En nuestros medios se estrena una generación de debutantes, amigable como grupo etario, que no teme introducirse en la dinámica televisiva y encuentra oportunidades en la programación orientada a los públicos más jóvenes.
La camagüeyana Laura Mesa llamó la atención por su caracterización desenfada en la puesta teatral Kilómetro Cero, obra escrita y dirigida por Liliana Lam, que ha marcado la escena cubana por su contenido, las buenas actuaciones y el interés del público.
Las aptitudes de Laura fueron apreciadas por el experimentado director Pepe Cabrera, quien la seleccionó como protagonista de El salto, telefilme que veremos próximamente en el espacio Una calle, mil caminos.
Sobre su debut televisivo, comenta la actriz:
«La experiencia ha sido agotadora y hermosa a la vez. Darle voz a “Mariam” ha sido el mayor de los privilegios desde el primer día. He vivido su historia y no he podido evitar quererla y enamorarme de ese personaje tan rebelde y especial. Me gustaría agradecer a Olga Montes por escribir un guion aterrizado en la realidad de muchas personas».
Laura reconoce la guía del director:
«Pepe Cabrera es mi primer padre en la televisión. Ha sido un apoyo y un pilar fundamental; si antes lo admiraba, ahora le tengo mucho cariño. Creyó en mí, me dijo: Sí, puedes hacerlo y va a quedar bien. Me dio fuerzas y en todo el proceso de grabación me trasmitió tranquilidad, además de probar personalmente todas las acciones que implicaban riesgos».
Acerca de Mariam y los aprendizajes en su primera incursión televisiva, cuenta Laura:
«Se trata de un personaje de envergadura que me absorbió por completo, ¡lleva tanto de mí! Traté de diseñar sus gestos, manías, forma de hablar, de caminar, detalles particulares que tenemos todos los seres humanos y que la particularizan.
«He aprendido muchísimo del trabajo ante la cámara, de los planos, las luces, el sonido, de todas las especialidades que convergen en una puesta en pantalla, que es el resultado de decenas de especialistas.
«Fue una experiencia preciosa, un reto desde el principio, pero una maravilla, un privilegio enorme. Deseo que cuando vean El salto puedan sentir todas las cosas por las que atraviesa esta chica de dieciséis años, en la edad de las dudas, de las inseguridades, de no entender el mundo, ni por qué vive como vive».
Sin un equipo que refuerce la empatía los proyectos se atascan, por lo que, desde la formación, es importante que los jóvenes comprendan la necesidad de amalgamarse con todas las generaciones que intervienen en el equipo creativo:
«Mis compañeros de trabajo fueron maravillosos. Fue muy bonito saber que Lily Santiesteban iba a interpretar a mi mamá porque la conozco hace ya un tiempo y la quiero mucho. Que ella fuera mi madre en el telefilme resultó una zona segura porque iba a contar con una persona querida, como un familiar, y me apoyó muchísimo. También fue muy bonito coincidir con Yaremis Pérez, que la adoro y la admiro desde pequeñita.
«Me apoyé muchas veces en Yare para encontrar algunas cosas, para relajarme, para no estar tan nerviosa antes de grabar. Alejandro Cuervo interpreta el personaje del padre y me ayudó a entender más a los caballos, a dominarlos, pero desde el cariño, sin maltratarlos.
«Damián Alonso y el resto del elenco estuvo pendiente de mis necesidades, me aclararon dudas. Sabían que era mi primera experiencia en televisión, con un personaje importante».
El telefilme El salto cuenta una historia llena de emociones acerca de la superación de miedos y convenciones sociales, pero su proceso de realización es un magnífico ejemplo de cómo dar la bienvenida a los que llegan.