En pantalla

Noelia Bermellón, un joven personaje humorístico que regresa a la televisión para mostrar todo su potencial, de manos de la actriz Andrea Doimeadiós.

Como reto que va cumpliendo, Andrea Doimeadiós afirma su gran respeto y admiración hacia el humor, tanto que aún se siente en deuda con él. Y es justamente en esa responsabilidad y compromiso con un espectador que frente a ese género necesita ser sorprendido, que va conformando un estilo de decir que, desde la risa, ironiza, parodia y hace reflexionar.

Andrea Doimeadiós, más reconocida por su labor dramática, ha demostrado un poder de desdoblamiento que le permite asumir, con rigor, un personaje como Noelia Bermellón: rol creado por Osvaldo Doimeadiós y que ganó la sonrisa mayoritaria en la pasada edición del programa humorístico “El motor de arranque”, aun cuando no formaba parte de la dramaturgia central del espacio.

Noelia es un personaje caricaturesco que se vale de un fino trabajo del absurdo y la ironía, por tanto, lo primero que exige es un buen guion, hecho que continúa siendo asignatura pendiente en muchos espacios televisivos; sin embargo, en el caso del programa de Noelia, es la primera “guerra” ganada por la perspicacia del experimentado Doimeadiós, padre.

Andrea tendrá, entonces, que colorear todos los matices que, desde el texto, va siendo risible cada situación. También el invitado que le acompañe será otro punto indispensable para que fluya la hilaridad, no obstante, como actriz, Noelia parece andar por un sendero de seria comicidad. 

La simpatía, la capacidad de no repetirse (aun cuando el personaje sostiene constantes discursivas y dramatúrgicas), la manera de articular el lenguaje, modo de vestirse y moverse en su entorno, rasgos distintos de su personalidad, son otros de los elementos que, abordados con cuidado y bien dirigidos desde lo actoral, podrán sostener con agrado su presencia en pantalla.

Por otra parte, el hecho de que el concepto del programa juegue con el sentido del metalenguaje (la televisión dentro de la televisión) y donde la voz en off de esta directora (realmente Mónica Crespo), entra en franca discrepancia con el decir del personaje ficticio, crea una lograda comicidad desde la sencillez.

Recién el programa ofrece sus primeras coordenadas, y ya dice de un sonreír sano, de un juego de sutilezas con el televidente, en tanto el personaje tiene tomadas las riendas de la complicidad con un espectador que ya le conoce. Solo que justo en ese punto hay que tener mucho cuidado para que no traiga constantemente el referente televisivo donde la conocimos, ya no es el Motor de arranque, y en ocasiones, tal vez por el diseño sonoro del espacio, o porque aún no ha transcurrido el tiempo necesario para el distanciamiento, en ocasiones parece continuación de lo ya visto.

Mónica Crespo, directora del programa “La hora de Noelia”, expresó en algún momento: “Noelia es un personaje grande, que sabe moverse no solo en el espacio, también en el diálogo con las personas con que interactúa, por tanto, desde la primera grabación (referida al making de “El motor de arranque), sabía que ella iba a saber ganarse al público”.

Y por ese camino anda. En tiempos difíciles, donde han aparecido varias propuestas humorísticas para la época estival y donde la risa toma el rol de necesario aliciente para sobrepasar las tensiones diarias, “La hora de Noelia” se muestra como un espacio bienvenido donde se alterna teatralidad, presencia del monólogo como ejercicio hilarante y del socorrido squetch, todas maneras probadas por la televisión para hacer reír. Esperemos que el propósito no se desvirtúe, entre tanto, “Noelia” en una hora sabatina crece.