Tuve la oportunidad de estar en el cine Charles Chaplin en la presentación inicial del documental Retrato de un artista siempre adolescente del director Manuel Herrera, obra que este jueves trasmitió el programa De cierta manera con guióin y conducción de Luciano Castillo.

 Aquella noche hubo de todo en el cine: làgrimas, suspiros, risas porque la pieza tiene una construcciòn que devela asuntos no del cine, sino de la cultura y de Cuba que una puede haberlos vividos pero resulta nuevo cuando se escucha en la voz de sus protagonistas.

Se trata de un recuento de màs de medio siglo que desfila ante nuestros ojos sin que sintamos el transcurrir del tiempo.

Para Joel del Rìo, Retrato… “está dividido en segmentos que intentan descubrir la esencia de cuatro grandes etapas en la vida de Julio García Espinosa, desde su inicial incursión en la actuación, la radio y el teatro, el viaje a Italia con el consiguiente deslumbramiento neorrealista, y la realización de la fundacional El Mégano, hasta el periodo cuando instituyó y dirigió el ICAIC, el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños… El recorrido narrativo es largo, pero parece corto pues aparece amenizado por una rica infografía y por un montaje muy dinámico, además de la utilización de opiniones diversas, incluso opuestas, cada vez que se abordan temas tan polémicos como lo culto y lo popular, la relación entre arte y política, la pluralidad de criterios imprescindible para conducir cualquier obra que se precie de su importancia social”

A su vez Carlos Galiano apunta que “Retrato de un artista siempre adolescente (una historia de cine en Cuba) no es solo un documental sobre la figura que lo inspira, el cineasta y ensayista Julio García Espinosa, sino también sobre la institución en que se formó y contribuyó decisivamente a formar, el ICAIC, y sobre la época en que ambos, artista e institución, participaron activamente en la vida cultural de un país que transitaba por las primeras décadas de su proceso revolucionario.

Ese proceso es el que hilvana las tres rutas de vida con las que Manuel Herrera configura este retrato múltiple, entretejido, poliédrico, en el que se adentra por primera vez en zonas de la trayectoria de su protagonista, el cine cubano y coyunturas políticas cruciales que les tocó enfrentar, hasta ahora no revisitadas, al menos con la debida objetividad y lucidez.”

De una entrevista que le hice a Manolo reproduzco dos preguntas y sus repuestas: 

Se siente que esa es una obra no sólo sobre un creador, sino acerca de una institución emblemática de Cuba, el ICAIC ¿te lo propusiste siempre? 

Siempre, fue como la primera clarinada. No creo en los documentales obituarios donde “to armando e güero”. Toda persona tiene sus luchas, sus contradicciones, sus momentos débiles y por tanto debía apartarme de esa visión por lo que algo me resulto evidente desde el comienzo, y ahí están los proyectos presentados al ICAIC donde siempre están presente esos temas, y es el hecho de que hacer una película sobre Julio García Espinosa es hacer una película sobre el ICAIC, es un reto ineludible, es su obra y debe estar presente. Y surge entonces como una cadena, donde el enorme poder de sugerencia del cine, cualidad que más me gusta de él, se pone de manifiesto. Hacer una película sobre Julio es hacerla sobre el ICAIC, hacerla sobre el ICAIC es hacerla sobre Alfredo, hacerla sobre Alfredo es hacerla sobre el cine cubano, como expresión cultural, hacerla sobre el cine cubano es hacerla sobre los enfrentamientos con el pensamiento dogmático, hacerla sobre esos enfrentamientos es hacerla sobre la cultura cinematográfica cubana, incursionar en la cultura cinematográfica cubana es incursionar en el Nuevo Cine Latinoamericano, incursionar en el Nuevo Cine es entrar en la cultura política del momento y eso nos lleva a esa formidable triada que fue Julio, Alfredo y Saúl Yelin y sus ejemplos nos llevan al tema de la relación de los funcionarios con los artistas.  Y toda esa cadena se me presentó como un enorme rompecabezas que tenía que armar… y lo armé. Situándome de una manera honesta frente al tema, sin pases de cuentas ni rencillas inútiles porque lo importante no es la “vendetta” sino la lucha contra una corriente del pensamiento, que, como todo producto del intelecto humano, debe ser respetada, aunque impugnada: el dogmatismo. 

Hay mucho de mí en esta película y te diría que es mi obra más personal. Trabajo sobre un organismo al que entré a los 17 años y del que solo saldré, como dije la noche del estreno, cuando la biología me venza. Hablo de cosas que me son conocidas y siento que hago justicia a muchas otras. Mi formación profesional estuvo signada por tres maestros: JorisIvens, Teodor Christensen y Julio. Y en el terreno de la construcción artística considero que este es un paso en la recuperación del documental hundido hoy, en nuestro país, por el facilismo de los documentales de “cabezas parlantes” sin apenas elaboración artística. 

Considero al documental como el género más difícil del cine, difícil en su construcción, en su profundidad intelectual en su elaboración artística y en lograr los mecanismos necesarios para conectar con el público, objetivo imprescindible de su realización. Y mucha de esas cosas las he puesto en esta realización. 

¿Cuánto hay de Lola Calviño en esa obra? 

Comúnmente cuando nos referimos a aportes pensamos en el terreno artístico o de la construcción de su estructura, en su contenido, pero no siempre es así 

Existe otro tipo de aporte tan valioso como los anteriores y es el aliento y sobre todo en saber que hay una persona que sufre tanto como uno las incidencias difíciles que nuestro medio impone a las obras y eso no es medible. Supo meterle el puño cuando había que hacerlo y servirme como poder organizador cuando otros nos abandonaron en medio del camino. Por sus derechos sobre la obra de Julio, los cuales aportó desinteresadamente, debió ser productor asociado en el documental, pero la estructura económica del país en esos momentos no permitía la asociación de personas naturales con organismos estatales. 

Lola fue todo el tiempo lo que se dice una colaboradora imprescindible, una asesora de lujo por sus vivencias de primera mano, que algún día debe escribir porque en el limitado tiempo del documental es imposible mostrarlas todas. Testigo excepcional de hechos y acontecimientos de extraordinaria importancia para la cultura nacional y del cine en particular, dotó a su testimonio de una fuerza que hace que se sostenga el último tercio de la estructura. Lo llena de humanismo, de ternura, uno siente al ser humano detrás de los ojos que proyectan más allá de lo que la palabra dice y trasmiten el amor por el compañero. El amor en los momentos más difíciles de la vida, cuando es más necesario y humano. Hay cosas que no dice, pero uno siente en lo que dice la carga de lo que no dice. 

Aunque sé que, calladamente, estaba pendiente de que la personalidad de Julio no se traicionara, nunca interfirió en la construcción artística de la obra o en la posición que sostuvimos frente a determinado hecho. Su respeto fue absoluto. Considero que su mayor aportación, además de volcarse de lleno en la obra fue haberme dejado hacer y crear con entera libertad. 

 

LO ÚLTIMO DEL SITIO

Entre tu y yo

Jordanis Guzmán Rodríguez
Entre tu y yo

Félix A. Correa Álvarez
Eventos

José Carlos Zaragoza Suárez/facebook

Plataforma WEB de la Televisión Cubana Copyright © | tv.cubana@icrt.cu  |  23 y M, Vedado | Código Postal 10200 | La Habana CUBA          

SIGUENOS

CARTELERA DE CANALES NACIONALES