Mi comentario sobre el tercer día de competencia de  Bailando en Cuba, lo comienzo citando a un lector, Alex, que escribió sobre el  primer programa “Me perdonan los que piensan que le falta popularidad a este programa, pero de la misma manera que Sonado en Cuba no era un karaoke de discoteca, Bailando en Cuba no puede ser un bailable de fiesta de quince. ¿O es que alguien pretende ver a estos muchachos en plan “dame una” “castígala” al mejor estilo de una rueda de casino?¿O a las chicas recogiendo la peseta con el chico detrás dándole cintura? ¿Cómo vamos a pretender que los participantes bailen como baila “popularmente” el pueblo de Cuba? Esto es un concurso y lo que se busca es la excelencia y la profesionalidad, que dicho sea de paso no va reñida con lo popular. Los invito a ver concursos internacionales de bailes de salón, incluyendo la salsa de salón para que nos demos cuenta que a pesar de que los bailes latinos tienen una buena dosis de “sandunga”, todos se bailan con elegancia. El que quiera ver mucha “cintura y meneo” que vaya en los carnavales a bailar a una tarima con una orquesta popular. Por mi parte me gustó el programa. Solo espero que se anime un poco más después que conozcamos a las 16 parejas y se incluya al público como un participante más.”.

Creo que el centro de los debates generados por este programa está  en lo que dice este forista: en la segunda década del siglo XXI no se puede montar un espectáculo bailable como se hacía en la octava década del siglo pasado: lo que se ve en el mundo son competencias coreográficas, montadas sobre bailes populares, y una buena parte de los televidentes cubanos tiene acceso a ese otro canal, “el paquete”, en el que aparecen diferentes competencias de bailes.

Una vez más, como lo hizo con Sonando en Cuba, RTV Comercial (empresa de la televisión cubana) montó un gran espectáculo lleno de luces y colores, pero ¡ojo! con una propuesta cubana ciento por ciento, en su música, en sus ritmos y en sus homenajes.

Lo de este domingo me hizo disfrutar  por la belleza de los montajes, el maquillaje y vestuario de los competidores y por ese homenaje a la rumba, declarada hace poco Patrimonio  intangible de la humanidad con un  detalle muy bien escogido, la visita de los competidores al Callejón de Hamel donde se toca y baila una rumba dura.

Mención especial merece Roclan con la sección que lleva: historia bien contada del casino, el cha cha cha y la rumba, para lo que el bailarín es ideal: él explica bailando, lo que le queda muy bien, así lució con Los muñequitos de Matanzas, grupo insigne de Cuba. Homenaje también a la tercera edad con las dos parejas de ancianos rumbiando como hicieron también con el cha cha cha.

Otro momento original fue el de los abrazos, próximo al 14 de febrero: no pidieron que las personas se besaran, sino que se abrazaran con todo el significado que tiene ese acto para los seres humanos, muy bien  explicado por una sicóloga.

Desde la noche del domingo hasta el próximo, el público es el jurado: deben salvar dos parejas, sólo dos, de las ocho que compitieron. Ahora, como dijo  Lizt Alfonso, los seguidores del programa comprenderán lo difícil que es su misión junto a  Santiago Alfonso y Susana Pous, integrantes de ese jurado de excelencia.

Para votar existen diversas vías: radio, teléfonos convencionales, SMS, correo, pagina web, en fin que quien desee “salvar” a una pareja puede hacerlo. Esta posibilidad, vigente desde Sonando en Cuba, incentiva a los públicos y los hace protagonistas del espacio, acción muy inteligente.

Tengo dos objeciones: la primera, Leo Benítez, el excelente actor y poco convincente conductor volvió a equivocarse. Por suerte Camila Arteche,  estuvo mucho mejor y Carlos Solar se soltó, para bien.

El otro detalle es que si hay competencias de popularidad con los grupos de danza que se presenten, Revolution tendrá la ventaja de la permanencia: de tres programas lleva igual número  de participaciones.

Hasta aquí: sigo apostando por Bailando en Cuba, programa que es un desgaste para sus hacedores: se graba uno a uno, con público en el estudio, pero que debe servir como experiencia: otros espacios se pueden realizar completos, pero los de este tipo es imperioso poder corregir el tiro, como se hizo en Sonando y ahora. Mis respetos para el equipo de realización.

 

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