Al actor que asume el personaje de Víctor en la telenovela cubana de estos días, le gustaría vivir una televisión libre de estereotipos
Alberto Yoel García Osorio, Víctor en Cuando el amor no alcanza, promete recuperar el tiempo perdido en la pantalla chica cubana con apariciones en muchos de sus espacios estelares.
Tras su inolvidable personaje de Rudy, en el filme Habana Blues, el actor permaneció por largas temporadas en países como República Dominicana, Colombia e Inglaterra, donde trabajó en telenovelas, series y películas. A pesar de estos compromisos, estuvo en la Isla en varias oportunidades.
¿Por qué no te vimos en ninguna de las producciones nacionales hasta hace tan poco tiempo?
Además de en Cuando el amor no alcanza, he aparecido en algunos filmes cubanos de reciente factura; pero ciertamente en mis estancias anteriores no encontré ofertas interesantes o suficientes como para permanecer por un período prolongado.
Esta ausencia se sufre con más énfasis en la televisión, pues se han perdido muchos espacios. Ya no hay aventuras, no siempre aparecen telenovelas. Por otra parte, no solo lidiamos con los problemas de producción, sino también con la calidad humana de los equipos, esto a veces lacera más el trabajo que las escaseces materiales.
Para quien ha sorteado lugares, escenarios, idiomas y hasta formas de actuar, ¿cuánto te puede aportar y quitar el trabajo en otros países?
Hay de ambas partes, de bueno y de malo. Mis incursiones de más peso han sido en Inglaterra, donde he vivido aproximadamente una década. No obstante, integré el elenco de una serie en Colombia e hice otras cosas en República Dominicana.
En Inglaterra pagan muy bien y por eso te exigen hasta en el más insignificante detalle, a la vez que te respetan y reconocen en proporción con tu dedicación. Por otra parte, en Europa, sobre todo los latinoamericanos, vivimos mucha discriminación.
En Cuba, muchos elementos atentan contra las producciones y el desempeño nuestro, pero el público no tiene comparación. La gente te quiere, es cálida, expresiva... Es tu gente.
Y en esto de trabajar fuera no puedo obviar la separación, la emigración y cuánto dolor deja a su paso.
Indiscutiblemente el público cubano ya hace comparaciones entre Rudy (Habana Blues) y Víctor (Cuando el amor no alcanza). ¿Cuántas semejanzas puede haber entre estos dos hombres y Alberto?
Rudy representa a distintos polos de lo que se proyecta como "cubano" en el mundo, y aquí mismo. Primero, el mujeriego que no se permite negar una aventura, sobre todo cuando se trata de una extranjera que, además, le abre otros horizontes.
A la vez, escenifica a ese hombre que al final elige sus principios pobres, por encima de ideales falsos. Son contradicciones muy fuertes que convergen en nuestra sociedad hoy, pues mientras algunos sacan cuenta de cuánto vale su trabajo o su cuerpo, y lo ofertan, otros viven por sus valores.
Ahora reflejo a un joven también de estos tiempos, Víctor, graduado de arquitectura en la CUJAE, que por cuestiones de bajos ingresos decide formar una brigada de albañilería por cuenta propia. Es un muchacho machista, acostumbrado a llevar las riendas de su vida en sus múltiples relaciones amorosas, hasta que conoce a una mujer independiente que le cuestiona tales convicciones.
En el punto del machismo sí hay coincidencias, pero con el Alberto de hace diez años. Fui machista, como muchos hombres de esta cultura. Mi estancia en otros lugares me regaló una nueva forma de ver la vida y de estimar a las personas por lo que son, más allá del género, la predilección sexual, la raza o la etnia. Asimismo, aprendí a valorar la individualidad. Espero con ansias el día en que una mujer se levante de su asiento en la guagua para ofrecérmelo, o que una voz femenina narre un juego de pelota.
Eres un hombre que por tu vínculo con las artes y los medios de comunicación, trasladas patrones de conducta, incluso en desavenencia con tu forma de pensar, como en el caso de los personajes que debas interpretar. ¿Cómo valoras la proyección de la televisión cubana en cuanto al racismo y a la diversidad sexual?
Considero que casi siempre es racista y homofóbica. La mayoría de los personajes protagónicos de la pequeña pantalla son jóvenes, blancos, heterosexuales, exitosos. Uno de los negros más favorecidos en el ámbito de la actuación es mi amigo Tomás Cao. Pero, ciertamente, este ejemplo no representa la norma.
En determinadas ocasiones existen personajes que desde su concepción están pensados para personas blancas, y lo peor es que tal condición se asocia con la realización profesional.
Sucede igual con el tema gay, sus problemáticas se abordan de manera superficial y estereotipada.
CARTELERA DE CANALES NACIONALES
