En pantalla

 La guionista Lil Romero habla de su trabajo en la serie juvenil que cuenta las experiencias de jóvenes universitarios en los centros de aislamiento atendiendo a personas con la COVID-19

El nombre de Lil Romero afortunadamente no es sorpresa encontrarlo en los créditos de propuestas televisivas, no solo por haber encontrado una particular poesía para adentrarse en fenómenos como la música o la propia dinámica de algunos concursos de participación, sino también porque ha hallado temáticas importantes para representarlas a través del dramatizado.

Ahora su nombre regresa a la nómina de un colectivo de televisión que trabaja en la serie juvenil Valientes, que cuenta las vivencias de jóvenes universitarios que se ofrecieron voluntariamente a prestar servicios en centros de aislamiento como parte de la lucha contra el nuevo coronavirus.

Una historia presente que, como es natural, tendrá incidencia en el futuro, recién comienza a escribirse. Por tal motivo quisimos que Lil nos comentara sobre esta experiencia de narrar un hecho que vive a la par:

“Es difícil escribir una serie cuando se está produciendo el suceso que se está viviendo, pero por otra parte es un acto interesante porque, de alguna manera, puedes nutrirte de muchas de las noticias que van saliendo en la prensa; conocer testimonios de personas que van pasando por esos centros de aislamiento y te van dando sus anécdotas del día a día. Las anécdotas se cuentan casi en tiempo real porque me sigo comunicando con muchos de estos muchachos que están todavía en los centros, esperando por sus PCR, es decir, que muchos de estos jóvenes no han vuelto a sus casas. Por tanto, compartir sus historias de primera mano es muy interesante.

“Lo otro que me ha resultado vital es haber compartido con Mario, el muchacho que escribió La bitácora del alma (compendio de testimonios que inspiraron esta serie), y con Armando Franco Senén, el director de la revista Alma Mater. Este último fue el de la idea de que esa bitácora viera la luz. O sea, que trabajar estrechamente con ellos ha sido muy bueno para la propia confección de los guiones, sobre todo con Mario, quien vivió el hecho, conoce los detalles del centro, cómo ocurrieron los acontecimientos, así que esa relatoría definitivamente es parte imprescindible del proceso de escritura.

“Y en medio de estos contactos personales, inevitablemente se impone la ficción sobre la vida real, porque las historias tienen que tener un continuo; los personajes no son los mismos muchachos, sino que son creados, aunque estén basados en sus respectivas realidades. Y aquí entonces se impone el reto de cómo contar, cómo hilvanar recuentos que no pierdan frescura, aun cuando cuenten historias tan intensas, pues es válido recordar que la serie esta concebida para jóvenes, incluso cuando por su tema toda la familia pueda voltear la mirada hacia ella”.

Sobre este juego de ficción y realidad en el que hay que ponderar el entretenimiento como en todo producto televisivo, Lil Romero afirma: “Lo que sí he hecho de modo muy consciente es visibilizar a las diferentes personas que están involucradas en el proceso mismo de la lucha contra el coronavirus, es decir, actores sociales importantes como los de la ciencia, los trabajadores de la salud, los propios pacientes, los cuentapropistas que han brindado su trabajo para confeccionar diferentes objetos que puedan servir para el aislamiento y la defensa de los propios médicos, los choferes, el personal de administración y aseguramiento. Aunque los personajes principales son los jóvenes universitarios, quisiera en cada capítulo poder mostrar algunas de esas personas anónimas que igualmente están apoyando la lucha contra la COVID-19 en Cuba”.

Este trabajo de escritura, como columna vertebral, sostendrá todo lo que se narre en 14 capítulos. Por el momento, Lil Romero se concentra en darle vida a nuevos personajes que aún no tienen rostros porque su creadora no escribe para una actriz o un actor en concreto. Confía esta selección a quien dirija la serie, otro rostro por ahora desconocido, pero que no ha de demorar mucho tiempo, porque estos “valientes” intentan salir pronto del tintero para respirar, desde la pequeña pantalla, una nueva aventura de vida y esperanza.