(Para ML y JB) 

“Tu mayor problema es que no quieres parecerte a ti... Genial frase en Rompiendo el silencio”, es un post que transmití acabado el capítulo de la serie de estreno en la tv. El tema de ese día, se centraba en la historia de dos muchachas, una que quería tener nalgas para poder clasificar en un casting de modelaje.

Tal era su obsesión  de cambiar su cuerpo que llegó al salón de operaciones, y allí se arrepintió.  Su amiga,  la misma que definió cuál era su mayor problema, dijo algo así como que al fin “has entrado en razón”.

Es  cierto que para ser modelo se necesitan “alguna normas”, desde una nariz respingada  hasta las piernas justas, aunque lo que hoy es ideal, mañana cambia de rumbo porque así son los vaivenes de la moda.

Si una persona sufre un accidente y queda deformada puede someterse a una reconstrucción  por razones hasta psicológicas y también necesarias desde el punto de vista fisiológico. Igual sucede  con las mujeres que sufren una extirpación de senos por un cáncer, se puede someter a una  “mamoplastia de aumento es un procedimiento para agrandar o cambiar la forma de las mamas o senos”. O aquellos seres humanos (transexuales) que quieren cambiar de sexo, se extirpan una parte y se construyen otras.

En el caso de mujeres con senos grandes, a veces por padecimiento de la columna muchas veces se recomienda una reconstrucción de mamas, por razones de salud.

En una operación, si la interesada  (o el interesado) es una muchacha o mujer que quiere lucirle a su novio o marido, es su decisión, claro, y su riesgo: cualquier intervención quirúrgica es un  riesgo, incluso una extracción de una muela.

Ahora bien, esa hemorragia de cambio de imagen que se puede apreciar en la televisión, muchas veces para echar a perder lo que está bien, no es entendible.

Se ve de todo,  mujeres jóvenes, con cuerpos proporcionados  que se han sometido a  lipotransferencia (una cirugía que combina una liposucción con un aumento de glúteos a partir de la propia grasa procesada del paciente. Así pues, existen distintas técnicas de extraer la grasa y distintas zonas como el abdomen o las cartucheras que, posteriormente, se infiltra en los glúteos) para aparecer con una cintura que ninguna hembra humana posee, mucho menos después del parto. Lo que quitan del talle lo ponen en otras partes, mamas o nalgas, y entonces  sí que hay desproporción.

No entiendo cómo mujeres inteligentes se inyectan los labios para ¿parecer más jóvenes? No tiene sentido, los años no hay quien los pare.

Hace poco leí que en Hollywood, meca del cine sí, y de todo tipo de procedimiento antihumano (recuérdese el ejemplo de Marylin Monroe y los barbitúricos) se le exige a las actrices lozanía en la piel, y por conseguirla se han sometido al uso del  Botox, una sustancia que inyectan para paralizar los nervios e impedir que con la mímica se vean las arrugas. ¿Resultado? devienen muñecos de porcelana totalmente inexpresivos.

En Cuba hay actrices o cantantes con implantes en los senos, ya sea de su mismo cuerpo obtenido por la liposucción o  silicona,  que si se les pesaran no bajarían de diez libras.  Y cuando aparecen con vestidos descotados,  lejos de lucir sensuales parecen muñeconas de dibujos animados.

No están exentos los hombres de trabajarse los parpados, agrandarse los labios  o implantarse músculos, en vez de realizar ejercicios, para luego, a veces pagar las consecuencias.

Aquí vuelvo a un tema recurrente en mis textos ¿Por qué no existen directores de imagen en la televisión? ¿Acaso alguien les advierte a esos profesionales que con algunas cirugías se verán impedidas de asumir ciertos personajes? ¿Por qué  se aceptan vestidos y pantalones que lejos de destacar la belleza, la satirizan?

Un director de imagen debe tener facultad para decirle a un actor o actriz, “si te realizas esa operación, no podrás aspirar a interpretar tal personaje que tu sueñas”. Y claro debía tener potestad para advertirle a un locutor o a una locutora “así no sales en televisión”.

Este es un tema que se ha discutido no sé cuántas veces en los festivales caracol y de la tv, pero no se acaba de resolver. Es doloroso ver muy mal vestida a una figura que expresa asuntos interesantes, pero la tv es sobre todo imagen. Sé que la mayoría de los conductores trabajan con sus propias ropas, pero se les puede orientar.

De nuevo un asunto que traté hace unos días: si se admitiera la publicidad, no pocos diseñadores trabajarían para la TV con sólo recibir un anuncio de su obra. Sé que de forma indirecta se hace, pero no basta: contrato mediante sería más efectivo.  Hasta aquí, espero que las modificaciones en  el país, que lleguen  al ICRT, tengan que ver también con incluir en la plantilla, personas con  preparación, capaces de ser directores de imagen.

 

 

 

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