Entrevista con el actor Yadier Fernández

Desde su llegada a la televisión, se vislumbraba en Yadier Fernández a un actor de médula, alguien que, con el transcurso del tiempo, llegaría a consolidar una trayectoria en la que resaltan ya varios premios.

Experimentado aunque joven, Yadier ha crecido en el aprendizaje constante de su profesión y ha bebido de la savia de grandes actores cubanos como Reynaldo Miravalles, Albertico Pujol y Luis Alberto García. Gracias a eso, y a su dedicación, ha logrado seducir al público cubano hasta convertirse en uno de sus favoritos.

Personajes como Lino, de la telenovela Oh, La Habana, y Esteban, de la película Casa Vieja, han servido como prueba de su talento, del carisma y la entrega de un actor a corazón abierto.

¿Cómo te preparas para tus personajes? ¿Tienes una técnica para esto o depende del medio o del personaje de cada ocasión?

Cada personaje, como cada persona, tiene características físicas y psicológicas que lo hacen único. Para entender a un personaje es importarte conocer qué objetivos tiene, por qué y para qué actúa de determinada manera, cuáles son sus conflictos, consigo y con los personajes que interactúa, qué tipo de relación tiene con estos, qué estado de ánimo tiene y por qué. Tener esto lo más claro posible resulta fundamental.

Inevitablemente, partimos de nosotros a la hora de actuar. Imaginamos cómo seríamos si fuéramos esa persona en las circunstancias de la historia. Estas herramientas estimulan nuestra imaginación para desarrollar y dar vida a un personaje con la mayor credibilidad posible.

El medio también te condiciona, técnicamente, a actuar de una manera u otra: no es lo mismo hacer teatro que cine, incluso los tiempos de preparación para crear el personaje son diferentes, pero el proceso de búsqueda, al menos en mi caso, es el mismo.

¿Cuál es la lección más importante que te ha enseñado tu profesión?

La importancia de saber quién soy, de conocerme. Puede parecer egoísta, pero es todo lo contrario. Mientras más enfocado estoy en conocerme, en superar mis limitaciones, menos tiempo tengo de juzgar a otros y más en mejorarme. Si mejoro, mejor será mi arte, que es en definitiva lo que tengo para entregar a los demás.

¿Qué significado le concedes al aspecto del actor? 

La presencia física, desde luego que es muy importante para cualquier medio;   lejos de toda vanidad, debe ir asociada al personaje que se va a interpretar. Antes te comenté que cada personaje tiene sus características físicas. Es por eso que existe el casting. En mi caso intento mantenerme delgado, por lo que pueda surgir. Es parte de la disciplina del actor tener un cuerpo entrenado, trabajamos con él. Un actor necesita aire y buena capacidad física.

No obstante, en el medio televisivo se ha impuesto un estereotipo de belleza, incluyo espacios informativos, musicales y de participación. Desde luego que es muy bueno que un presentador tenga buena imagen, pero lo que debe ser determinante es el talento que tenga. Y con los actores debe ser igual.

¿Qué traerías a Cuba de la manera de trabajar en el exterior y qué encuentras en nuestro país que extrañas en otras latitudes?

He podido trabajar fuera de Cuba, específicamente en España, y la esencia es la misma, lo que cambian son las condiciones de trabajo y el rigor de selección de los textos, para las puestas en escena y las puestas en pantalla. En Cuba tenemos mucho talento, actores muy preparados y directores que se preocupan por mantenerse actualizados.

Trabajar en mi país es una fiesta para mí. Es compartir con mis compañeros y amigos de siempre y aprender de los grandes actores que siguen aquí. Pese a las dificultades que puedan existir, siempre se hace muy placentero un rodaje o el montaje de una obra. Trabajar en Cuba siempre será un gusto al que nunca renunciaré.

¿Qué proyectos tienes en este momento?

Después de más de dos años sin trabajar en Cuba, Arturo Soto me llamó para Nido de Mantis, una película que representa mi regreso al cine cubano.

Me encantó volver a trabajar con Claudia Álvarez, una actriz maravillosa y un ser humano increíble, también conocer a Amelia Fernández, una de las actrices jóvenes más talentosas de nuestro país, y repetir con el genial Luis Alberto García.

No puedo dejar de mencionar la película El regreso, dirigida por Blanca Rosa Blanco y Alberto Luberta. Además de disfrutar del rodaje, hice buenos amigos, en especial Carlos de la Huerta, el productor de la película, y Blanca Rosa.

¿Qué personajes te han marcado más personal o profesionalmente?

Aunque ya había hecho un teleplay, dirigido por Rafael “Cheíto” González: Aficionada a la fotografía, y dos series con Roly Peña: Coco Verde y Deporte y Amor, fue el Lino, de la telenovela Oh, La Habana, dirigida por Charlie Medina, quien me dio a conocer como actor y permitió que me llamaran otros directores. Fue por ese personaje que Pavel Giroud me convocó para su segunda película Omertá, una oportunidad que siempre agradeceré.

Esteban, de Casa Vieja, la película dirigida por Lester Hamlet, me permitió conocer a Abelardo Estorino, una persona encantadora, y de trabajar con grandes actores a los que admiro de toda la vida: Adria Santana, Isabel Santos, Manuel Porto, Deisy Quintana, Albertico Pujol y Susana Tejera.

Con este personaje confirmé lo importante que es nuestra profesión. Recuerdo que en el estreno del filme en el cine Chaplin, a la salida se me acercaron varios chicos, algunos jóvenes y otros no tanto, y en lugar de felicitarme, me dieron las gracias por haber interpretado muchas de sus vivencias. Solo por ese momento mereció la pena haberme dedicado a la actuación.

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Tomado de Juventud Rebelde

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