Luego de un año de la segunda temporada, el espacio Bailando en Cuba se extiende más allá de fronteras nacionales

Luego de dos temporadas de Bailando en Cuba, los jóvenes finalistas y ganadores de ambas ediciones del concurso televisivo han cumplido compromisos internacionales previamente coordinados, y ahora se insertan en diversas compañías danzarias.

Otros que se dieron a conocer en este espacio televisivo han logrado poner en práctica las intensas jornadas de preparación y entrenamiento, a partir de las secciones diseñadas para el programa.

Recién finalizadas las treinta y tres funciones del espectáculo Bailando en Cuba, la  historia no contada, por ejemplo, dentro del cuerpo danzario de Revolution, liderado por Roclán Gonzáles, y compañía por excelencia del programa, aparecen rostros seguidos por los televidentes en ambas ediciones del espacio.

De igual manera, el Ballet de la Televisión Cubana, dirigido por la maestra Caridad Rodríguez, la reconocida Caruca, acoge a muchos de estos chicos interesados en alcanzar la condición de profesionales dentro del ramo.

Por su parte, la compañía Lizt Alfonso Dance Cuba suma a su nómina de excelentes profesionales a tres bailarines que gozaron de preferencia dentro de la competencia televisiva; uno de estos bailarines es el primer varón graduado dentro de esta agrupación.

Ha sido un proceso intenso adoptar a chicos que han nacido a la vida pública en toda su extensión, a partir de un proyecto televisivo, pero los resultados resultan plausibles.

Y es que el rigor a la hora de asumir este espectáculo televisivo incluía una preparación técnico-artística que ahora les permite adoptar retos significativos dentro de sus nuevos proyectos de trabajo.

Para Daniela Rojas y Gleyner Jesús Delgado, ganadores de la más reciente temporada del programa, tal preparación deviene elemento determinante en su proyección artística actual. Luego de su estancia en España, ella se reinserta en el Ballet de la Televisión, compañía a la que pertenece desde su graduación. Gleyner se enfoca en la creación coreográfica y en su participación en diversos videos clips.

Ambos integran el elenco del show Bailando en Cuba, la historia no contada, y asumen, dentro de la parodia, el rol de pareja concursante, en esta oportunidad con  una coreografía totalmente nueva.

Para beneplácito de ellos y del público, fueron siempre muy ovacionados por la calidad de la propuesta. Al decir de Daniela: “es muy gratificante que  tantas personas que nos siguieron tras el programa, ahora vean lo que somos en vivo. Fueron tantas semanas presentándonos a teatro lleno, que significaba repetir la historia ya vivida mientras concursábamos”

Asegura Gleynier, que luego de la competencia, un año atrás, ahora “nos sentimos, como pareja de baile, muy seguros en el escenario a la hora de interpretar; la coreografía que asumimos en el espectáculo del Karl Marx nos exigió bastante, pero la compenetración lograda es la mejor respuesta a todas las semanas de preparación  que nos propició la competencia Bailando en Cuba”.

En el caso de Zayda Lis Ayrresiel y Jorge Luis Calvaire, ganadores del Premio de la popularidad en 2018, además sus presentaciones ocasionales con la compañía de Santiago Alfonso, asumen el trabajo de profesores de danza para niños en proyectos independientes. Jorge Luis, como primicia, nos comentó que se encuentra preparando a sus alumnos para que intervengan en el concurso coreográfico que lanzó la compañía de la Maestra Lizt  Alfonso. Zayda alterna su labor docente con el trabajo dentro del Ballet de la Televisión Cubana.

El paso de Maidelys Martínez  por  Revolution  le  ha exigido estar  más tiempo alejada de sus  niños y su mamá, que viven en Matanzas; además enfrenta un régimen de trabajo muy fuerte que le ha propiciado el crecimiento personal. Ha podido alternar su rol de bailarina con el de asistente, y así todo es más difícil.

No obstante, “son las puertas que se me han abierto, luego de  mucho esfuerzo anterior. Jamás imaginé que en  tan poco tiempo de finalizado el programa iba a trabajar nuevamente con mi compañero en la competencia, Eduard Zaldívar, pero  todo ha fluido muy bien dentro de este espectáculo del Teatro Karl Marx. De hecho, en algún momento de las tantas  temporadas del espectáculo, tuve que cantar. Eso fue una oportunidad que siempre agradeceré porque me hizo cumplir un acariciado sueño”, refiere Maidelys.

Para otros chicos, la compañía Lizt Alfonso Dance Cuban ha consumado un tránsito  afortunado desde la pequeña pantalla a grandes escenarios como The Burlington Performing Arts Center (Montréal, Québec), Centre des Arts Juliette-Lassonde, Grand Théâtre de Quebec y Festival of Nations, con sede en Dollywood, Tennessee, por solo citar algunos.

Al respecto, los bailarines Yordano Burgar Fernández, Yadyan Eladio Rodríguez Mora y Luis Mario Miranda comentan sus experiencias:

Explica Yordano: “Muchos me recuerdan por mi sonrisa en cada presentación de Bailando en Cuba. El programa me ofreció muchas oportunidades para probarme y logré demostrarme hasta dónde podría llevarme el esfuerzo y la constancia. Ciertamente, desde entonces, la Maestra Lizt Alfonso me apoyó mucho para seguir adelante. He tratado de aprender en todo momento, por supuesto que el escenario es la mejor manera de demostrarlo. Cada presentación con la compañía es un reto, y una  fuente de inspiración para seguir creciendo”.

Yadyan, por su parte, siente que su vida ha tomado un rumbo diferente. “No tenía nociones técnicas claras del aprendizaje del flamenco. Mi formación en cuanto a ritmos populares tenía más que ver con los géneros cubanos, pero la compañía  muestra un abanico tan grande de posibilidades que, necesariamente, aprendes y te perfeccionas artísticamente todos los días. Además, el conjunto de bailarinas es espectacular y ellas nos aportan conocimientos y experiencias, mientras nosotros les ofrecemos el apego a los ritmos más populares del patio”.

El mundo de la danza atrapó a Luis Mario Miranda mucho antes de que naciera el espacio Bailando en Cuba, no obstante, tuvo la oportunidad de competir en el programa, momento cuando alternó con su graduación dentro de la compañía de Lizt Alfonso. Fue el primer bailarín egresado de la compañía y en estos momentos comparte el escenario con quienes fueran compañeros de competencia.

“Es increíble. Por momentos parece que el tiempo no ha pasado pero sabemos que ya no somos los mismos. Estamos felices y mucho. Nos podemos ayudar porque nos conocemos de una situación tensa como una competencia, en la que nunca faltó camaradería  y solidaridad. Ahora formamos parte de un proyecto común para el que vivimos y queremos echar siempre adelante, como nos ha enseñado la maestra Lizt”, comenta Luis Mario.

Y esa sensación de absoluto complemento distingue la actual proyección de los  jóvenes que han vivido la experiencia del espacio Bailando en Cuba. Estos se han ido colocando en un espacio cultural desde la visión del espectáculo televisivo, tras el prisma de la competencia, la fastuosa iluminación, los detalles escenográficos, la multiplicidad de vestuario en consonancia con los ambientes. El programa privilegió  un modo de hacer y sentir cubanos a través de la danza y los bailes populares.

Esperemos una tercera temporada en que nuevos rostros establezcan la necesaria empatía con los públicos. Descubramos a bailarines protagonistas que inician un tránsito de la pequeña pantalla hacia el mundo.

 

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