La preocupación por la imagen de quienes hacen televisión no se trata de una obsesión por mi parte. Supongo que algunos piensen así, pero el mejor comentario, presentación de un cantante, actuación o conducción se puede perjudicar por un vestuario, maquillaje o peinado inapropiado.
El hombre más atractivo que salga con una sombra de barba ante las cámaras pierde puntos ante la audiencia y si lleva una ropa inapropiada mucho más.
Si una conductora presenta un espectáculo en un cabaret y lo hace con ropa traslúcida, no importa que se le vea el ajustador porque el horario y el ambiente lo propician. La televisión es otra cosa. Una presentadora con un lindo vestido de un solo hombro en el horario del mediodía no se ve bien.
Nieves Laferté, especialista en imagen, en una entrevista me dijo: “Analizando la producción escénica de los últimos años, observo que cada vez se asume el vestuario escénico con más superficialidad. Por supuesto, siempre hay excepciones, que confirman la norma y se convierten en referentes. Cualquiera sin estudios específicos se cree con autoridad y conocimientos suficientes para diseñar vestuario, y hoy, después de haber diseñado más de un centenar de obras de teatro y casi una veintena de largometrajes para cine, puedo decir que la concepción del diseño de vestuario es extremadamente difícil y dificultosa.”
Y recientemente en Facebook publicó un post, (ojalá tenga continuidad) en el que afirma: ““En vivo" hay prendas de vestir que pueden resultar bellas, hermosas, sofisticadas, elegantes... pero "en pantalla" la respuesta a la lente puede resultar diferente, incluso inaceptable. La moda contemporánea propone la más amplia variedad de propuestas para la indumentaria social: blusas, faldas, pantalones, vestidos, de variadas líneas, unas más amplias que otras. También las que no dejan aire entre piel y textil. Estas últimas prendas solo ofrecen una buena apariencia en siluetas finas y perfectas. Muslos, rodillas y piernas gruesas no son amigas de las faldas cortas, menos aún de las prendas ajustadas. La mejor opción para los cuellos cortos y bustos prominentes son los generosos escotes en U y V. Estos son los mínimos consejos que puedo proporcionar en breves líneas como me lo he propuesto. Hay muchísimo más que recomendar. Para una asistencia profesional, se necesitaría conocer muchos detalles tales como el horario y carácter del espacio en el que nos vamos a presentar y es válido para los invitados ocasionales. Espero que estos consejos les resulten de alguna utilidad.”
Nieves ha aconsejado cómo y cuándo usar una chaqueta, una prenda que, para mujeres altas y delgadas, normalmente queda bien. Pero en aquellas de baja estatura, o con libras de más, esa prenda pierde valor. De forma similar sucede con los sacos que usan los hombres si quedan ajustados, con el botón a punto de saltar. Los pantalones apretados en muslos sobregirados de peso, con glúteos prominentes, dañan la imagen del mejor hablante.
No creo que en el ICRT exista un stock abundante de vestuario, pero si la persona que se pondrá frente a las cámaras tiene un poco de sentido común (el menos común de los sentidos), se vestirá, maquillará y peinará de acuerdo a la hora y el lugar en que estará frente a los públicos.
Elio Vives, toda una autoridad en vestuario en la televisión, me dijo en una entrevista que está por terminar: “Sí existe la potestad de decirle a un conductor o locutor que no salga con un vestuario que no esté acorde, sucede que cada proyecto televisivo tiene un diseñador que es el encargado de seleccionar el atuendo a utilizar y eso es decisivo para la buena imagen del programa”.
La posibilidad existe, pero a veces no se aplica. Sé de algunos directores que han orientado a sus conductores, y sencillamente no le hacen caso.
Ahora en Al Mediodía, el reconocido director Mario Freixas ofrece consejos sobre cómo vestirse en el verano. Él tiene su tienda Colecciones Freixas en Galiano y Neptuno. Como este profesional hay otros expertos que aconsejan sobre imagen en programas, Hola Habana y De Tarde en casa son un buen ejemplo. Precisamente en esos espacios reinan dos conductoras, Sandra Hernández y Raquel Mayedo, que nunca tienen los labios pintados inapropiadamente, ni se visten para un cabaret, y se comportan como lo que son: dos presentadoras de la TV.
Clamo una vez más porque la imagen sea tenida en cuenta para que el programa quede redondo, y que los diseñadores jueguen su papel, junto a los directores. El día que un conductor, actor o cantante no salga ante las cámaras por estar mal vestido, entonces se empezará a tener la imagen como un elemento protagónico de la pequeña pantalla.
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