El video clip refuerza el contenido del tema musical

Destaca Manuel Ortega, reconocido realizador cubano de videoclips

Alza la frente, mira con firmeza, soslaya una leve sonrisa y dispara: “un tema musical no funciona, ni puede tener éxito, sin un audiovisual que lo respalde”. Este es el criterio de Manuel Ortega, uno de los realizadores cubanos de videoclips más exitosos en los últimos tiempos.

Una vez graduado de Dirección de Fotografía, en el Instituto Superior de Arte, el artista entendió que la imagen en movimiento sería, sin dudas, el derrotero por el cual debía enrumbar su destino profesional.

Sus primeros acercamientos a la televisión en Santiago de Cuba, cuando apenas era un adolescente, y experiencias posteriores en Cubavisión Internacional y el Canal Habana, lo dotaron de herramientas necesarias para lanzarse a un mercado que todavía espera demasiado del talento cubano.

Cuando se encontraba al frente del programa Conexión comenzó la posibilidad real de hacer los primeros videos clips y, hasta el momento, no ha dejado de mostrar trabajos que ya tienen reconocimiento internacional.

Por tal razón, muchos músicos e intérpretes cubanos y extranjeros lo buscan para producciones audiovisuales con la fe de encontrar en el realizador una garantía de calidad y éxito.

En entrevista para esta publicación, Ortega destacó que trabajar con artistas reconocidos es un reto porque trata de mantener un camino recorrido por ellos. Sin embargo, le gusta mucho vincularse con noveles, pues le dan la posibilidad de arrancar sus carreras, lo cual lo satisface tremendamente.

“En los últimos dos años he realizado más de 30 piezas audiovisuales. Muchos me conocen por mi trabajo con el grupo Ángeles. Algunas de mis producciones con esos jóvenes han sido bien atrevidas y difíciles, pero han tenido un resultado muy grande entre el público y en su posicionamiento como artistas. No obstante, he trabajado con otros músicos e intérpretes como Paulo FG, Haila María Mompié, Mayco d´Alma, Arnaldo Rodríguez. Y también con figuras internacionales.

“He tenido la fortuna de moverme en diferentes géneros musicales. El pop, la salsa, el reggaetón, las baladas, han estado presentes en mis productos. Es bueno que cada tema sea algo diferente y permita navegar en diferentes aguas para no repetirme”, señaló.

A pesar de ello, Ortega advirtió que le resulta mucho más cómodo el pop, aunque no tiene problemas con otros estilos, hasta el tan controvertido reggaetón.

“Le he hecho varias piezas a ese género y, afortunadamente, han resultado bastante interesantes desde el punto de vista musical. Un ejemplo es el tema “La dura”, interpretado por Jacob Forever.

“Yo creo que el reggaetón llegó para quedarse. Ahora mismo tiene muchos defensores y un auge grandísimo a nivel internacional. El boom de la música cubana está relacionado directamente con este género.

“Por supuesto, no todos los artistas lo hacen bien. Hay letras agresivas, ofensivas, pero es un género más y hay que darle su espacio. Ha funcionado y la gente lo prefiere. El reto está en distinguir lo bueno de lo malo”, puntualizó.

Para Ortega, la producción de videos musicales en Cuba no es sencilla, en tanto la industria musical no está completamente afincada y el dinero casi siempre es insuficiente.

“Los problemas cotidianos a la hora de hacer un audiovisual están relacionados fundamentalmente con la falta de presupuesto. Eso crea muchas limitaciones y hay que apelar entonces a la imaginación y la experiencia que uno tiene”, señaló.

Convencido de que la imagen es un complemento imprescindible para la industria musical, no vaciló en afirmar que el público no quiere escuchar canciones solamente, sino conocer cómo es el artista, cómo se viste, cómo se proyecta.

“A veces la canción no es lo más interesante, pero el videoclip lo vende, lo posiciona, lo lanza al éxito. En ningún centro nocturno te ponen un tema musical sin un audiovisual que lo respalde. Actualmente los DJs no se centran solamente en la sonoridad, sino que la acompañan del video, independientemente de su calidad”, indica.

Cuestionado por la democratización de la tecnología y las facilidades para disponer de cámaras y softwares para realizar audiovisuales, consideró que se trata de un paso positivo que inclina la balanza hacia el desarrollo, pero tiene sus ventajas y desventajas.

“Es positivo que todos tengamos acceso a la tecnología, pero el secreto está en saberla usar. No todos lo logran, pero como muchos artistas no disponen de presupuesto suficiente para realizar un video clip, terminan apoyándose en personas poco experimentadas. Luego se ven productos sin parámetros técnicos o creatividad alguna. Eso deja muy mal parado al video clip cubano ante la mirada internacional.

“Sin embargo, el hecho de que una persona tenga una formación académica no significa necesariamente que sea talentosa o buen artista. También hay quienes no fueron nunca a una escuela y son extremadamente creativos”, concluyó el realizador.