Ir al encuentro de Germán Navarro Ors es una oportunidad para conocer sobre la historia del ICRT y de la televisión cubana, profundizar en el conocimiento de etapas que el tiempo se ha encargado de nublar.

El Artista de Mérito de 94 años conserva la mirada profesional e intercala en los recuerdos de su carrera como director, nombres de grandes profesionales con quienes compartió cuarenta y cinco años de bregar audiovisual.

Navarro trabajó como auxiliar de contabilidad y contador antes de 1959. Después del triunfo revolucionario ocupó distintos puestos de responsabilidad en sectores productivos, hizo estudios universitarios y participó como segundo director, junto a Marcos Miranda, en la puesta en escena de La cenicienta. El éxito alcanzado por los aficionados en el Teatro Mella de la capital lo motivó a integrar un curso de formación de directores de programas propuesto por la dirección de la televisión en 1963.

El curso abrió su convocatoria a los Sindicatos y demás sectores, ante el éxodo de profesionales del medio y la desconfianza ideológica, la cual motivó, en ocasiones, la expulsión de trabajadores experimentados y directores de plantilla.

Profesores como Vázquez Gallo, Carlos Piñeiro, Roberto Garriga y Amaury Pérez formaron a los que, según Navarro, tomarían el batón de relevo de los fundadores de la televisión. Los graduados: Abel Ponce, Loly Buján, Eduardo Moya, Pedraza Ginori y otros nombres, se integraron a la práctica televisiva, a veces en saltos mortales hacia la dirección al asumir sustituciones inesperadas de programas en vivo.

El director recuerda cómo acompañó a Carlos Piñeiro, al que reconoce como maestro de todos, en la dirección de cámaras, cuanto aprendió de Erick Kaupp y la forma en que asumió en solitario: programas musicales, infantiles, informativos y educacionales, hasta preferir los dramatizados.

Realizar en vivo: un teatro al mes, el cuento los jueves, habituales de distinto género de forma diaria, novela tres días a la semana, la Comedia del Domingo, y dominar la técnica del video tape y la cinematográfica posibilitaron consolidar con rigor y disciplina un oficio, que no es habitual en nuestros directores debido a la menguada programación dramática.

Entre los métodos de trabajo existentes en sus primeros años de labor, Navarro menciona como al día siguiente de la trasmisión, el director era citado por Celestino García para evaluar su desempeño. Si el resultado del programa recibía señalamientos, estos se demostraban con un alto conocimiento técnico. Esa tarea recayó más tarde en Jesús Cabrera.

Noticieros de televisión, Cita con Rosita, Juntos a las 9, Palmas y Cañas, Tía Tata cuenta cuentos, Amigo y sus amiguitos, las primeras tele clases de 1967, San Nicolás del Peladero, Detrás de la Fachada, seis novelas Horizontes, veintiséis obras de Teatro ICR, dirección de doblaje, trasmisión de actos políticos y policiacos, son algunos de los espacios a los que consagró su existencia dentro de los estudios del ICRT, y aun tuvo tiempo para resultar vanguardia en varias zafras, ser trabajador de avanzada, miliciano y dirigir espectáculos.

Líder de la revista Cuba Va, realizada un mes en cada provincia con locaciones en estadios, plazas y teatros, guión de Maité Vera y la conducción de Consuelo Vidal y German Pinelli, Navarro Ors recorrió todo el país para dar a conocer la vida cultural, política y económica de las diferentes regiones, por medio de programas de variado perfil.

Como asesor de pirotecnia del serial La gran rebelión viajó a Nicaragua, Panamá y Etiopía, pero la vocación de director lo hizo regresar a su puesto de mando. Dirigió las Aventuras Tres amigos y El Tesoro del Mallorquín y dedicó diecisiete años al serial Día y Noche. Entre sus obras más logradas menciona: Su propia guerra, por el que recibió Premio Caracol de la UNEAC.

Respecto al seriado policiaco Día y noche, el director reconoce cuanto fue necesario incidir en el cambio de una mentalidad opuesta a la presentación de determinados temas de la realidad, que hoy son expuestos como parte de la problemática social. Creadores como Nilda Rodríguez, Abel Ponce y Navarro lograron incluir en los guiones, conflictos y personajes que anteriormente no tenían espacio en la pantalla. De esa manera el equipo que conformó los Estudios Taíno comenzó a reflejar hechos reales y ganar la aceptación del público, el cual reconoció la calidad dramatúrgica, puesta en escena y virtuosismo interpretativo de la serie.

Resulta inevitable recabar la opinión del nonagenario sobre la televisión que hacemos en la actualidad:

“Soy un espectador que sufre con los errores. Es necesario que los directores aprendan. No se puede entorpecer el entendimiento de la situación dramática, ni con una canción que dificulta la escucha del diálogo, ni con un montaje de planos que confunde al televidente y desvirtúa el discurso narrativo. Si no elevamos los estándares de realización no podemos ser competitivos. Los problemas de sonido e iluminación no tienen justificación, hay que resolver las carencias con conocimiento”.

Merecedor de la Distinción por la Cultura Nacional, el artista evoca con cariño a intérpretes admirados: Raúl Selis, Asenneth Rodríguez, Maria de los Ángeles Santana, Salvador Wood, Miguel Navarro, Ramón Veloz (padre), a los alumnos vietnamitas que formó y jóvenes que, como Felo Ruíz, se convirtieron en los maestros de hoy.

Germán Navarro Ors camina las calles del reparto La Cumbre a sus 94 años, es un asiduo televidente y sostiene la lucidez de una generación fuerte, hecha a base de trabajo. Ojo para los realizadores que leen estas líneas. El camino es largo y queda mucho por aprender.

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