Reinaldo Gomez es de esas personas que aprovechan lo que les ofrece la vida. Porque de un locutor “sustituto” para el Noticiero Nacional de Televisión, ha pasado a ser una de las bazas de triunfo de telesur. Negro, atractivo, con un decir impecable, Rey Gomez (su nombre artístico) hace gala siempre de un conocimiento del tema que trata, porque es  esencialmente un hombre culto. Conversar con  él ha sido un placer:

- ¿Por qué estudiaste Lenguas Extranjeras?

-Las lenguas llegaron a mí desde la infancia, llegaron como un divertimento. Recuerdo que desde pequeño alucinaba con hablar varios idiomas. Me moría de ganas por enterarme de lo que conversaban en ruso mi hermano mayor -en realidad, mi único hermano, el primer periodista de la familia- y quienes estudiaron con él en la ya extinta URSS... Entonces, me dediqué a recopilar libros para aprenderlo.

¡Pero primero llegó el inglés! Mi madre (siempre tan "ella"), intuyó mis inclinaciones humanísticas y gestionó en la Escuela de Idiomas de mi ciudad natal, Sancti Spíritus, para que me aceptaran ingresar como oyente -no tenía la mayoría de edad aún para matricular-.

Años después, ya en el Pre, agarré un par de libros en francés y comencé su estudio de manera autodidáctica. Graduado de bachiller, y mientras cumplía el Servicio Militar, me inscribí en la escuela y lo cursé con todas las de la ley. Me enamoró tanto la lengua de Molière que llegué a impartir clases cuando terminé el Curso General. Opté también por el DALF (Diplôme Approfondi de la Langue Française) cuyos exámenes convoca la Alianza Francesa, y de París me llegó el certificado (no precisamente en el pico de una cigüeña).

Luego estudié alemán y, gracias a esa maravillosa idea de Fidel bautizada como Universidad Para Todos, seguí por TV -con suma disciplina- los cursos de italiano y portugués.

Pasaron los años y, ya en Caracas, matriculé en el Instituto Pushkin. Te imaginarás que lo primero que hice cuando fui a Moscú por razones de trabajo fue salir corriendo a la calle y preguntarle a cuanta persona veía -con una jerigonza de ruso, inglés y francés- dónde podía encontrar una librería pedagógica. ¡Y la encontré! (Realmente conseguí más de una, muy cerca de donde me alojaba, frente al Kremlin). Desde entonces, sigo coqueteando con las declinaciones eslavas y el alfabeto cirílico...

- ¿Ser locutor estaba entre tus planes? ¿Cómo aprendiste a domar el micrófono?

Creo que estaba más en los planes de quienes me conocen desde muchacho que en los míos propios. Yo soñaba con ser intérprete de lenguas o experto en Relaciones Internacionales. Pero la vida me fue encausando hacia la Pedagogía. Me licencié en Español y Literatura, carrera a la que agradezco el completamiento de mi formación humanística.

A mi carrera universitaria le debo el basamento teórico que todo comunicador profesional -considero- debería poseer en términos de Fonética-Fonología, Morfosintaxis, Lexicología y Semántica; además del Latín, la Historia del Arte y el análisis de textos (literarios o no). Al postgrado en Periodismo Audiovisual le debo el complemento que necesitaba para completar mi formación como profesional de la prensa.

- ¿Cuánto le debes a la radio?

-En  quinto año de la Universidad, mis compañeros y mi madre me avisaron de un taller de Locución. Corría el (¿lejano?) año 2000. Lo cursé, comencé a trabajar en la radio espirituana y par de años después pasé a la televisión. En ambos medios siempre estuve vinculado (quizá por mi registro vocal y mi formación estética) a los espacios informativos y culturales.

A la radio le debo la educación de mi voz, cómo colocarla para proyectar sin gritar (detesto a los gritones que se venden como locutores o anclas), cómo matizar cada género, el desarrollo de la habilidad de la disertación en vivo, el "perderle el miedo" al micrófono... En fin, la radio fue mi primer laboratorio. Pero también fue mi primer escenario como empleado de los medios, pues en ella experimenté por vez primera la disciplina laboral, el llegar (mínimo) par de horas antes de iniciar mi salida al aire y regresarme a casa no importa la hora, con la satisfacción del deber cumplido; no hacer "trastadas" si en breve tengo trabajo, ¡mucho menos durante la faena! Y si me voy de juerga (porque también lo he hecho, como cualquier mortal), hacerlo con la mesura atribuida a un profesional de los medios, o sea, no "perder la tabla".

- ¿Qué tiempo estuviste en el NTV?

-A La Habana llegué procedente de CentroVisión (el telecentro de Sancti Spíritus) en julio de 2007. Ante el llamado de Froilán Arencibia -entonces Vicepresidente del ICRT para el Sistema Informativo de la TVC-, fui a prestar servicios en el Noticiero durante un mes, pero regresé a mi provincia natal dos meses después, con un conocimiento somero de todos los espacios del Sistema (hoy Canal Caribe), por donde transité durante ese lapso. En diciembre de ese año me volvieron a llamar, con la invitación a quedarme, y así lo hice.

Laboré en la revista Buenos Días, en el Noticiero del Mediodía, en la Emisión Estelar (por decisión de sus directivos me convertí en el suplente de mi amigo, el reconocido presentador Rafael Serrano, compartiendo batería con la también amiga Agnés Becerra); la Emisión de Cierre, entre otros espacios...

En abril de 2011, Danylo (Cirio), entonces Presidente del ICRT, me dijo que en Caracas me estaban esperando. Yo en principio no le creí. Pensé que estaba loco al decir que era Rey quien iría para teleSUR... (Para mí, la Señal Informativa de América Latina y el Caribe siempre fue un reto tentador -como lo es para la inmensa mayoría de los presentadores cubanos y latinoamericanos, sin temor a equivocarme-, pero al mismo tiempo, un proyecto con letras mayúsculas, y en el Sistema había compañeros de más antigüedad.) . Danylo me respondió que era yo el seleccionado y punto. En mayo me monté en el avión rumbo a Caracas, y aquí sigo, en medio de una atroz guerra económica, intentos de golpe de la derecha y un largo etcétera que me ha enseñado, no solo una manera muy peculiar de hacer periodismo revolucionario, sino además, cómo ponerme a prueba como ser humano, cómo mantener activo mi sentido de resguardo físico y mental. No ha sido fácil, pero tampoco ha sido tan difícil como me imaginé en un principio. Y -que a buena hora lo diga- en los momentos de mayor asfixia siempre he contado con una mano amiga.

- ¿Qué diferencias hay entre la locución informativa en Cuba y en Telesur?

-En Cuba, la poca frecuencia de espacios de esta naturaleza en vivo -aunque en el último año ha habido discretos avances- les permite a los presentadores (periodistas en ejercicio o no) ensayar más los modos de hacer. En teleSUR se ensaya la puesta en pantalla del proyecto, pero las emisiones no, debido a la frecuencia con que producimos/presentamos nuestros noticieros (cada media hora en vivo, eso, si no nos "pegamos" durante un lapso prudencial cuando acontece una coyuntura). Esta forma de hacer, que no es ni superior ni inferior al desempeño de mis colegas en la Isla, sí le exige al periodista-presentador-productor alimentarse de conocimientos que le permitan "sostener" (improvisar, como se dice en Cuba), hilar las ideas e interactuar con los analistas, algunos coordinados con anterioridad, otros contactados "en caliente". En teleSUR, quien no estudia la paga (caro) al aire, pues hace un ridículo de alcance internacional. Usando términos beisboleros: no es lo mismo botarla de jonrón en el terrenito del barrio que en Latino con las bases llenas...   

- ¿Me cuentas algunas anécdotas de tu experiencia en Telesur?

-Anécdotas tengo muchas, siendo ciudadano teleSUR por casi una década. Pero, no sé por qué, siempre me vienen a la mente las primeras. Recuerdo que, ensayando para salir al aire, me alertó el coordinador: "¡Mosca, mosca, que nos pegamos con Cristina (Fernández)!". Yo no sabía qué decir, pensando que había una súper-mosca en el estudio, y de eso me estaban alertando... Luego descubrí que la susodicha palabrita se usa aquí como sinónimo de "¡atención!, ¡cuidado!". Otro día (ya me había estrenado en pantalla), un productor de aire (quien te canta la pauta al oído) me indicó: "Pides un clip sobre X tema, ahorita." Tocaba hacer pausa y en ese momento se suponía que yo pediría el clip, pero mandé a pausa. Él, muy enojado, me preguntó por qué no respeté su indicación, si me dijo que era "ahorita". Sucede que en Venezuela, la relación ahorita-ahora es inversamente proporcional a la cubana. ¡Lección aprendida! Ambos pueblos somos hispanohablantes, pero...

 

- ¿Cuánto exige de ti tratar o introducir temas variopintos en la televisora continental?

-Te reitero lo que me refería a los modos de hacer aquí, en comparación con mi Cuba. Con el paso de los años, el estudio disciplinado de temas tan variopintos como las relaciones China-India, las reiteradas operaciones bélicas de Turquía contra los kurdos de Siria, el diferendo que sostienen Líbano e Israel por las reservas petroleras que hay en sus aguas limítrofes, sin contar todo lo que acontece en Latinoamérica, Caribe y EE.UU.; me ha permitido disertar (lo digo desde la modestia, pero me asiste la razón) con cierta soltura. ¿Por conocer? ¡Me queda un mundo! Pero despistado no estoy, y eso se lo debo al día a día en teleSUR. Creo que este canal me ha permitido ser lo que de niño soñé: navegar en las aguas de las complejas Relaciones Internacionales haciendo un discreto uso de mis estudios lingüísticos.

- ¿Qué sueñas como profesional?

-Sueño con el crecimiento espiritual de la Humanidad. Que lo que queda de ignorancia en el mundo se desvanezca con el cultivo del intelecto. Y si en ese terreno alguien valora mi modesto aporte como periodista, me doy por satisfecho.

 

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