La polémica sobre Sonando en Cuba continúa y ya más alejada de ese fenómeno televisivo, quiero dejar sentados algunos aspectos que considero importantes acerca del programa recién finalizado.

Lo cierto es que en distintos lugares he escuchado ¿y ahora que pasará los domingos en la tv?, porque el primer mérito del espacio es que logró sentar a buena parte de la familia frente al televisor, quizás para polemizar acerca de quién interpretaba mejor, en un debate en el que entraban todas las edades y también para escuchar música cubana.

 

Si en Cubadebate el texto que publiqué terminando la competencia tenía hasta este domingo 820 comentarios, y la nota clasificó durante varios días como la más comentada y/o leída, no se quedan atrás las opiniones vertidas en Cubasí, el Portal de la Televisión, Granma y Juventud Rebelde, con otros trabajos sobre el mismo asunto, una muestra de cómo impactó en una buena parte de las personas que navegan por el ciberespacio. Y ese es un dato a tener en cuenta, aunque no sea conclusivo.

Ese resultado, al final la televisión se realiza para que las personas la vean, fue posible gracias a acciones concretas.

. Se mantuvieron los logros de la primera temporada: la puesta en escena y visualidad, el logotipo tan sencillo como identitario; dar a conocer lugares de Cuba, aunque no de la misma forma que se hizo la primera vez y la razón de ser del programa: la competencia.

. Esta vez el casting fue hecho por tres zonas geográficas por lo que mayor cantidad de aspirantes pudieron presentarse en ciudades más cercanas a sus territorios de residencia y no fueron totalmente aficionados, de ahí una mayor calidad.

.Asistieron como invitados para una breve entrevista figuras importantes, de diversas generaciones y cultores de distintos géneros, que alabaron el programa en tanto muestra de cubanía y de los mejores valores del pueblo cubano.

. Al filmarse, ensayarse, recibir clases, en el teatro Astral, acondicionado como un foro para este tipo de espectáculo, se pudo grabar programa a programa, lo que permitía corregir el tiro.

. Se estableció el premio de la popularidad, “un buen gancho” para que el público premiara al concursante más popular, que no siempre coincide con el mejor. También por etapas se permitió a los televidentes “salvar” a su aspirante preferido para que continuara en la lid. Curiosamente, si no me equivoco, sólo en una oportunidad una de las tres finalistas fue a la “zona caliente”

. Fueron incluidos todos los géneros de nuestra música y se cantaron piezas de compositores de diversas generaciones.

. Los 24 finalistas tuvieron tres entrenadores que cumplieron muy bien su función: prepararon a los muchachos, junto a otros músicos, para que engordaran como cantantes y aprendieran a moverse en un escenario, porque hubo hasta clase de bailes. Haila, Mayito y Paulito se crecieron y despertaron la admiración, como maestros, en el público que los sigue.

. El maquillaje y el vestuario fue en general muy bien escogido, para los entrenadores, los concursantes y los invitados.

. La estrategia de comunicación incluyó, entre otras acciones, programa radial homónimo por Radio Taino; página web con videos y contantemente actualizada; visitas a diferentes lugares, votación, afiches, pulóveres, visitas a Al mediodía en tv, y descargas de información en los celulares.

Ahora, no creo que todo fuera perfecto, lo que sería muy aburrido para el público y… los críticos.

En un texto que publiqué cuando habían transcurrido unas semanas señalé: “Sobre la forma de la competición coinciden el reconocido músico, uno de los tres entrenadores, Mayito Rivera (se lo escuché por Radio Taíno) y el experto, Dr Joaquín Borges Triana: la región occidental tiene un mejor grupo de competidores por lo que hubiera sido más justo un “todos contra todos”, que por regiones. El sistema de competencia lo deben valorar para la próxima temporada.”

Opino que la tercera entrega de este programa –en la que participarán concursantes de Puerto Rico -según trascendidos de prensa- se deben combinar la forma de competencia: que el entrenador seleccione hasta que queden tres finalistas por regiones, y a partir de ahí sea un jurado el que evalúe.

Aunque se empezó a usar el castizo entrenador, aún en la web y en declaraciones de participantes en el programa, se sigue hablando de coach, ¿por qué ese anglicismo si uno de los méritos de Sonando… en Cuba es su cubanía?.

Pienso que si van a seguir los mismos conductores necesitan entrenarse más en esa difícil misión. Es inconcebible, aunque estuviera en el guión, que en el último programa después de que los maestros Adalberto Álvarez y Argelia Fragoso se pronunciaran porque ellos opinarían al final, luego de que vieran el desempeño de las tres finalistas, tanto Jorgito como Yasbel insistieran en que ofrecieran su valoración. Si fue un intento de chiste se quedó en eso, estoy segura que un conductor experimentado no lo hubiera hecho.

Tanto en la primera como en la segunda temporada se cometió el mismo error: no se mostraron durante el espectáculo conclusivo los afiches realizados a todas las finalistas y para los que ven desde su casa, muy bien podían pensar que todo estaba decidido desde el principio.

Pienso que para dar mejores oportunidades a los públicos (no todo el mundo puede escribir un correo o pasar un SMS), se coordine con una emisora que recepcione los votos de los televidentes, para que emitan, a cualquier hora, sus criterios sobre el cantor más popular.

Y bueno al final, el programa cumplió con su bien pensado eslogan: música para ganar. Hayla, Mayito y Paulito se merecen no sólo el disco que se les grabará, sino el respeto de una teleaudiencia que los vieron semana tras semana haciendo crecer a sus pupilos y teniendo que irlos eliminando uno a uno.

Respeto que se hace extensivo a los otros músicos que durante todo el certamen se dedicaron a la enseñanza y a los que ofrecieron clases magistrales, todo esto posibilitó que Sonando no sólo tuviera un empaque visual sino musical.

Y aplausos para Manolito Ortega, los camarógrafos, sonidistas, escenógrafos, maquillistas, peluqueros, vestuaristas, choferes, productores, todo un colectivo que por su cohesión y profesionalidad, contribuyó además, junto a los mentores, a que 24 jóvenes, todos con posibilidades, entablaran una amistad más fuerte que la rivalidad existente entre ellos. Todos harán giras por Cuba y ya de hecho se están presentando en diferentes escenarios.

Habrá una tercera temporada de Sonando… mientras RTV comercial intentará llenar el hueco de los domingos televisivos, con Bailando en Cuba. Esperemos.

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