El 24 de Octubre la televisión cumple 70 años. Cada día el portal presenta a tres   de  sus protagonistas

RAQUEL MAYEDO: 

(Conversadora, culta, con ansias de saber lo mismo de teatro, filosofía, energías, recetas culinarias que de medicina, Raquel Mayedo es una comunicadora asequible, presta a ayudar y defensora de sus ideas. Es una auténtica mujer de la televisión, que logra enamorar a las cámaras y los micrófonos) 

-¿De qué te sirvió el ballet? ¿Por qué no seguiste? ¿Por qué Teatrología? 

–El ballet ha servido para todo, son los mejores cimientos que tiene mi vida, no solo desde el punto de vista cultural y educacional, sino también desde el conocimiento de la buena alimentación, la disciplina  del trabajo diario, el cuidado del cuerpo, amar el teatro para

siempre. Es una carrera que se comienza desde muy pequeña y tuve  la suerte de contar con excelentes profesoras. Fui muy afortunada al lograr graduarme de Ballet Clásico con el

“Vals de las flores”, de Coppelia. Si hubiera sido una buena bailarina, lo habría hecho en el personaje de Swanilde, la protagonista de Coppelia.

En el ballet o eres la protagonista o eres una más del cuerpo  de baile, es cierto que existen otras categorías como corifeo o solista.  Muy temprano supe que no tenía ni fuerzas, ni condiciones para  transitar con éxito por todas estas categorías y llegar algún día a ser

Giselle, mi sueño dorado. Pero como en la vida hay que tener muchos sueños, me decidí

por la Teatrología en el entonces Instituto Superior de Arte (ISA),  hoy Universidad de las Artes. Definitivamente el teatro, el escenario, la vocación de comunicarme con los otros, en fin, proyectarme al infinito siendo artista era otro de mis sueños, lo que con estudio y  perseverancia casi he conseguido. 

¿Cómo llegas a la conducción? 

–Recién graduada de Teatrología en el ISA comencé a trabajar en la Dirección de Teatro y Danza del Ministerio de Cultura, y allí atendía el departamento de Divulgación y Relaciones Públicas, donde descubrí que podía convencer a las personas de ir al teatro, de comprar entradas, de valorar el trabajo de actores, directores, bailarines, coreógrafos, todos inmersos en los maravillosos años ochenta y noventa.

No me expresaba mal y, aunque fea, lograba comunicar y me dije: si llego a la televisión me seguirán muchas personas y se verá mi trabajo de divulgadora. Y así apareció la locución y el programa Joven Joven. Era yo muy joven y soñaba ganar la televisión para mí. 

Defíneme con una palabra (algo difícil para ti) lo que significaron los programas Joven Joven, Contacto y De tarde en casa. 

–Joven, joven: hacer televisión de verdad, Contacto: popularidad y De tarde en casa: bienestar. 

Contra el olvido, ¿qué te aporta? 

–Ir contra el olvido de mí misma, profetizar en ocasiones el futuro  de la televisión, conectar con el público, lo que más amo, que de forma  increíble con viejos programas televisivos se transporta a momentos  únicos de su vida. 

-¿Por qué hiciste un buen tiempo trabajo de Relaciones Públicas? ¿Y cuál es tu labor en Palmas y cañas? 

–Porque es una gran profesión y reúne muchas aristas que en Cuba por un tiempo han tratado de escamotear o subdividir, por miedo a términos como publicidad y otros asociados al capitalismo y la comercialidad más ramplona. También son funciones un poco menospreciadas en algunos sectores, pero cuando se saben hacer y cuentas con personas que colocan en su lugar esta profesión, tienes momentos de realización total como los años que trabajé como jefa  de prensa del Ballet Nacional de Cuba, entre 1988 y 1992, donde Alicia Alonso en una dirección fabulosa de trabajo reunía relaciones públicas, divulgación, publicidad, relaciones internacionales y todo aquello que la ciencia tiene probado que es magnífico para comunicar

con los trabajadores o público interior y el público exterior. Todos los días de mi vida utilizo alguna de las herramientas fabulosas de las relaciones públicas a mi favor y del proyecto que defiendo. 

Palmas y cañas forma parte de otra arista de mi vida profesional de la cual hablo poco, porque a veces es difícil de explicar qué es un asesor de la televisión, algo complejo que navega en aguas profundas y en ocasiones oscuras, pero es algo que debe tener todo programa

en tanto contenidos, guiones, puesta en escena, conocer políticas editoriales, por lo que lleva tiempo de edición, de aprobación de salida al aire. En fin, puede ser muy tedioso, pero en Palmas y cañas es una verdadera fiesta para mí, porque es un programa que adoro,

totalmente en vivo, con un equipo de muchos años y muy bien engrasado.

-¿Ese “despiste” que te acompaña es real o tu arma oculta para  captar adeptos? 

–Las dos cosas, pero me gusta usarlo, sobre todo porque en ocasiones no quiero apabullar al entrevistado con contenidos que yo sé, pero el que debe expresarlos es él, porque lo dirá mejor, porque es su tiempo en televisión, porque para algo lo he invitado y me despisto

en la información para que el entrevistado continúe. O cambio los  nombres de personas o situaciones personales para obligarlo a hablar de alguna cosilla personal que si la pregunto directamente no la va a contestar. El despiste lo trabajé con mi querido compañero Marino Luzardo y daba resultado. Pero no puedo abusar de él porque me despisto de verdad, sobre todo con los nombres propios y títulos de películas y de canciones, puedo cambiarlos con mucha facilidad.

-Dime qué cualidades deben adornar a un buen conductor. 

–Tener dominio de su idioma, saber decir, querer comunicar, pasión por la profesión, temple para ejercerla, conocerse muy bien por dentro y sobre todo por fuera. Pasarán muchos años para que la imagen personal deje de ser la mejor carta de presentación de los seres humanos.

 Antes de que digas lo que te dé la gana para finalizar, ¿puedes compartir con los lectores (especialmente lectoras) cómo se llega a los 60 sin una arruga? 

–Arrugas tengo y muchas, pero me di cuenta de que las arrugas te pasan factura si no pagas bien las cuentas de amar, sufrir, odiar, perdonar, olvidar, rectificar, comprender. Me cuido mucho de pagar  esas cuentas.  

MAGDIEL PEREZ

 (Nacido en Las Tunas, estudió y se graduó de Información Científico técnica y Bibliotecología en la Universidad de La Habana,   Magdiel Ramón Pérez Labrada, es un rostro conocido en la televisión por su programa Hola Habana del canal ¿capitalino? que comparte con Sandra Hernández,  y es una voz que despierta a una buena parte de Cuba con Haciendo Radio.      Trabajó durante cinco años en el Instituto de Información Científico y tecnológica (IDICT) y a la par de sus estudios ya hacía radio en la Habana, en Radio Cadena Habana, que fue la primera emisora que le abrió sus puertas)

-¿Cómo y cuando  llegas a los medios?

   - Hice algo (muy poco) en la emisora de Las Tunas, a la cual acudía casi a diario, buscando oportunidades, de hacer cualquier cosa: era un privilegio hacer un guión, una producción musical,  atender el teléfono y decir la hora por radio, era un chance descomunal. Se hizo muy difícil acceder allí a un puesto, que solo me proporcionó Eddy Crespo Vargas (director de programas) en un espacio juvenil que se llamaba Comando y que salía 1 vez a la semana, con 1 hora de duración, y éramos 4 voces… como puedes apreciar, hablaba muy poco… en resumen fue muy complicado “llegar”. Hoy, algunos valoran poco el estar delante de un micrófono o ante una cámara, porque parece que cuesta menos alcanzar esos sitios. Ya en la capital, fue Cadena Habana la emisora que me dio la oportunidad de tener un programa con 6 frecuencias semanales, y ahí sí fui la voz principal, durante siete años,  (7 y 30 juventud). Luego aparecieron más espacios en Cadena Habana (4 programas diarios: una revista de facilitación social, un programa de música y poesía y el Noticiero provincial de la emisora. Fue entonces que decidí “guardar” mi título universitario e ir por el sueño de hacer radio… aunque nunca he dejado de reconocer que mi carrera me gustaba mucho y me sirve en lo que hago actualmente.   

    -¿Qué significa la radio para ti?

   - La radio es mi casa, me siento muy cómodo, a gusto; puedo estar cansado, desanimado, triste, decepcionado en ocasiones… que cuando se enciende el bombillo que indica “En el aire”, me llega una energía que fluye, empuja, impulsa y me acerca a la gente. La radio me ha concedido el privilegio de la realización personal y profesional, de conocer a personas a las que quiero y me quieren, de acercarme, de incidir en cambiar, transformar realidades, conductas y estados de ánimo. La radio, lamentablemente subestimada en ocasiones, se torna imprescindible en situaciones como eventos meteorológicos, coberturas de inmediatez y el poder llegar con pocas personas y recursos mínimos, a todos los sitios y escenarios.

-Y a la televisión ¿Quién te llevó?

    - A la televisión llegué gracias a Marino Luzardo… cuando él fue a asumir la conducción de Al mediodía, sin yo saberlo, sugirió que fuera yo quien lo sustituyera en el programa Con signo de amor, del Canal Educativo.  Unos años después, cuando Sandra se queda sola en Hola Habana, es ella quien me llama para proponerme que la acompañara en la revista. Alguien que ya NO está en Cuba: Maylin Legañoa, le sugirió mi nombre a Sandra, le dijo que me escuchara en Haciendo radio y valorara… así lo hizo Sandrita y me llamó.

-Hola Habana es tu sillón real ¿Quién te pone los límites de lo que debes decir?

    -Una revista en vivo, con el ambiente espontáneo, natural, afectuoso en el que trabajamos, con la impronta que tiene, suele ser peligrosa en este tema de los “límites”. Yo he debido analizar ese tema, a partir de sugerencias de personas a las que respeto y considero mucho. Dimitri Fernández (director de la revista)… la propia Sandra Hernández… y un par de buenos amigos que me ven y me recomiendan cordura, mesura y contención. Luego de algunos señalamientos en ese sentido, ellos me han hecho reflexionar y creo que lo he interiorizado en cada salida al aire, con lo cual NO quiero decir que aún NO salgan algunos “chistes” que quizás en la apreciación personal de las tantas personas que nos ven, lleguen a incomodar a algunos.    

-¿NO temes que a veces los chistes (forman parte de ese espectáculo que armas) molesten a tu interlocutor?

   - Hay dos situaciones en este caso: una en la que reconozco que NO lo pienso mucho a la hora de decirlo… y la otra: que lo hago sobre la base de que entre el interlocutor de que se trate y yo, exista una relación estrecha, más allá de lo que se ve en pantalla y tratando de que quienes nos ven se sientan parte de la jarana. Eso, en muchos casos ha funcionado, y lo he comprobado cuando alguien en la calle, nos dice: “… yo me he reído ayer con ustedes, porque aún sin saber de lo que se reían yo disfruté el ambiente que tenían.”

    -¿Cómo escoges los programas en los que participas?¿Te arrepientes de alguno?

    -Desgraciadamente la práctica NO funciona así. Yo NO escojo los programas, es a la inversa. Son los directores o alguien que te propone, los que llegan a uno. Tal vez por eso esté de moda que tantos actores, cantantes, animadores de turismo, periodistas… estén ocupando los puestos que debían ser de Locutores (bien preparados). Hasta ahora NO, NO me arrepiento de ningún programa de los que he hecho, porque cada paso te enseña, te adiestra, te pone a prueba, te prepara. La radio es una gran escuela, te da confianza, te prepara para hacer todo tipo de programas y ejercita la improvisación. 

    -¿Qué hace un tunero vestido de azul en el Latinoamericano?

    -jajajaj El azul NO era por Industriales… es el Azul el color del Canal Habana, y era eso lo que decía mi pullover. En el banco de Industriales, los peloteros, los aficionados, los que escuchan radio, y ven televisión, saben que le voy a Las Tunas, desde que tengo uso de razón, y que cuando juegan Industriales vs Las Tunas, le voy a los míos y NO lo escondo. 

   -Lo que desees decir y no te haya preguntado.

    En la televisión, es cada vez más ofensivo el escenario que se nos da como presentadores, donde los Directores tienen total poder de decisión, para colocar en estos roles, a quienes ellos elijan. No son muchos los proyectos de TV que parezcan perdurables, sólidos, atractivos y que exijan de los profesionales, el aquello de dar más, de ser dirigido, de “explotar” al máximo las posibilidades de cada cual. De ahí que a veces veamos (y me incluyo) a algunas personas en ciertos espacios en los que solemos decir, “le queda chiquito”. Y que conste: No hablo de Hola Habana, donde apunto, para terminar, que es un sitio de la TV donde intentamos que cada día, el público sienta la televisión cercana, familiar, cálida, atractiva, espontánea, y alejada de patrones formales y rígidos, que nada o muy poco, tienen que ver con esta ciudad y con quienes la habitamos.

DALGIS ROMÁN AGUILERA

(Tunera por nacimiento y orgullo, buena amiga, locutora casi desde la cuna, Dalgis Román Aguilera  se inició en la radio en programas infantiles. A la televisión llegó gracias a la iniciativa de crear los telecentros provinciales. Ama y lucha porque TunasVision siga siendo un lugar de referencia de como con poco se puede hacer mucho en los telecentros)

- ¿Por qué la locución?

-Soy una comunicadora. Conducir programas de radio, era de niña, mi juego favorito. Podía pasarme horas presentando musicales, saludando a los amigos y compartiendo mis opiniones con los ¨oyentes¨. Luego aprendí a querer a Consuelito, a disfrutar sus diálogos cubanísimos con Cepero o Pinelli... sentía como hacían felices a la gente, la proximidad era tan auténtica que lograba una atmósfera de complicidad con los televidentes. Mi generación tuvo muy buenos referentes en los dos medios. Nunca tuve dudas de mi orientación vocacional, creo en el poder de la palabra. Trabajo sintiendo ese placer que nos reporta jugar.

- ¿Cómo llegas de niña a una emisora?

-Fue a través de un Círculo de interés de radio en el Palacio Provincial de Pioneros, aunque ya desde la escuela yo presentaba los actos, los matutinos. Luego fue sencillo, necesitaban una nueva voz para un programa infantil y me captaron. Fue a los 11 años.

- ¿Que programas prefieres "decir"?

-Los que me permitan aportar, no es una condicionante el tipo de programa. Puedo sentirme muy cómoda en un espacio cultural, pero también disfruto los informativos. Aunque en verdad, lo que me apasiona es la animación (lamentablemente se diseñan muy pocos espacios de este corte... pero eso ya es otro tema). El guión es un valioso instrumento, pero la comunicación va más allá de las palabras escritas para ser repetidas o del cuestionario preconcebido.

 

- ¿Qué importancia le concedes a la locución en un programa radiofónico o audiovisual?

-Es protagonista. El locutor salva o condena el programa, sin diferencia de medios.

-¿No te gusta dirigir además?

-Sí y lo he hecho. Pero no me confundo, soy locutora, dirigir es otra arista en mi necesidad de comunicarle cosas a la gente.

-   Se dice con alguna razón que se está matando al español  ¿qué piensas de esa polémica?

-La palabra también se transforma y tiene códigos generacionales. A lo que no debemos renunciar a su papel trasmisor de sentimientos, a su capacidad de estremecer y mejorar al ser humano. Hay que dedicar más tiempo al diálogo sincero, por todos los medios y espacios (y aquí incluyo escuela,  la familia y otros escenarios...) Así estaríamos salvando a las personas y a al idioma.

- ¿Cuales condiciones debe tener un locutor (a) o conductor(a)?

-Dando por sentadas las características que nos miden en los cursos introductorios (voz, dicción, articulación, dominio escénico, entre otras) y que luego se convierten en parámetros de evaluación artística. A mi juicio un locutor (a) tiene ante sí dos retos fundamentales: la autenticidad y la preparación.

-  ¿Qué papel le concedes a la cultura además de la voz y el carisma que debe acompañar a un locutor(a) o conductor(a)?

-Para comunicarse hay que tener “algo” que decir. No se puede elaborar un mensaje para un público culto y convencerle, si no estás a su nivel. La gente ¨siente¨ más allá de ver u oír, ahí está la autenticidad. La cultura que tengamos nos define, y estoy segura que hablamos de lo mismo al responder su pregunta. Cultura que va más allá del grado de escolaridad. Hablo de valores, de civismo, de cubanía, de información sistemática. El comunicador es un formador, es un referente social.

  -Otro aspecto que no te haya preguntado y desees aportar.

-Volviendo a la locución, es necesario que nos tomemos más en serio la captación de niños y jóvenes para esta profesión. No podemos conformarnos con los cursos de habilitación para universitarios, que por demás escasean y no permiten toda la preparación que se requiere. La cantera está en edades más tempranas. Es hora de que se piense en otros espacios, quizás un colegio para locutores. La Resolución 26 del 2014, recientemente puesta en práctica en nuestro instituto menoscaba nuestro papel. La remuneración salarial disminuyó en más de un cincuenta por ciento y somos la especialidad más desfavorecida en ella. ¿Por qué? se subvalora nuestro papel y su trascendencia social.

 

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