Escriba y Lea, un programa de emulación intelectual

 Con casi medio siglo de existencia, el espacio enfrenta nuevos desafíos en la televisión cubana

Con casi medio siglo de creado, el espacio de la televisión cubana Escriba y Lea enfrenta nuevos desafíos: trasladar sus transmisiones de Cubavisión para el Canal Educativo, estrenar una nueva escenografía, incorporar jóvenes panelistas y darle paso a las nuevas generaciones en la dirección general del programa.

Para el equipo de realización, los cambios deben ir de la mano de las circunstancias y los nuevos tiempos, pero la idea original debe mantenerse, por respeto a un público fiel y para mantener la imagen que ha definido a uno de los espacios más longevos de la pequeña pantalla nacional.

Ni realizadores ni televidentes pueden perder de vista la esencia del programa: aunque pudiera parecer un duelo entre panelistas, no se concibe como un show de competencia ni constituye un programa de lentejuelas, al estilo de los grandes concursos de televisión. Es, tal vez, un espacio de emulación intelectual, donde cada televidente puede ser sumarse al gran reto del descubrimiento, con un tempo acentuado y entretenido.

Según Jimmy Sariol, director de Escriba y Lea, los nuevos tiempos imponen nuevos retos. Una escenografía anclada en modelos anticuados resultaba poco apropiado visualmente, pero tampoco podía incorporarse un estilo lleno de fuegos artificiales que rompiera con la sobriedad que caracteriza al espacio.

“La escenografía ya estaba muy deteriorada y obsoleta. Sabemos que Escriba y Lea no es un programa de colores, sino de reflexión; pero aun así le queríamos dar una visualidad más moderna. Creo que lo hemos logrado: la nueva escenografía no es la gran cosa; pero está sobre la cuerda de lo que se hace hoy en la televisión”, destaca Sariol.

Después de varias décadas posicionado en la parrilla de Cubavisión, el espacio ha comenzado a transmitirse por el Canal Educativo, lo que no ha supuesto una problemática para el equipo de realización, pero ha llamado la atención de varios televidentes.

“Yo estoy muy agradecido con los directivos y los técnicos del Canal Educativo, porque han acogido el programa como si siempre hubiera sido de ellos. Sin embargo, no es menos cierto que es un canal menor para la teleaudiencia. La mayor teleaudiencia la sigue teniendo Cubavisión”, resalta Sariol.

Luego de diez años al frente del programa, el director ha optado por la jubilación y muy pronto el programa tendrá al frente a Yanela Bauzá, una joven directora de televisión que reconoce el gran reto que tiene por delante al asumir un espacio con tanta historia dentro de la televisión cubana.

“Escriba y Lea es un programa que conozco desde niña y entiendo que ser su directora no será fácil. No obstante, mis expectativas son enormes: el espacio tiene un público muy habitual, acostumbrado a las dinámicas de casi medio siglo; creo que se puede oxigenar sin cambiarle la estructura. Por ejemplo, se le puede dar más movimiento a las gráficas”, indica Bauzá.

Muchos nombres encumbrados han transitado como moderadores y panelistas del programa que le estuvieron tomando el pulso durante un tiempo considerable. No puede hablarse de Escriba y Lea sin mencionar a Enrique Sosa, Gustavo Dubouchet, José Antonio Cepero Brito o María Dolores Ortiz, quien se encuentra recuperándose de una dolencia. Sin embargo, nuevos talentos se han sumado en los últimos tiempos y retan sus saberes con mentes que aún brillan en el ámbito del conocimiento.

Para Rodolfo Zamora Rielo, panelista más joven del espacio y profesor del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, formar parte de Escriba y Lea ha sido una experiencia maravillosa porque ha aprendido mucho y el programa cuenta con el respaldo de la teleaudiencia.

“La gente lo sigue mucho, no solamente las personas mayores, sino también jóvenes. Eso nos da mucho más impulso para hacerlo cada vez mejor y superarnos más. Yo llevo un año y medio en el programa, y trabajar con profesores de renombre es un orgullo para mí. Nunca me propuse ser panelista de Escriba y Lea. Yo veía eso muy lejos”, señala Zamora.

Asimismo, Dagoberto Rodríguez, panelista y profesor de Historia de la Universidad de La Habana, indica que el espacio exige mucha preparación antes de colocarse frente a la pantalla.

“A veces el público piensa que nosotros tenemos alguna idea de los temas y no es así. La realidad es todo un descubrimiento. Hay que prepararse todos los días, leer mucho y de todo. El momento más aciago para nosotros en la grabación es cuando no descubrimos una propuesta enviada por el público. Recientemente sucedió con una frase de José Martí. Eso nos dolió a todos”, destaca Rodríguez.

Por su parte, el moderador Ever Ramón García, defiende el programa como un patrimonio de la televisión cubana, porque tiene casi medio siglo de existencia y ha influido en generaciones de cubanos, llevándoles la cultura de forma amena y singular.

“No hay otro con igual formato en Cuba o fuera del país. Yo veía el espacio desde que era adolescente y siempre me gustó. Tenía como patrón a Cepero Brito, el moderador fundador de este programa y una figura imprescindible de la televisión cubana. Cuando me llamaron para formar parte del colectivo fue un premio muy grande y un compromiso inmenso, porque es un programa que requiere mucha preparación y conocimiento profundo de los temas”, destaca García.

Más allá de los aires renovadores, algunos consideran que los espacios tan longevos en la pantalla no necesitan simplemente un cambio de escenografía, nuevos conductores o panelistas, y se cuestionan, incluso, la propia permanencia del programa en parrilla. Para ello, esgrimen argumentos como el cambio generacional de la teleaudiencia y las formas más actuales de concebir los espacios en la televisión.

No obstante, Sariol señala que esa consideración puede analizarse desde cualquier punto de vista, pero aun así defiende que la cultura y el arte nunca terminan.

“Escriba y Lea puede durar 100 años porque todos los días surgen temas nuevos e incógnitas novedosas para el hombre, sobre todo relacionadas con el mundo científico - técnico.

“Yo creo que podríamos durar 50 años más, pero hay que irlo renovando constantemente. Este programa es histórico y emblemático. Estoy seguro que cuando se escriba la historia de la Televisión Cubana revolucionaria, uno de los capítulos se le dedicaran a este espacio”, destaca Sariol.