En pantalla

Cuatro o cinco años atrás llegó mi amigo Guillermo a mi casa con una memoria y una serie: “te va a gustar, ábrela y después me dices”.  No comentó nada más. Trabajador de la farmacia de Infanta y Manglar, donde yo vivía, nos hicimos amigos porque Guille era mi abastecedor seguro de los libros que había que leerse en el momento.

Él es un gran consumidor de series, yo no, yo las escojo porque si por mi trabajo veo televisión todo el día, ¿cómo el tiempo libre lo voy a dedicar a ver la cantidad de series que circulan en el paquete? Tengo que escogerlas y bien.

Con Merlí, la serie que me trajo, que ni se me ocurrió buscar en Internet, me demoré unos días hasta que el Guille me llamó: ¿Viste Merlí?

Por pena y consideración a su amistad, empecé con el primer capítulo, vi cuatro seguidos y al otro día terminé la primera temporada. La segunda también la vi de un tirón y por la tercera tuve que esperar, Guille no la tenía.

Multivisión acaba de entregar en calidad de estreno esa serie española transmitida en España del 2015 al 2018, un éxito apabullante de teleaudiencia y de crítica, que tiene como eje temático la filosofía, muestra de que no existe tema aburrido sino mal tratado.

Escrita por Héctor Lozano y dirigida por Eduard Cortés, tiene 40 capítulos en las que Merlí (Francesc Orella), un profesor de filosofía, se gana el aprecio de sus alumnos los peripatéticos, el odio de sus colegas conservadores y es incapaz de relacionarse con su hijo Bruno, ahora también su alumno.

Con un buen nivel de actuación por el elenco general, los jóvenes se ganan las palmas en sus contradicciones, aprendizajes y acciones propias de su edad, y son encarnados por David Solans, Candela Antón, Albert Baró, Marcos Franz, Adrian Grösser, Pau Poch, Carlos Cuevas, Júlia Creus y Iñaki Mur.

Pero Merlí es mucho más que un profesor de filosofía, su clase o su escuela; es la vida vista, casi siempre, desde el prisma filosófico de un hombre lleno de principios que él mismo de vez en vez infringe, como ser humano per se.

Si en mis poderes estuviera yo transmitiría Merlí como parte de la formación de los estudiantes del pedagógico, futuros profesores, para ver si se les trasmite algo de esa manera singular de tratar con alumnos, para que, desde el mejor hasta el peor, pueda ver una luz al final de ese túnel que es la adolescencia y primera juventud por la que atraviesan.