el Ministerio de bienes malversados.

- Muchos importantes propietarios de empresas abandonaron el país y dejaron a subalternos carentes de fondos para operar y pagar salario a sus trabajadores.  

Entre 1959 y 1960, el Estado revolucionario intervino todos los medios de comunicación electrónicos regidos por el modelo de la radiodifusión mercantil usado en Norteamérica.[7]7

La Industria Cultural nacional, en 1958, giraba alrededor de la radio, la televisión, la publicidad y el mercadeo; actividades y disciplinas en las que Cuba ostentaba el liderazgo en habla hispana.

En consecuencia, el ámbito mediático formaba un sólido triángulo funcional y simbólico con las firmas productoras de bienes-servicios y las agencias de publicidad o marketing asociadas, relación que proveía ganancias financieras e imagen a todos los involucrados.

La transferencia al Estado de las empresas radiales-televisivas significó la conversión de la propiedad privada a la estatal y del modelo comunicativo-mercantil al de servicio público. En paralelo, se intervinieron o nacionalizaron los negocios de estos socios mercantiles que sustentaban una parte significativa de su gestión.

De acuerdo con Ley decreto 67, el 24 de mayo de 1962 se constituye oficialmente el Instituto Cubano de Radiodifusión (ICR),[8]8 dando inicio a otra etapa de la radio y la televisión cubanas, que desde entonces se ha gestionado en condiciones extremas.

La radio tenía una gran cobertura territorial, pero el sistema televisivo no cubría todas las provincias del país. Los retos eran monumentales:

- Su infraestructura tecnológica estaba dispersa en numerosas empresas y tenía un alto grado de obsolescencia.

- Provenía fundamentalmente de Estados Unidos, donde era imposible renovarla integralmente -o adquirir piezas- debido al bloqueo integral que el Norte impuso a Cuba desde 1961.

- Carecíamos del capital financiero necesario para sustituirla parcial o totalmente con otro productor.

Pese a estos colosales obstáculos, el Instituto Cubano de Radiodifusión se propuso:

  • Mantener la señal televisiva al aire.
  • Eliminar las zonas de silencio electrónico expandiendo la televisión a todas las provincias y ampliar la cobertura radial dispersando el equipamiento existente por toda la nación
  • Iniciar la transformación gradual de sus contenidos.
  • Suplir la masa importante de creativos, tecnicos, especialistas y artistas que emigró en los primeros años. Quienes se quedaron, asumieron la creciente programación y formaron a las nuevas generaciones de la televisión

Este año nuestro Instituto cumple sus primeros 56años. De la proeza colectiva que ha significado su trayectoria, falta mucho por investigar y socializar.

Notas y referencias:

1 Excepción: Circuito Nacional Cubano (CNC), con planta matriz en Santiago de Cuba, aunque en su segunda etapa emitió desde nuestra capital.

2 En 1961 se funda Radio Habana Cuba, primera planta radiofónica cubana con cobertura internacional.

3 Los centros poblacionales de mayor poder adquisitivo justificaban la inversión mediática de firmas anunciantes y de publicitarios.

4 Las copias fílmicas de los programas se enviaban enlatadas por avión. Dos o tres días después de estrenarse en la capital, se retransmitían desde allí.

5 Pinar del Río –en el extremo occidental, con menor poder adquisitivo- no tenía televisión en 1958.

6 Juan Carlos Rodríguez Cruz en: “¿Por qué la Revolución cubana? La verdadera historia de la dictadura de Fulgencio Batista”, asevera que directamente o a través de familiares y personeros, el dictador participaba en más de 70 empresas. En los medios de prensa: GENTE S.A., propietaria del semanario Gente, RHC, Cadena Azul, Radio Siboney, Cadena Oriental de Radio, Circuito Nacional cubano, Unión Radio y Compañía de inversiones radiales S.A. y Canal 12 (TELECOLOR).

7 Excepciones:

- Emisora 1010 y periódico Hoy: Adquiridos con recaudación popular del Partido Socialista. Clausurados en los años 40 pasados, durante la fiebre anti-comunista.  

- Emisora CMZ. Fundada por el Ejército, muy pronto se transfiere al Ministerio de Educación. Fue la única planta electrónica cubana propiedad estatal.

8 Algunas fuentes ubican la fecha de fundación el 6 de junio del mismo año, de acuerdo con la Ley 1030.

Los nombramientos iniciales del Consejo de ministros fueron:

Director general: Ramiro Puertas Quiroga.

Vice-director de radio: José Antonio Caiñas Sierra.

Vice-director de televisión: Gregorio Ortega Suárez.

Vice-director de radiodifusión internacional: Marcos Bhemaras Suárez.

El ICR luego se denomina Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).

 

 

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