Cuando Gisela García llega a su casa y luego de “purificarse” puede jugar con Rocío, olvida por unos minutos su lucha diaria por la información de La covid y el sufrimiento de conocer de cerca los avances y retrocesos para poder controlar el dichoso bicharraco (y que me critiquen por usar ese nombre, es demasiado letal y contagioso para decirle Coronavirus, que para colmo tiene una imagen linda).

Precisamente, Rocío no le daba tiempo a su mamá para responder estas preguntas por la noche, incluso el día que lo hizo a la otra mañana estaba sonriente, tan dulce como segura, presentando al Dr Francisco Durán y luego conduciendo una revista sobre medicina.

Como si no fuera un trabajo que lleva energía y dedicación, Gisela tiene tiempo para una permanente y eficaz participación en las redes sociales:

-¿Nunca pensaste en estudiar medicina?

-La medicina gozó y goza de mi mayor admiración. Nunca me decidí por tan seductora carrera. Quizás, porque no tuve contacto con algún familiar vinculado a las ciencias médicas. Lo cierto es que mi madre, de la segunda graduación de ingeniera química de la CUJAE, y mi padre, economista con un largo currículo de dirección en la Industria Básica, siempre motivaron en casa los debates y análisis de procesos económicos. Así forjé una sólida pasión por las ciencias exactas y sociales. Tanto, que mientras cursaba mis estudios preuniversitarios en el IPVCE Vladimir Ilich Lenin, llegué a interesarme alguna vez por la carrera de Física Nuclear. Pero eso fue solo al inicio. Porque mantuve siempre un buen desempeño en las letras. Luego, llegó la boleta, la decisión final, y opté por periodismo en primera opción. Y no me equivoqué.

-¿Y cuando te llego el periodismo como vocación?
-La vocación nació desde las primeras clases. En la casona de G, en el Vedado, y junto a los más exigentes profesores (Emma Fernández, Julio García Luis, Miriam Rodríguez, Roger Ricardo Luis, Hilda Saladrigas, entre otros), comencé a recibir clases sobre redacción, estilo e interpretación de textos. A la par, las materias básicas (Historia, Filosofía, Literatura, etc.), el dominio de los géneros periodísticos y las prácticas profesionales en los medios de comunicación, lograron que incorporara una sed de temas generales, imprescindible, en el ejercicio periodístico. Desde primer año me vinculé con la redacción nacional de Tribuna de La Habana y de Juventud Rebelde. En la gran “Casa Azul”, incorporé útiles herramientas de investigación para el oficio que me acompañan hoy. Pero llegó la televisión en tercer año. Y el Noticiero Juvenil, esa escuela de jóvenes periodistas que añoramos muchos, me acogió en los primeros pasos frente a las cámaras.

-¿Por qué la televisión?

-La televisión ha sido y es el mayor de mis aciertos. No existe tema de la agenda pública nacional que no interese al periodismo televisivo. Cada mensaje en la Tv tiene una multiplicación inmediata entre el público cubano, aun cuando las redes sociales marquen hoy, y de forma acelerada, el ritmo noticioso. Si a estas condiciones del medio, le sumas el compromiso con una vocación de servicio público, consciente, problémica, mesurada (no me gustan los excesos) y no encuentras trabas, ni recelos, ni preferencias tribales, llegas al mejor de los medios posibles. La televisión es un medio fascinante para cualquier periodista.

Al graduarme en el 2007, integro la redacción nacional de Buenos días y solo seis meses después comienzo a conducir, junto a la periodista Karen Brito, el espacio Mirada de Lunes, dedicado a la polémica y al debate social, antesala de lo que es hoy El tema, de Lázaro Manuel Alonso. Esta sección, en vivo, con la guía inicial de Froilán Arencibia (entonces director general del SITVC) marcó una etapa de crecimiento profesional, por la búsqueda de temas de interés público, de fuentes y de una retroalimentación permanente con la población.

Entonces llegó Venezuela en el 2012. Como corresponsal de la televisión cubana en esa nación, junto a la experimentada Irma Cáceres, me tocó cubrir las honras fúnebres de Hugo Chávez y, meses más tarde, la elección presidencial de Nicolás Maduro. De esa etapa guardo con celo en la memoria los momentos de intensa actividad reporteril, por la carga emotiva de todos los acontecimientos, ante la partida del líder de la Revolución Bolivariana.

-Tienes una maestría en Estudios Políticos y Sociales de la Facultad de Filosofía de la Universidad de La Habana ¿Me dices la causa de ese interés?  

- Siempre aspiré a continuar estudios de postgrados, con vistas a la especialización en los temas que manejaba. Así comencé la maestría en estudios políticos y sociales, adscrita a la Facultad de Filosofía e Historia de la UH, de forma presencial, durante mis años de servicio social. En mi caso, la comprensión de los procesos de la comunicación política y su relación con las políticas públicas, por ejemplo, determinó muchas veces la profundidad de enfoques y aristas que manejé durante las sesiones de la Asamblea Nacional, las elecciones generales y parciales en nuestro país, entre otros procesos.

- ¿Qué ha pasado con Gisela ahora frente La Covid? ¿No sentiste miedo con tu princesa al correr riesgo de contagio?
-Sin dudas, la covid19 ha convocado mis mayores esfuerzos y sacrificios. Ser madre de una pequeña de 3 años y trabajar con un ritmo acelerado, en constante actualización, ha desbordado mis fuerzas. Por suerte, mi mamá (¿qué fuera de nosotras sin las abuelas?) de 72 años, diabética e hipertensa, quien forma parte del grupo de riesgo de la enfermedad, ha asumido su cuarentena con una misión muy especial: el cuidado de su nieta. Y en ella y en mi esposo, descanso confiada mientras trabajo.

Claro que he sentido miedo. Pero pienso en las miles de mujeres y madres que se entregan con absoluta heroicidad en terapias y laboratorios del país. ¿Cómo hablar de salud sin asumir los riesgos de esa profesión? Por ello, he tratado de cumplir estrictamente con las medidas de autoprotección, con sumo cuidado y disciplina. 

-¿Cuánto has tenido que investigar para informar sobre la Covid?

-Ya desde antes del inicio de la epidemia en Cuba, comenzaba a atender temas de salud en el Noticiero, en sustitución de la reconocida colega Mylenis Torres, quien se encuentra cumpliendo misión en Rusia. Por tanto, apenas había desandado todas las especialidades e instituciones de salud cuando surge esta contingencia sanitaria. No obstante, el intercambio dinámico del ministerio de salud pública con su círculo de prensa, me conectaron rápido con las principales áreas, aspiraciones y desafíos de este sector de vanguardia en nuestro país.

En el caso de la pandemia, comencé con la nota de prensa sobre las conferencias iniciales de la Covid 19 y, más tarde, con la presentación de estos espacios. Desde el primer momento tuve que conectarme con las características de este virus, su evolución  y acciones para mitigarlo. Hoy, la conferencia constituye en sí misma un programa de televisión de una hora, en vivo, que se complementa con entrevistas y materiales audiovisuales para mostrar la integración de todos los sectores de la sociedad en el plan de enfrentamiento a la letal enfermedad. Lleva un alto nivel de creación matutina, improvisación y coloquialidad, para estar a la altura de ese gran comunicador, natural, sencillo y ecuánime que es el Doctor Francisco Durán. La experiencia me ha devuelto la preparación para “hablar en vivo” y una búsqueda minuto a minuto de todo lo relacionado con la Covid19 en Cuba y el resto del mundo. Pero soy tan solo una pieza dentro de ese gran colectivo de “comunicación de riesgo”, como lo han llamado algunos colegas. Editores, camarógrafos, técnicos y directores de Tv no han tomado un día de descanso desde que las conferencias se realizan en el Centro de Prensa Internacional. Por eso aseguro que no muestro obra trascendente por haber estado desde el primer momento. Ni valiente ni ejemplar, he sido, en esta batalla, una periodista más.

 

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