No son pocos los programas televisivos que pueden dejar de salir y el televidente no se da por enterado. En el caso de El selecto grupo de La neurona intranquila se extraña porque es de esos programas que se ven con gusto y se desea tener a mano.

Colocado por Cubavision, los viernes a las 8 y 30, con una reposición los martes a las nueve de la mañana por el mismo canal, tiene como primer mérito poner a funcionar las neuronas de quien se siente a ver los competidores y tratar de meterse en su traje.

Su director y fundador Gustavo Fernandez Larrea me contó en una entrevista: “El proyecto del programa fue elaborado en el 2006 y presentado en algunas redacciones y canales sin suerte, pues nadie entendía de qué iba. Al fin, por un imprevisto, cuando iba a recogerlo del Canal Habana —ya me habían llamado, tampoco les interesaba—, tropecé con la entonces directora del canal, Amada Montano, con quien tenía amistad, y al preguntarme qué estaba haciendo por allí, y contarle, me pidió pasar a su oficina y conversamos. Resulta que algo así era lo que ella estaba buscando para la programación de verano de 2007, y dio luz verde al proyecto. Se realizaron 13 programas que no salieron al aire hasta el verano del otro año (2008) por la complejidad de post-producción que llevaba; fueron más irreverentes, desenfadados, con muchos problemas técnicos, de dirección de actores o mal casting, grabados con infinita premura, sin escenografía pues no tuvimos presupuesto nada más que para el pago de actores y equipo técnico, sin ambientación, con muchas dificultades en el vestuario, pero para mí tenían una frescura inusual y una propuesta diferente para la Televisión cubana. Sucedió que un asesor del entonces Presidente del ICRT, Ernesto López, lo vio al aire —recuerda que el Canal Habana se ve en la Capital y parte de otras provincias— y le recomendó a Ernesto trasmitirlo a todo el país. De inmediato llamó al equipo de Programas Dramatizados y, luego de reunirse con asesores y especialistas, decidieron que el proyecto debía realizarlo la televisión nacional a través de esta redacción. Para Cubavisión lo reajusté porque de 47-48 minutos tuve que llevarlo a 27.”

Me confesó Gustavo que  “La idea fue mía. Ulises Toirac, el director general de ¿Jura decir la verdad?, concibió su proyecto para ponerlo por temporadas —como las sitcom, pero de muchos capítulos—; así que, entre temporadas, descansábamos unos meses y reestructurábamos todo en ese tiempo muerto. Luego de la segunda larga temporada, Ulises tuvo problemas y estuvimos fuera del aire dos años. Por otro lado, yo sentía una gran necesidad de seguir trabajando en la tele —todavía entonces lo hacía como diseñador de efectos digitales de video, o sea, llevaba la dirección y este otro proyecto a la vez— y tenía muchas ideas y deseos de hacer algo distinto. Así que quise crear un espacio de competencias que no coqueteara con los rincones comunes que nos ofrecían los otros proyectos de ese tipo de los últimos años.”. Y acotó “mi objetivo fundamental fue proponer formas de aprendizaje alternativas a la académica mediante juegos, recursos nemotécnicos, asociación de ideas y humor; sin embargo, cuando se hizo la primera investigación por el ICRT, surgió como primera evaluación favorable que, a la hora del programa, la familia se reunía frente al televisor a disfrutar juntos y participar como competidores.”

Hace un tiempo escribí que La neurona  (así se le dice) necesitaba un empaque mejor. Se trabajó en ese sentido y hoy tiene más recursos, aunque no creo que todos los merecidos por un espacio que enseña mediante el entretenimiento. Las secciones, para que no aburran, se han variado con el tiempo y Baudilio Espinosa, su buen conductor, continúa haciendo su función de la manera adecuada. Los hacedores del guion son Gustavo, el propio Baudilio, Carlos Fundora, Luis Alexis Pérez, Nwito y Ernesto Arturovich. La asesora es Nelia Casado. Constituyen un buen team desde hace tiempo, al que se han incorporado Ernesto Fiallo como codirector.

La neurona parió una niña: “La liga juvenil de la neurona, que en el lenguaje popular ha devenido en "La neuronita", surge a partir del interés de un extenso grupo de adolescentes por participar en el programa, dice Gustavo y agrega, teniendo en cuenta que la diferencia de edades puede ser definitoria en la competencia, por el tiempo de aprendizaje personal y en la escuela, era injusto enfrentar a jóvenes de marcada diferencia etaria. Por lo que decidimos crear un espacio para adolescentes entre 12 y 15 años; esta sería la cantera que luego conformaría El selecto club... Era necesario estimular la apetencia de los más jóvenes por el conocimiento y la cultura general.”

Soy de las personas que trato de responder las preguntas. Realmente, pienso que en oportunidades las asociaciones son bastante rebuscadas, pero bueno, tal vez es  que he perdido agilidad mental. Lo que si nunca me pierdo un programa: ni el de la madre, ni el de la hija y digo con Baudilio ¡No, a la neuroapatía!

 

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