Según informa Freddy Álvarez,  la programación por el fin de año será la que merece el pueblo cubano

El público cubano es exigente, y cómo no serlo, si está provisto de las herramientas para desmontar cualquier producto audiovisual, y darle, del uno al 10, una categoría. Eso lo sabe bien Freddy Álvarez, quien lleva 32 años trabajando en la Televisión.

“Yo soy profesor de Historia, pero un amigo me reclutó en el año 1984; yo le dejé claro, lo que sabía era encender y apagar el televisor. En el (Instituto Cubano de Radio y Televisión) ICRT necesitaban a alguien que supiera Historia de Cuba, y ese era yo. La idea era convertirme en asesor de los programas de corte histórico, y que por hacer televisión no me preocupara, que eso lo aprendería con el tiempo”, dice orgullosamente a esta publicación Freddy Álvarez, asesor hoy de la Televisión Cubana.

Y parece que él aprendió rápido y bien, porque llegó a ser el director del Canal Habana por más de cuatro años.

“Tuve buen período de adestramiento, lo que me falta es por mí mismo, por despreocupación.  

“Ahora los que entran nuevos, no son malos, pero no es igual, sigo creyendo que todos los novatos deben transitar por donde no será su paso habitual, porque esos espacios te dan el trigo para que mañana puedas tener dominio de cada área”, asegura.

Hablar con Freddy da gusto, cada diálogo parece una clase que debe anotarse cuidadosamente para aprender bien. No es de los que trata de ocultar los problemas, considera que detectar las deficiencias a tiempo te facilita corregir los errores. Sabe que la Televisión Cubana no transita ahora por sus mejores momentos en cuanto a la transmisión de dramatizados, entre otros espacios de vital importancia para la parrilla de programación.

“Creo que hay cuatro elementos fundamentales para que la televisión tenga una programación digna: novelas, cinematográficos, musicales e informativos, si uno de ellos falla, el balance se rompe”, advierte.

 

No es la primera vez que se rompe la continuidad del espacio telenovela y este es suplido por propuestas extranjeras. A veces el factor determinante ha sido el tema guiones, otras por impedimentos de producción.

“Ya existe otra novela en la fase final de producción, solo falta terminar la revisión. Esta nueva propuesta debe despertar expectativas superiores a la anterior que transmitió la Televisión Cubana”.  

No es interés de la Televisión Cubana tener la novela brasileña en frecuencia cinco, de esa manera llega más rápido al final y hay que comprar otra antes del tiempo previsto, además se exhibe un modo de vida distinto al cubano.  

Las aventuras es otro género que se ha visto afectado en los últimos tiempos, pues hace mucho que la audiencia no disfruta de los habituales episodios de las 7:30 de la noche.

“El espacio aventura ya no es lo mismo de antes, yo preferiría llamarlo un espacio para adolescentes, no necesariamente tiene que ser una aventura, como lo fue por ejemplo Blanco y Negro NO, que propiamente no era del género pero que encontró aceptación en el público.

Zoológico es una serie que ya se terminó, próximamente saldrá al aire. Esta propuesta, por su composición actoral es juvenil, para el disfrute de los adolescentes, porque hay muchos conflictos donde los protagonistas son jóvenes, pero alrededor de ellos giran problemáticas mayores que incluyen a la familia y al centro laboral. No importa cuál sea el género, lo que vale es que sea capaz de retener la atención de la familia cubana”.

Aunque aún no se define el horario en que se transmitirá, por lo menos para el primer trimestre del año próximo los televidentes cubanos podrán contar con una nueva serie, que de seguro gustará. No es propiamente la aventura, no es la novela pura, aunque  reproduzca códigos de la novela con personajes buenos y malos y con historias de amor.

“Hoy la Televisión Cubana adolece de programas para jóvenes, especialmente para adolescentes; sin embargo hay aproximadamente 20 espacios dedicados a ese público. ¿Pero están creados con los códigos propios de su público meta? ¿Sus mensajes expresan los que los jóvenes quieren ver, lo que necesitan ver?”, señala.

“Esa es la principal dificultad, saber si los programas que tenemos son los que necesitan nuestro público. Es importante saber si estamos usando su lenguaje, si mostramos vivencias para que aprendan o si solo ven regaños como los que encuentran en casa con sus padres. No se necesitan más programas, sino revisar si los que tenemos son efectivos. Esa sigue siendo nuestra asignatura pendiente”, lamenta.

 El Departamento de Investigaciones Sociales del ICRT ha mostrado resultados precisos sobre los estudios de audiencia respecto a las propuestas de nuestra televisión. Y si hoy se vuelven a repetir errores ya detectados es porque los realizadores obvian estos parámetros, cuando deberían ser la base de cualquier proyecto audiovisual.

Y Freedy Álvarez tiene conocimiento de lo que sucede en ese sentido: “Conocer qué tipos de programas quiere nuestro público, cómo lo quiere, es fundamental para lograr un producto final con calidad. Cuando se violentan procesos, ocurren sucesos desagradables que después ya no tienen solución. No hemos sido lo suficientemente eficaces analizando los resultados de las investigaciones específicas para cada caso: programas, horarios, días, hábitos de vida de la población”.

Guiones a medias…

No debemos olvidar que la Televisión Cubana es pública, estatal, que responde a una política cultural, entonces las producciones deben estar en función de promover los mensajes que la Casa Productora estime oportunos.

“Los guionistas juegan un papel fundamental en la producción audiovisual, pero para que el proyecto quede lo mejor posible se necesita de una correlación entre el que escribe, el que dirige y el que produce; solo así se podrá dialogar en los mismo términos, -aclara-. Los escritores tienen que saber qué mensajes a la casa productora le interesa transmitir, y aunque la obra de autor es válida, hay que hacer coincidir ambos intereses, porque no se puede pagar por una idea que esté en disonancia con la política editorial. Se trata de llegar a un consenso donde se satisfagan ambos intereses, y así llevar al público la mejor puesta en escena.

“Es importante que el equipo de asesores encargado de dar el visto bueno a las producciones audiovisuales haga bien el trabajo desde el inicio, porque eliminar una producción, sacarla del aire después que esté hecha no es la solución. De esa manera siempre se va a perder presupuesto, tiempo y, lo peor, la credibilidad de la audiencia”, apunta.

“La televisión entra por los ojos, llega al corazón y después es procesada por el celebro, así que lo que más vale son las emociones, lograr hacer televisión desde los sentimientos”.

Un fin de año con felicidad

La obra más grande de Fidel es la Revolución y aunque sentimos su partida casi a un mes de terminar el 2016, no podemos dejar de celebrar el aniversario 58 de la Revolución Cubana.

“Cada quien, en el contexto del duelo nacional, demostró sus sentimientos de dolor ante la muerte del líder cubano y acorde a ello se comportarán las personas para celebrar el fin de año. A lo mejor algunos festejan más, otros menos, pero la televisión no dejará de transmitir el tradicional programa de fin de año”, aclara.

El programa musical, que comenzará el 31 de diciembre a las nueve de la noche, tratará de presentar una propuesta digna, como merece Cuba. No mal gusto, no chabacanería,  sino elegancia.

“La televisión tiene que educar, orientar, por eso debe elegir cuidadosamente lo que transmite, y si no siempre es lo mejor, entonces encontrar la forma de hacerle saber al televidente que existen propuestas mejores”, enfatiza el entrevistado.

 

 

 

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