impacto, la segunda temporada de la serie bien tiene su camino marcado más allá. En solo dos capítulos se reinventa en circunstancias y conflictos que en sí mismos son una bomba al tedio y la inercia. Las emociones y el desenfreno van invadiendo la pantalla semana tras semana dejándonos a merced del melodrama y sus mecanismos.

Uno de los puntos más interesantes de Calendario y parte de lo que causa viene poner en pantalla situaciones cotidianas de nuestra realidad que bien pudieran pasarle a cualquier adolescente, joven o familias pero que aún son tabúes a la hora de dialogar. La muerte en edades tempranas, la diversidad sexual, ya se vuelve recurrente el trabajo infantil y la discriminación racial, temas que muchos subvaloran al creer que están exentos de nuestra sociedad. La serie adopta matices para su línea argumental que algunos podrían encontrar en referentes foráneos como Élite (España) -por mencionar entre los más populares - al colocar a los jóvenes en su contexto sin los filtros de etapa pueril, y sí con las complejas mareas que se enfrentan.

Amalia crece como un símbolo de la casi extinta figura del buen maestro, pues a diferencia de la generación de nuestros padres, cada día tal rol parece salido de una novela de ciencia ficción (con el perdón de aquellos que aún dejan la vida en las aulas).

Quizá también como inspiración o semilla para los nuevos profes que puedan reencontrarse en la difícil campaña de educar, ser un rayito de luz en el camino al futuro. Incluso desde los juicios que lejos o cerca pudieran marcar algunas de las acciones de la profe como acertada o viceversa, el valor se mantiene en la fibra sensible y tenaz voluntad de ser y estar para sus alumnos.

Foto: Tomada de Redes Sociales

Marco cada domingo la cita en mi Calendario hasta la próxima semana esperando la estampida de emociones y nuevas querellas frente a mi televisor. Mientras, nos quedan los debates en Facebook y las historias de Instagram para desarrollar lo que cada uno se lleva de cada capítulo. Dejamos en paz esta voz escrita hasta que las palabras cobren nueva vida.

Tomado de Tribuna de la Habana