Con más de cinco décadas al aire, Palmas y Cañas se erige como el programa campesino por excelencia de la Televisión Cubana. Ha sabido reflejar durante muchísimos años esa parte de la cultura nacional que pone el oído muy a ras de la tierra para hacer emerger sonoridades que brotan de las raíces autóctonas del cubano más sencillo, humilde y generoso.   Así lo corrobora el equipo de realización: Palmas y Cañas es el programa más antiguo de la pequeña pantalla nacional, seguido por personas de diferentes edades, en cualquier rincón del país, incluida la capital. 

   Aunque recientemente ha habido apariciones esporádicas de espacios campesinos en la televisión, como La guardarraya, no es menos cierto que Palmas y Cañas constituye el único de su tipo que ha mantenido una presencia sostenida con aceptables índices de audiencia.   Según Jair Mon, director de postproducción del programa, Palmas y Cañas es muy seguido por el público y cualquiera que vaya al estudio de filmación puede corroborar la gran afluencia de personas que asiste.   “Quizás no sea el de mayor gusto, pero sí el de mayor teleaudiencia. Este programa es muy importante para la cultura cubanapues ayuda a mantener parte de nuestra identidad y recurre a esos lugares comunes de donde salimos todos: del campo, de la tierra”, destaca Mon. 

Como todo programa que pretende marchar con los tiempos, Palmas y Cañas ha tratado de modificar su estética durante más de 50 años, pero intenta mantener también los códigos que lo definen, en tanto la cultura campesina posee patrones muy bien establecidos.   “Hemos procurado mejorar la gráfica fundamentalmente, para hacerla más moderna. Sin embargo, no descuidamos el uso de los siempre presentes bohíos, taburetes, mesas, cestas con frutas”, señala el director de postproducción.   La mayoría de los miembros del equipo de realización coincide en que lo más engorroso a la hora de hacer el programa es lograr su salida al aire en vivo, por la gran tensión que genera y el estrés que provoca el interés de lograr que todo esté coordinado previamente.   Se trata de un programa que sale al aire cada domingo, de siete a ocho de la noche, y no entiende de días feriados o adversidades climatológicas.   

Para Mon diseñar la escenografía no es difícil en exceso, pero requiere de cierta sutileza para lograr transmitir el mensaje deseado. Se monta uno o dos días antes, y muchas cosas se logran con madera para simular un escenario campestre y atractivo a la vista del receptor.    Lograr una elevada participación de artistas en el programa no es una tarea tan complicada, en tanto muchas cooperativas de producción agropecuaria y el mismo público se enrolan en la búsqueda de talentos.    “Yo me siento satisfecho con el equipo de trabajo y nuestros logros. Ensayamos cada programa los domingos a las dos de la tarde y prevemos que todo salga bien.    “Sería bueno que aparecieran otros espacios de corte similar porque la competencia siempre es buena. No obstante, creo que Palmas y Cañas seguirá siendo el programa campesino por excelencia, el más tradicional y el más conocido”, concluye el realizador.

  Tomado del Boletín Número 14 de ComunicarTv

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