Variados temas, interesantes comentarios con la asistencia de especialistas, es el saldo positivo del programa Una calle mil caminos, entrega que abrió las tardes sabatinas de los tórridos julio y agosto.
La propuesta es una revista dirigida esencialmente a los jóvenes, que como todos los buenos productos televisivos, funciona en otros segmentos poblacionales.
Con un guión audaz y una buena dirección, Magda González Grau logró que nos olvidáramos que varios de los telefilmes no fueran de estreno. Todos los asuntos que se trataron desde el alcoholismo, el alquiler, el acoso, el fraude, por nombrar algunos, merecen no una sino sistemáticas obras de ficción.
Hablando de ficción, excelentes los cortos de un minutos o dos, realizados por estudiantes de la Facultad de las Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual, FAMCA, del Instituto Superior de Arte. Esta acción de Magda, de incluir en su propuesta las primeras incursiones de sus alumnos, podría llevarse a otros espacios televisivos.
La conducción de Una calle, mil caminos estuvo a cargo de Darlyn Morales, actriz en el papel de conductora y que lo hace muy bien. Como ajustadas estuvieron las entrevistas realizadas a estudiantes o jóvenes en general sobre los asuntos que trataba el programa.
Decisiones, el último telefilme transmitido en esa revista sabatina (solamente veraniega) tiene un tema esencial para la sociedad cubana: el fraude. Su director, el también actor, Omar Alí contó que se había enterado de aquel caso y quiso llevarlo a la pantalla. Es un argumento para estudiantes, sus padres, maestros, abuelos, en fin el entorno que rodea a los adolescentes insertos en la enseñanza.
La fotografía de Abel Fernández está muy bien en Una calle…, igual que en el teledrama Me faltabas tú, la otra pieza de Magda (Clase magistral, ¿Por qué lloran mis amigas?, Puertas…) que hizo diana y fuera transmitido, también, por Cubavisión. Lo que en ese caso el guión fue de Virgen Tabares, basado en el cuento Little Woman in blue jeans, de la narradora Mylene Fernández Pintado.
Se trata de un asunto complejo: revelar la infidelidad del esposo a una amiga. Daysy Quintana con una bis cómica convincente, encarna el personaje de la “detective” que le dirá a Edith Massola que su esposo Bárbaro Marín la engaña precisamente con Darlyn Morales (como actriz, no conductora).
Esa es la esencia de lo que sucede, pero lo que ocurre antes y después de esa develación, con fotos y todo, es una provocación para pensar en qué hacer en una situación similar.
Magda dijo hace poco que “Las reflexiones de Mylene sobre las relaciones de pareja, escritas en un tono irónico, pero simpático, le daban a la historia ese aire de comedia para la sonrisa y no para la carcajada, que disfruto mucho” y afirmó que es una “historia de crecimiento de autoestima de una mujer en la edad en que todo empieza a decaer física y emocionalmente.”
Es un contenido para debatir y muy bien que un audiovisual provoque la polémica. El elenco lo completan Patricio Wood, Omar Franco y Daniel Lana, y el equipo de realización lo integran además Velia Díaz de Villalvilla en el Sonido, en el Vestuario Elio Vives, en la Escenografía Israel Estrabao, el Maquillaje y Peluquería va a cargo de Tania Almagro, la Ambientación es de Xiomara Ibánez, y la Edición de Frank Luis Velázquez. Además tuvo dos asistentes, Dulce María Hernández y Alfredo Pérez. Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán se encargaron de la música para aportar un personaje protagónico más.
Ambos teledramas tuvieron sendas presentaciones en la Sala Rubén Martínez Villena, de la UNEAC, acción que debía ser más común. Y un último detalle: me parece que en la propuesta de Omar Alí se debió buscar otro actor para encarnar al director de la escuela, un hombre recto, recio… Cuando Roberto Perdomo apareció en ese rol me parecía estar en un Tras la huella… lo que se debió evitar. El actor tenía que haber sufrido una metamorfosis capital (en lo externo y lo interno) para interpretar convincentemente otro personaje de autoridad sin repetirse.
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