En 1983, cuando iba a cumplir 33 años (la edad de Cristo según se dice comúnmente) me dieron una tarea: ayudar a conjurar una hipotética “rebelión  ideológica” en  El Caimán Barbudo. Entonces yo era la jefa de redacción de la revista  Somos Jóvenes. Acepté porque me gustan los retos, pero  especialmente porque me lo pidió Jorge Oliver Medina,  director y fundador de Zunzún la publicación para niños y niñas, donde aquel joven, ya blanco en canas, era feliz. En el Saurio, Oli y yo ocuparíamos el mismo cargo que ya teníamos en nuestras revistas respectivas, ambas de la Editora Abril de la UJC.

 No tendré vida suficiente para agradecer aquel encargo. Descubrí cómo se podía dirigir con alegría, la forma en la que se pueden sortear diferencias de pensamiento en función de un bien común y adquirir la inmensa responsabilidad de adoptar decisiones por las que otra persona daría la cara. Oliver ha sido el mejor jefe que he tenido, me enseñó a dirigir y cuando el fue para la televisión, año y medio después, hacia tres numeros que él los veía sólo en el emplane. Cuando me dijo que yo era su relevo, me asusté muchisimo pero sus palabras me tranquilizaron “Hermana, tú has decidido las  últimos tres caimanes. Lo hice a propósito, lo puedes hacer sola”.

 Ese es el mismo hombre que cada semana desde hace diez años en los veranos saca  Cuadro a cuadro. Su presencia más la esencia del programa -el comic llevado al cine- hacen que no me pierda un espacio, por lo menos la parte introductoria porque a veces no veo la película, como tampoco leo todos los comics.

Le pregunto a Oli qué diferencias existen entre el Cuadro a cuadro de ahora y de una década atrás y  dice: “Lo fundamental es el ritmo.  Ahora tenemos secciones más movidas, algunas cosillas en 3 D y siempre tratamos  de  cada año entregar secciones llamativas.  Nosotros intentamos ofrecer películas que atrapen a la gente.  A veces aparecen filmes, que no son buenos, pero si  imprescindibles  en una propuesta como la nuestra del comic llevado al cine”

Explica el guionista, conductor y director del espacio que a veces se programan cintas como Avatar, que  no viene de historieta pero de las que nacen historietas. Es un excelente ejemplo de filme que “le toca” a Cuadro a cuadro.

Cuatro años atrás escribí “A veces un mismo espacio despierta criterios contrapuestos, mientras unos lo defienden a Cuadro a cuadro camisa quitada, otros con el mimo tesón lo critican. La primera ruptura de este espacio es su presentador Jorge Oliver Medina. No es locutor, no es crítico de cine, no es actor, pero es, como dice el colega José Luis Estrada Betancourt un hombre del renacimiento, que con una amplia cultura y otros dones naturales puede hacer bien muchas cosas como esta de conducir con un absoluto y oportuno desenfado, en tanto realiza hasta pequeñas actuaciones, generalmente de corte cómico.”

En una entrevista la revista Bohemia Oli dijo “Si de algo estoy convencido es de que soy un comunicador, aunque haya estado mucho tiempo pintando muñequitos. Por tanto, la primera intención era comunicar cosas a partir de un programa en formato de revista, pero muy rápido, porque a mí me parece que la televisión cubana tiene un ritmo demasiado europeo, y también teniendo en cuenta que íbamos a hablar de dos temas que para nosotros son muy iguales, pero para el público no tienen por qué serlo: la historieta y el cine. Para hacer todo eso había que meterlo en una batidora muy rápida. En esencia, tratamos de dejarle a la gente una puerta abierta, dar nuestra opinión, pero que todo el mundo pueda pensar lo que quiera. Y para lograr eso no se puede contar la película ni abrumar al espectador con datos. Cuando yo digo que Superman nació en el año 1929, los televidentes lo único que pueden hacer es creérmelo. La cosa cambia cuando en vez de darles información de ese tipo, empezamos a explicarles lo que es para nosotros Superman e intentar un dialogo. Buscamos que los televidentes vean los programas para tener una imagen de lo que está sucediendo en ese mundo en este momento, pero tienen la libertad, como hacen a menudo, de oír los comentarios, ver el corto, el making of, y cuando viene la película, apagar el televisor porque no les interesa.

Hay películas de Cuadro a cuadro que para comentarlas me ha costado cuatro días verlas, porque me aburro. Nosotros, el equipo, nos tenemos que divertir haciendo el programa. Eso es lo primero; porque además, empezamos siempre a grabar a las siete o las ocho de la noche, de manera que nos pasamos la madrugada haciendo un programa. Y cuando nos da por meter al viejito dentro de un avión, sacarlo…, es de madre. Por eso queremos que el público también tenga la libertad de elegir.”

Este verano se espera que el programa transmita Furia de Tita­nes 2, G.I JOE: La venganza, la con­tinuación de 300 y una nueva versión de Spiderman. Eso dice la nota de prensa de la programación venariega televisiva, pero su director acotó “Conformar una entrega es bastante dificil. Hace un tiempo los estrenos se hacian en enero o febrero, ahora son en junio o julio y a veces no nos da tiempo a tener una buena copia –traída por los amigos- para exhibirla. Este año queremos poner El capitan América, con unos diálogos anticomunistas que quiero desmontar, porque esa película ya debe estar en el famoso “paquete”.

Oli me cuenta que realiza varios guiones y en dependencia de lo “que le caiga” puede mostrar o no  lo que planificaron. “A veces –argumenta- el lío se arma en la misma televisión. Se supone que Cuadro a cuadro  es el espacio donde se proyectan películas derivadas de un cómics y cuando menos uno lo espera incluyen un título en otro programa, lo que me desestabiliza. Eso no sólo sucede con Cuadro a cuadro,  ha pasado, según me han dicho, con La séptima puerta o Historia del cine. Es ilógico que eso pase cuando yo mando con tres meses de anticipación lo que pienso transmitir en cada bloque. Es un robo de películas”.

Me cuenta Oliver que el pasado año le pidieron una propuesta de seis películas para el fin de año pero “se decidió transmitir musicales u otras cosas, y sólo dos Cuadro a cuadro, tal hecho cada vez que sucede, significa la pérdida del programa, quizás se pueda salvar un corto de humor o ajustar otra sección para otro grupo, pero es trabajo que se pierde”

Realizada en los Estudios de Animación del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, (ICAIC),  es esta una propuesta que debe tener el cuidado que reclama un género tan extendido como lleno de los peligrosos paradigmas made in USA. Si se realiza una presentación que desmonta el mensaje, es vital para la apreciación ideoestética que de la cinta se puedan hacer los televidentes-cinéfilos.

 

 

 

 

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