La Majomía, propuesta del director Alain Finalé regresó a refrescar la pantalla televisiva, por medio de un paquete de 26 programas que nos permite reencontrarnos cada jueves en la noche con buena música cubana.
El año pasado, La Majomía realzó el talento nacional en un ambiente flexible y espontáneo. Con esa misma tónica, Finalé preparó la segunda entrega, que se extenderá hasta finales de 2024, con guiones suyos, de Giusette León, y Lil Romero.
El realizador intenta satisfacer el gusto de varias generaciones, y asegura lo más atractivo de la nueva temporada en la combinación de varios géneros musicales, a través de formatos distintos en un concepto de descarga.
Cada emisión reúne al menos dos proyectos, que comparten escenario e interactúan al mismo nivel. A partir de sus semejanzas o diferencias estilísticas, los artistas interpretan composiciones poco conocidas, y otras creadas para el programa.
En La Majomía suceden situaciones inesperadas:
“A una de las emisiones invitamos al Maestro Bobby Carcasés, quien reveló que años atrás compuso un tema titulado: La Majomía. Fue al piano, lo interpretó, y quedamos muy satisfechos con algo que no estaba en el guion”
Continúa Alain Finalé:
“Los músicos hablan sobre su vida, lo que hay detrás de los instrumentos. Propiciamos que los invitados revelen anécdotas, sueños, preferencias y motivaciones. Además, las musicólogas Lea Cárdenas y Neris González Bello intercambian sobre varios aspectos conceptuales, entre ellos: el expediente para declarar al bolero como Patrimonio de la Humanidad”
Finalé reconoce una peculiaridad de esta segunda temporada en las condiciones de producción, pues los programas de la temporada se graban de manera continua, lo que posibilita la realización fluida, y una perspectiva más amplia del resultado audiovisual.
Alain defendió la meta de un sonido de calidad, de lo que se ocupa Ernesto Estrada, Enzo, quien graba la música por pistas, mientras Carlos Benítez realiza la postproducción de sonido, y la edición.
“Se garantizó un set de instrumentos para el programa. Los músicos ensayan mucho, y se graban los veintisiete minutos, casi siempre sin interrupciones, para crear la impresión de estar en vivo”
Los momentos de diálogo son dinámicos, y a ello contribuye el disponer de la microfonia adecuada, pues facilita la comunicación de los presentadores con la cabina del director.
“Grabamos en un estudio ubicado en Loma y Tulipán, lo que implicó reajustar la escenografía a la idea de un patio interior. Nos adaptamos al nuevo espacio, más pequeño y carente de climatización, pero logramos salir adelante con el apoyo de un equipo de jóvenes muy trabajadores, con ganas de encontrar soluciones”
“Diseñamos dos círculos concéntricos. En un primer círculo están los invitados principales, y detrás los instrumentistas. No hay un área para entrevistas y otra para la ejecución musical, sino que todo sucede en el mismo espacio, rodeados de plantas hermosas que le dan vida al estudio”
Entre los artistas invitados se encuentran: los Hermanos Abreu, Maraca y Germán Velazco, Green Beans y Cuban Soho, Ron con Cola y Christopher Simpson, Ernesto Casanova y Helen Fabelo, Agranel y Maria Victoria, entre otros.
Los conductores son instrumentistas y cantantes que, desde su propia cultura musical, conversan con los invitados: Frank Pedroso es cantante de Ron con Cola, Paula Lucía viene de una familia musical, es bailarina, cantante, y graduada de viola, Ernesto Casanova también es músico, y Leidis Díaz es actriz y cantante.
Elvis Urra es el director de fotografía del programa y, además, acompaña a Julio César Frías en el diseño de luces. La producción general corresponde a Marisela de la Lastra, y la música original del programa fue creada por Cristopher Simpson. Adrián Berazaín aportó el diseño gráfico, mientras Rosaly Alonso se ocupó del diseño de ambientación.
Finalé valora el apoyo de la directora de Cubavisión, Yaumara Roque, el esfuerzo en la exhaustiva búsqueda del talento de la productora musical, Cary Diez, y la incondicionalidad de los asistentes de dirección: Natasha Oliva y Yadel Peláez.
El equipo graba dos programas diarios, más allá de cualquier contratiempo, y el director se siente feliz por haber “afinado” un grupo de trabajo donde reina la armonía. Para Alain Finalé es muy importante la compenetración a nivel afectivo que se logra en La Majomía, un espacio para pasarla bien.