Gabriel, Marlén y Thiago “Yakychán” fueron los protagonistas de las últimas tres historias que nos presentó la teleserie Promesas en las noches de martes por el canal Cubavisión.

Estos episodios han mantenido el listón bien alto. Cada entrega de Promesas –como en otras ocasiones he expresado– se caracteriza por integrar buen diseño dramatúrgico, solidez argumental y excelentes actuaciones, apuntaladas por la impecable fotografía, la banda sonora, la narración en voz de Luis Alberto García y el milimétrico trabajo de edición realizado en la post producción por Giselle Crespo.

Precisamente, en la banda sonora quiero detenerme en esta ocasión. Recientemente, Kelvis Ochoa estrenó su disco 50 Grados –producción bajo el sello Bis Music–, el cual integra la banda sonora de la serie. En una entrevista en La Jiribilla el cantautor expresó: “Me encontré ante el reto de componer un tema específico para los distintos personajes según el protagonista de cada historia”.

La música de Kelvis en cada capítulo ha logrado reforzar exquisitamente el significado de las ideas que, por si solas, las imágenes no han sido capaces de expresar y, a su vez, ha establecido un vínculo narrativo que da credibilidad a las historias y ayuda a influir sobre los sentimientos y emociones que el espectador experimenta a lo largo del episodio. Sin duda alguna, la banda sonora es uno de los grandes aciertos de esta serie.

En anteriores trabajos ya he analizado a profundidad otros aspectos de este audiovisual, por lo que, sin más preámbulos, les dejo mis “prometidas” valoraciones sobre sus tres últimos capítulos.

Bajo la dirección general de la experimentada Mirta González Perera, esta vez fueron los directores Yoel Infante y Jorge Campanería los responsables de llevar a la pequeña pantalla los guiones de Eurídice Charadán, Amílcar Salatti y Serguei Svoboda. Fue así que conocimos las promesas de Gabriel, Marlén y Yakychán que, como siempre, traen al debate temas cotidianos que abarcan toda clase de motivaciones y sentimientos, la importancia de los valores humanos y lo trascendental en que se convierte lo que prometemos y a quiénes lo hacemos.

La séptima historia, con libreto de Eurídice Charadán y dirección de Yoel Infante, nos presentó a Gabriel, excelentemente defendido por el actor Alejandro Cuervo en la piel de un joven científico al que la vida lo sitúa ante dos promesas y una difícil encrucijada: elegir entre sus sueños y aspiraciones profesionales y el sagrado deber de cuidar a su madre enferma.

En este capítulo, mención aparte merece Coralita Veloz. Siempre precisa en cada personaje, demostró una vez más el virtuosismo y la versatilidad histriónica que la distingue. Los propios altibajos emocionales provocados por el trastorno bipolar que sufre su personaje, le permitió desdoblarse magistralmente y mostrarnos a una Libertad atormentada por la alternancia de episodios depresivos y maníacos. Su actuación ha sido una de las más ovacionadas por la teleaudiencia y la crítica especializada.

Destacables también jóvenes actores, pero con una vasta experiencia en televisión, como Claudia Álvarez, Yuny Bolaños, Massiel Dueñas y Damián Alonso.

Los conflictos de este capítulo y su desenlace final abrieron un camino a la reflexión. Gabriel tuvo que asumir el cuidado de su madre ante la promesa de no dejarla nunca sola; una hermana resentida que lo apoya “materialmente”, pero que no está presente, y una novia que ante las presiones decide “abandonar el barco”, lo dejan sin opciones. A lo que también se suma la segunda promesa de terminar en tiempo una investigación científica que le proporcionaría la oportunidad de un viaje y alcanzar metas profesionales trazadas.

Cumplió ambas promesas, pero, sin darse cuenta, su vida se fue tiñendo de frustraciones secretas, perdiendo brillo y tonalidades. Podemos encerrarnos en nuestra cárcel particular por un motivo muy noble, como es el amor por nuestros seres queridos, pero vivir desde el sacrificio y el deber es una vida de esclavitud, por mucho que la adornemos con justificaciones de amor.

Sin embargo, con el desenlace de este capítulo quedó demostrado que la solución no está en ir inmediatamente por nuestro deseo y que una de las maneras de estar en paz, es recordar el por qué estás escogiendo quedarte. Podrías irte, no es una opción no disponible en ese momento.

En la ficción, Gabriel decidió quedarse, quizás jamás tenga otra oportunidad profesional como esa en su vida, o quizás sí… pero al marcharse, hubiese perdido la última oportunidad de estar junto a su madre, el último beso, el adiós…

La magistral actuación de Coralita en el capítulo Gabriel ha sido de las más ovacionadas por el público hasta el momento (Foto: Tomada del perfil de Facebook de la serie)

Marlén, así se llamó la octava promesa que nos llegó de la mano de Amílcar Salatti y bajo la dirección de Jorge Campanería. La historia de una mujer que, ante su frustración profesional, encuentra en un videojuego refugio y realización. De esta forma, el capítulo nos presentó un interesante caso de ludopatía a través de la magnífica interpretación de Maikel Amelia Reyes, en el rol protagónico, totalmente diferente a los desempeñados por la actriz en anteriores dramatizados.

En mi opinión, su actuación y la del también excelente actor Reinier Hernández, cuya presencia en pantalla siempre agradecemos, salvaron el capítulo, a pesar de que los parlamentos no los beneficiaban, unido a la carencia de otros personajes que aportaran diferentes matices, solidez argumental y credibilidad a la historia.

Destacable en este episodio resultó la edición, al introducir objetos animados virtuales asociados a Los Sims 4, para mostrarnos el irracional mundo al que fue arrastrada Marlén por la sobrexposición y adicción a este videojuego, haciéndola incapaz de distinguir entre realidad y ficción.

En este capítulo actuaron, además, Gabriel Wood y Carlos Alberto Méndez en papeles muy puntuales, pero necesarios. Este último personaje, exalumno de Marlén devenido en el ahora colega que le ofrece una oportunidad profesional, considero que se debió desarrollar más.

De igual forma, el desenlace final del capítulo fue atropellado y un tanto inverosímil. Difícilmente una ludópata como Marlén logra desterrar la adicción al juego de su vida sin ayuda profesional. Reconocer que está enferma sí, ¿pero curarse?

Por vez primera un capítulo de Promesas encontró criterios divididos en la teleaudiencia. La mayoría de las críticas apuntan al guion que, aunque quizás fue incomprendido al tratarse de una temática no abordada en dramatizados anteriores, no es menos cierto que algo faltó…

Maikel Amelia Reyes y Reinier Hernández defendieron excelentemente sus personajes, pese a las fisuras presentes en el guion (Fotos: Tomada del perfil de Facebook de la serie)

Finalmente, el pasado martes disfrutamos de una nueva entrega de Promesas. El guion escrito por Serguei Svoboda, fue también llevado a la pantalla por el director Jorge Campanería con la historia de Yakychán, un joven que se siente acorralado ante una emoción que anteriormente desconocía: el miedo.

Ángel Ruz en el rol protagónico se lució, a este joven actor hay que seguirlo de cerca y darle más oportunidades en televisión, pues “promete”. Beatriz Viñas y Eman Xor Oña magistrales como siempre, aunque a Betty, particularmente, me gustaría verla en otros papeles que la alejen de madre dedicada y protectora que ha desempeñado en no pocos dramatizados. Con roles secundarios, las actuaciones de Ironel Moraga y Laura Vasallo fueron también plausibles.

Yakychán fue un capítulo donde muchos nos vimos reflejados, porque, ¿quién no ha sentido miedo alguna vez en la vida? Sin embargo, esta historia que nos presentó el noveno capítulo de Promesas, demostró que evitando el miedo solamente lo alimentamos. En nuestra mente nos vamos haciendo más y más pequeños frente a esta emoción, que cada vez parece contar con más armas y puntos por donde poder atacarnos. Reconocer nuestras capacidades, nos permite sentirnos más seguros para afrontar cualquier miedo, desde el momento presente, borrando la huella que dejó en nosotros el pasado.

El joven actor Ángel Ruz interpretó a Thiago “Yakychán” en el noveno capítulo de Promesas (Foto: Tomada del perfil de Facebook de la serie)

Promesas sigue cumpliendo lo que prometió. Ya en la recta final de la serie, los invito a seguir disfrutando de las próximas historias. Cuando conozcamos a Guille (Bárbaro Marín), Yosvany (Denys Ramos) y Rafael (Yohandis Aballe), regresaré…, pero como siempre digo: ¿serán también promesas cumplidas?

 

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