La paulatina resolución de los conflictos en Viceversa, nos advierte que a la telenovela que nos acompaña desde diciembre del 2023, le van faltando muy pocos capítulos. Se presiente entonces, la llegada de un nuevo melodrama, que nos adentrará en otras historias de vidas, otras temáticas álgidas, que pondrán a debatir al espectador cubano sobre la lucha por la custodia de un niño, y el derecho de una madre a renacer.

A diferencia de la anterior, esta nueva obra cuenta con un solo escritor a cargo de 90 capítulos de 45 minutos aproximadamente. Siempre es retador confeccionar en soledad una obra de semejante amplitud, pero cuando existe el oficio, las ideas claras y la sensibilidad necesaria, el reto se desvanece.

Es Yoel Monzón el creador de este guion televisivo, interpretado desde la puesta en escena por la joven, pero experimentada realizadora Heiking Hernández. Monzón, un viejo conocido del espacio telenovela por sus tres obras previas (Con palabras propias, Tierras de fuego y Más allá del límite), con Renacer se propone “re-imaginar” la premisa argumental del filme norteamericano Kramer contra Kramer, e indagar en qué pasaría si la madre que una vez dejara al niño bajo el cuidado de su padre, regresara en busca del amor de su hijo y su custodia.

Sobre las motivaciones que tuvo Monzón para concebir este argumento, las particularidades temáticas del mismo y el reto autoral que representó, pudimos indagar mediante una entrevista extensa y profunda, que nos mostró a un autor con innumerables preocupaciones sociales e intelectuales.

—Renacer lleva ya un tiempo escrita. ¿Cuán beneficioso o contraproducente puede ser el paso del tiempo a la hora de llevar a la pantalla una telenovela de estas características?

“En efecto, Renacer lleva un buen tiempo de concebida. Desde que comencé a escribirla han pasado perfectamente entre 5 o 6 años. Terminé de escribirla antes de la pandemia, que era cuando estaba prevista realizarse. Como podrás entender, todo el tiempo entre la pandemia y la pos-pandemia representó un factor contraproducente. Siempre va a ser complejo llevar a pantalla una obra audiovisual escrita tiempo atrás. Mientras más tiempo pase, más viejos se tornan los temas que nosotros podemos tratar en los audiovisuales y más en estas obras que llevan mucho tiempo de planificación, escritura y revisión. Cuba es una de las sociedades que más rápido cambia en su interior, sobre todo por la situación económica, que, nos guste o no, condiciona ese cambio. Esos factores socioeconómicos determinan la vida y los temas nacionales que se viven a diario”.

—¿Cuáles motivaciones creativas lo lanzaron a concebir Renacer?

 “Yo me he propuesto con los años y el oficio, la experiencia, tanto como escritor como televidente que también soy, hacer que mi telenovela, que es lo que más escribo, sea lo más novedosa posible, dentro de las posibilidades que me brinda el género.  Es algo que me planteo fuertemente en cada proyecto nuevo. En Renacer, para mí, el leitmotiv de escribirla y en lo que me basé, para la idea central y para toda la historia, fue la premisa argumental del filme norteamericano Kramer contra Kramer, que relata la historia de un matrimonio con un hijo que por determinadas diferencias, la madre se ve movida a abandonarlo. En Renacer planteo qué pasaría si la madre se propusiera como gran superobjetivo de su vida recuperar la custodia del niño mientras renace como mujer y como ser humano. Ahí es donde está mi desafío o mi interés en diferir, en hacer algo novedoso. En Cuba se estila y se cree, está establecido “informalmente”, así no lo diga la ley, que las madres siempre tienen más derechos sobre el hijo que los padres, tanto, sin llegar a juicio, como en los términos legales. Y yo quise y creé las condiciones en la novela para que esto fuera una lucha real de la madre por recuperar a su hijo, ante un padre excelente en su rol, y mover esta realidad que todo el mundo da por un hecho legal: que la madre siempre va a vencer al padre en un pleito jurídico”.

“Por supuesto, la novela está súper asesorada por abogados a lo largo de toda la historia para que esto se adecue a la ley cubana y al Estado de Derecho cubano. Pero el leitmotiv fue ese. Una historia donde la protagonista tiene que abandonar al hijo y después tiene que luchar por recuperarlo. Y le cuesta, le cuesta mucho, por supuesto, porque si no, no hubiera novela”.

—¿Qué áreas de la sociedad cubana son capturadas en la historia?

“Bueno, a pesar de los años que ya lleva escrita Renacer, hay realidades sociales que no mutan tan fácilmente.  Hay un pueblo de campo donde viven los protagonistas, donde se cuenta la historia paralela a la capital, que es donde se desarrolla el mayor peso de la historia. Se potencia mucho la presencia del sector privado, en muchas de sus variantes de gestión, fundamentalmente en la trama principal donde veremos una casa de renta que pertenece al protagonista”.

“También aparecen otros temas generales que trabajo en casi todas mis novelas, como es la discriminación, la intolerancia, el racismo. Aquí, por supuesto, el machismo es un tema importante porque ese es el detonante de la trama principal. También tenemos la migración interna y la externa. Hay varios personajes que vienen de provincia y tienen que enfrentarse a la realidad de La Habana. Además, entro en el mundo del arte porque hay varios personajes que son actores, hay un guionista, una cantante; o sea, que voy también a plantear cuestiones de estos mundos, problemáticas de este tipo de sector artístico que también forma parte del país y la sociedad en la que habitamos”.

—Su anterior telenovela, Más allá del límite, logró el éxito de audiencia sin contar con el fenómeno actual de los grupos de fans en las redes. ¿Le asusta las expectativas del público ante la llegada de una nueva obra suya?

“Mira sí, sí me asusta un poco. Yo no he vivido ese proceso de las redes en mi carrera. Eso comenzó en la COVID y con el Rostro de los días; fue la primera telenovela que vivió y sufrió el “boom” de las redes sociales, de los grupos que se armaron, los comentarios, entre otros fenómenos alrededor. Renacer será la primera de mis telenovelas en vivir ese proceso. Sí me asusta un poco. Me asusta no por lo que se diga en sí, sino por la virulencia con que se dicen algunas cosas. Y lo que más me preocupa a mí de las redes sociales y de los públicos, es que se ha perdido casi en su totalidad la capacidad analítica objetiva, incluso la cultura general a la hora de hacer análisis críticos de cualquier cosa, desde las actuaciones, la puesta en pantalla, los temas, los tratamientos, etcétera”.

—¿Qué significado tiene el título, Renacer, en el imaginario autoral de Monzón?

“Esta cuestión de los títulos de las obras es bastante interesante. A veces lo primero que te llega a la mente es el título. Con Más Allá del Límite me sucedió así, Renacer también me llegó bastante pronto. Sencillamente viene dado porque la protagonista de la novela, al huir de ese mundo que la agobiaba, su matrimonio, su marido y dejando muy dolorosamente el hijo detrás, tiene que renacer en otro lugar, para construir toda una vida nueva y sobre todo recuperar al niño, que es su objetivo principal en la novela, en la vida. Ella tiene que renacer como mujer, como madre, y es de esa premisa que cobra sentido el título”.

—¿Cuán complejo es escribir una novela de 90 capítulos por un solo escritor, sin que las tramas languidezcan?

 “Eso ya viene con varios factores, pienso yo. Primero, por supuesto, el talento, la capacidad del escritor de crear y recrear constantemente.  Renacer la escribí solo, al igual que Más Allá del Límite, pero no fue una intencionalidad, sino como se dieron las cosas en ese tiempo. En las últimas series y telenovelas que he escrito y que algunas ya están en pre-filmación o esperando su momento, he compartido con otros guionistas. Ya escribir una obra entre tres personas, sí no me atrevería, y la práctica ha demostrado que esto no siempre es efectivo”.

—¿Qué desearía Yoel Monzón lograr en los públicos con Renacer?

“Desearía que se sentaran más personas frente al televisor, sobre todo de sectores etarios menos afines al género, como los adolescentes, hasta la primera juventud. Yo trabajo mucho esos sectores en mis obras porque me siento muy identificado con ellos. Me interesa trabajar esos grupos de edades donde hay definiciones vocacionales o ya profesionales, y donde hay tantos conflictos; donde se construye de verdad una personalidad y un proyecto de vida. Eso es lo que me gustaría, que más personas jóvenes se sentaran y comentaran en las redes, por supuesto, y se identificaran con los personajes o los odiaran, pero que interactuaran con esas historias con la misma pasión con la que las concebí”.

—¿Nuevos proyectos en el tintero?

“He tenido mucho trabajo después de Renacer. He escrito dos telenovelas completas (Regreso al corazón y Entre aguas) y una serie (Moid) junto a otros autores, todas en procesos distintos de producción actualmente, pero que verán la luz en algún momento del año próximo.  Y recién hace unos días comencé a escribir un nuevo proyecto. Esta vez sí es una novela en solitario donde quiero romper con los estereotipos típicos de la telenovela, sin renunciar a los códigos del melodrama. Pretendo llegar con esta obra a los 100 capítulos. Deseo poder lograrlo, y en eso estoy”.

Y en los nuevos proyectos de Yoel Monzón, sus sueños y aspiraciones artísticas, se adivina un creador apasionado por el género que cultiva, que ha hecho suyo desde varios niveles, y que le garantizará en cada una de sus obras poderosos motivos para renacer.

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