En pantalla

 La reconocida actriz Amada Morado confiesa que ha logrado enfrentar esta cuarentena leyendo, enfocada en temas del teatro, el cine, la radio y la televisión 

De la actriz cubana Amada Morado (Rosa en la novela Bajo el mismo sol y Emelina en Destino prohibido, ambas retransmitidas actualmente por la TV cubana) se ha dicho todo o casi todo, como suele suceder con quienes llevan exitosamente en el arte más de medio siglo (53 años).

Por esa razón intenté explorar los senderos más actuales y, por consiguiente, menos difundidos de la artista que arribó a 76 septiembres el pasado día 13 en una celebración solitaria, pero plena de llamadas telefónicas, correos electrónicos y mensajes de amigos y compañeros. Ellos le desearon cosas buenas y larga vida, como muestra de afecto respeto y cariño.

En algunos aspectos Amada no ha interrumpido su rutina de vida, a pesar de la pandemia. Como siempre se sigue levantando muy temprano, tomando su cafecito mañanero acompañado de una taza de leche, regando sus helechos y dando el desayuno a su perrita Chérie, que agradecida por el obsequio mueve la cola y ladra una y otra vez.

Otras rutinas ha tenido ella que cambiarlas. Por ejemplo, los ensayos, funciones, grabaciones, lecturas de libretos y continuas idas y venidas a los estudios de televisión fueron sustituidas por el arreglo de escaparates, gavetas y libreros, de donde ha sacado todo lo disfuncional allí acaparado durante años, aprovechando su total permanencia en la casa.

Trata también de mantener la vitalidad artística para no perder habilidades luego de tanto tiempo de inactividad, aun cuando asegura que lo que bien se aprende no se olvida jamás. “Leo mucho. Considero la lectura uno de los mejores ejercicios para mantener la mente activa y no caer en la depresión.

“Por estos días he escrito algunos guiones, he preparado varios talleres y mis lecturas siempre trato de enfocarlas en temas relacionados con el teatro, el cine, la radio y la televisión, mis grandes amores en el plano profesional. Recientemente, antes del retroceso de La Habana a la fase de transmisión autóctona limitada, grabé unas cápsulas dirigidas por el actor y director Jazz Vilá y difundidas por Facebook; además de una serie de 8 capítulos, uno de ellos junto a la destacada actriz Miriam Learra. Es una farsa muy divertida que comenzará a transmitirse a partir del 21 de este mes.

“Por otra parte, me siento satisfecha por la retransmisión de dos novelas en las cuales intervengo: Destino prohibido y Bajo el mismo sol. Estas son oportunidades para mantener viva la permanencia dentro del público, para que muchas personas vean por segunda vez las novelas y que quienes, por su corta edad u otras eventualidades de la vida no las vieron, las vean ahora”. asegura la actriz.

De los medios audiovisuales, Amada ama sobre todo la televisión: “La adoro porque me permite el contacto directo con millones de personas devenidas en mis amigos, en las gentes que cuando salgo a la calle me saludan, me preguntan cómo estoy, me detienen para indagar sobre mi trabajo, para sugerirme procedimientos e incluso para criticar actuaciones, en reiteradas ocasiones de forma acertada, como lo pudiera hacer el crítico más prestigioso. En mi caso siempre lo hacen con amor y respeto.

“Todo ese acercamiento lo traduzco en lo que muchos llamamos la magia de la televisión, aunque la radio tiene también sus encantos, de lo cual doy fe porque trabajé en Radio Progreso con profesionales de una calidad indiscutible, a quienes agradezco sus enseñanzas. No continué en ese medio por falta de tiempo y limitaciones de todo tipo, como consecuencia del Periodo Especial, y como ya tenía compromisos en el teatro y en la televisión, eso me llevó a dejar la radio. Fue un abandono doloroso pero necesario. No obstante, si hoy me llamaran para participar en algún proyecto radial iría sin pensarlo dos veces, como parte de mi amor por la actuación”.

Acerca de sus buenas experiencias en el cine la actriz comentó: “Trabajé en La Red Avispa, película dramática de coproducción internacional, escrita y dirigida por el cineasta francés Oliver Assayas, que fue estrenada en el Festival de Cine de Venecia el 1ro de septiembre del año pasado. En ese filme interpreto a la abuela de René, uno de los Cinco Héroes.

He participado igualmente en coproducciones con Alemania y formé parte del documental En busca de un espacio, de la realizadora Marilyn Solaya, sobre la vida y legado de mujeres cubanas que nos antecedieron en el tiempo. En el audiovisual interpreto a María Luisa Dolz y Arango, destacada pedagoga cubana precursora de la educación de las féminas, graduada de profesora en la Universidad de La Habana. Fue una experiencia maravillosa porque me permitió conocer la vida y la obra de Dolz y Arango así como de otras mujeres que en su momento fueron ejemplo de empoderamiento”.

Luego de varios años vuelven a la pequeña pantalla las novelas Bajo el mismo sol y Destino prohibido. Ahora con mucha más experiencia Amada opina de su interpretación en ambas propuestas:

“Cuando uno ve por primera ocasión el trabajo concluido piensa: «concho, lo pude hacer mejor», en mi caso porque soy muy crítica con mi profesión, aunque no ando pregonándolo. Tanto Destino prohibido como Bajo el mismo sol ahora las veo desde una perspectiva diferente, basada en la práctica de los años. A pesar de las faltas que pueda percibir en mis actuaciones, te aseguro que fue un trabajo importantísimo en mi carrera porque me proporcionó acceder a un colectivo maravilloso.

“En el caso de Bajo el mismo sol, además de confluir con compañeros increíbles, llevar a los televidentes una parte conyuntural de la historia de Cuba (Operación Peter Pan) para algunos jóvenes desconocida, mientras para otros no tan jóvenes olvidada. Fue un trabajo que me obligó a estudiar muchísimo toda esa etapa pos revolucionaria y conversar con varios muchachos que fueron separados de sus familias en el contexto de esa maniobra política. Sus opiniones después de muchísimos años de distanciamiento familiar fueron fundamentales en mi interpretación, me nutrieron de realidades y experiencias, algunas desgarradoras, pero elementales. Si hiciera otra vez la novela muchas escenas las hiciera igual, pero otras las cambiaría”.

A mi interlocutora le gusta interpretar cualquier personaje, sobre todo dramáticos, pero con esencia, con sentido y en cuanto a géneros es amante de la tragedia, de la comedia y la farsa. No le gusta el encasillamiento, por eso siempre trata de hacer roles variados. En ese aspecto ha tenido bastante suerte con los directores, lo cual agradece.

Como buena cubana le gusta la música, porque en su opinión esta alegra el espíritu ennoblece el alma y actúa como medio de relajación. Del plano internacional adora las sonoridades brasileñas, aunque confiesa no bailar samba; admira la música instrumental y la canción que transmita un mensaje social, amoroso o de otra índole, en tanto escucha todo lo que suene a Cuba con énfasis Barbarito Diez, Omara Portuondo, Elena Burke, entre otros miembros de lo más selecto del pentagrama nuestro.

Siente amor por su profesión, por la música, por la vida, pero en el plano íntimo ¿cuánto ha amado esta septuagenaria? “He amado mucho, no puedo decir cuánto ni a cuantos, y en la misma medida he sido amada. He disfrutado esas relaciones amorosas todo el tiempo que han durado, porque para mí el amor de pareja es maravilloso. Desgraciadamente no tengo fruto de esos amores, la vida, el tiempo limitado y otras circunstancias no me permitieron tener hijos, aunque tuve dos embarazos, pero tengo a los niños de mis amistades y vecinitos a los cuales amo como si fueran míos”.

Luego de toda una vida dedicada al arte Amada Morado asegura que le queda mucho por vivir y mucho para dar, sobre todo a los jóvenes que comienzan en el mundo de la actuación. A ellos les aconseja estudiar y escuchar las enseñanzas de los de mayor experiencia sin dejar de ser auténticos, solo así lograrán el respeto y el agradecimiento del público al cual se deben.