El cineasta Enrique Pineda Barnet es reconocido por su extensa obra como realizador y su aporte a la cultura cubana y a la ciudad que lo ha visto nacer y desarrollar su caudal creativo

La obra desplegada a lo largo de su vida le confiere a Enrique Pineda Barnet (28 de octubre de 1933) el respeto y la admiración por su quehacer. Con una extensa filmografía, su clásico La bella del Alhambra (1989) es recordado como uno de esos filmes memorables que el cine cubano le ha legado a su gente y a la memoria de este arte en la Isla.

Pero la carrera como realizador de Pineda Barnet incluye otros muchos filmes. Desde 1963, cuando dirige el montaje y la puesta en escena de Fuenteovejuna por el colectivo Teatro Estudio para Enciclopedia Popular, hasta el 2011 cuando estrenó Verde verde, este director se ha consagrado en la concepción materiales que han quedado en el recuerdo de sus espectadores.

Recientemente, el portal Cubacine del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) le dedicaba un dosier que en sus palabras de presentación refería: “No se necesitan fechas importantes ni aniversarios cerrados para homenajear desde nuestro dosier a grandes del cine y la cultura cubanos. Por ello este mes queremos rendir tributo a una figura imprescindible de nuestra cinematografía, Enrique Pineda Barnet”.

Para este director, guionista, profesor, crítico, actor, escritor, Caballero de las Artes y las Letras de Francia, Premio Nacional de Cine, el séptimo arte es una pasión. Así escribió como declaración de amor al cine: “¡Te he amado tanto…! ¡Me has proporcionado tanta vida! Sentir que en ti perduro, permanezco, me traslado en mágicas alfombras de luz, atrás y hacia delante. Realidad, fantasía… “¡Cómo no haber amado tus grandes ojos fijos!”.

Más allá de sus múltiples facetas como creador, sobre su persona pervive la certeza de que es uno de nuestros realizadores más queridos. También es admirado por muchos, quienes saben la relevancia de esas obras que ha brindado a la filmografía de la Isla.

Sobre su devenir en el ámbito cinematográfico expresó: “Mi cine es muy diverso. Me interesa por encima de todo el hombre, como ser humano y especie. Me interesa explorar el carácter, la personalidad, la inteligencia, el proceso intelectual, en el proceso espiritual y moral. Por ahí me he encaminado, como ves, tanto con David como con La Bella del Alhambra, con Tiempo de amar o Aquella larga noche. Es difícil que enfoque un lugar, por ejemplo. Puede ocurrir, no digo que no, nunca sé lo que voy a hacer mañana, pero generalmente es el ser humano el que me atrae”.

En sus inicios, Pineda Barnet se sumó al equipo que filmó en La Habana Soy Cuba (Mijail Kalatozov, 1964), sin embargo, la concepción de una Cuba distinta en imagen a que se anhelaba realzar hicieron que el filme quedara guardado. Pero, como toda obra de arte resiste al tiempo, Soy Cuba desde los años noventa ha sido catalogada como un “mamut siberiano”, un producto nuevo con valores que la convierten en una obra de referencia en diferentes espacios académicos y culturales.

Poco tiempo después asumió como un encargo, la que sería considerada como una de las grandes realizaciones dentro de su carrera: Giselle. En la película aparece Alicia Alonso, junto a otras importantes figuras de la danza cubana, lo que convierten a este material en una joya dentro de la historia de la danza y el cine cubanos.

Otra de las motivaciones de Pineda Barnet fue acercarse a figuras históricas. David (1967), Mella (1975) constituyen apropiaciones de la imagen del hombre que traspasa su dimensión heroica, ese es uno de los aspectos que las hacen más humanas y sensibles.

La nómina de filmes realizado es más extensa y requeriría de un espacio y un ensayo mayor, estas notas son el pretexto para volver sobre el cine de un hombre que erige ese arsenal que es la cultura cubana.

 

LO ÚLTIMO DEL SITIO

Plataforma WEB de la Televisión Cubana Copyright © | tv.cubana@icrt.cu  |  23 y M, Vedado | Código Postal 10200 | La Habana CUBA          

SIGUENOS

CARTELERA DE CANALES NACIONALES