Supongo que para los directores de televisión los cuentos, teatros y telefilmes son trabajos singulares. En una pieza deben contar una historia y es todo a esa carta. En las series, telenovelas y aventuras, con una buena cantidad de capítulos, pueden mejorar su realización (o no) en la medida que van filmando. En este último caso el desgaste físico es grande, son meses con llamados, trabajos de mesa, y casi siempre con un gran equipo a dirigir.
En los dos casos se trata de ficción, aunque a veces las historias más inverosímiles parten de un hecho real que luego fue recreado para la pantalla. El ejemplo más cercano está al doblar de la esquina con la serie Rompiendo el silencio, la cual posee algunas historias verdaderamente espeluznantes que fueron tomadas de la vida real.
Precisamente por tratar la violencia en sus diversas manifestaciones, la serie tuvo el valor de mostrar asuntos que suceden en nuestras casas y a veces no sabemos que somos seres humanos violentados o somos quienes violentamos.
Ese es un tema que puede ser tratado con disímiles estéticas a partir las cosmovisiones de los realizadores. El Revólver, primer cuento de la actual temporada, trató este asunto con la mirada especial de Charlie Medina, director del teledrama antológico Los aretes que le faltan a la luna y de Penumbras, un filme que nos desnudó una tira del entramado social cubano.
Último acto fue el segundo cuento, bajo la dirección de Rolando Chiong, (Rompiendo el silencio, Al compás del son) y se adentra en las posibles consecuencias de la desconfianza en las parejas.
El tercer cuento de esta tanda fue El hacha pequeña de los indios, dirigido por Rudy Mora (ConCiencia, Diana, Y sin embargo), el cual también se adentra en la infidelidad, pero con matices diferentes al anterior y con un final para pensar.
Esas tres piezas fueron portadoras de un buen empaque, luces, fotografía, dirección de actores, puesta en escena. No es para menos pues se trata de tres directores que son tan cuidadosos de las historias, como de la forma en que se presentan.
Pero en este verano hay muchos más cuentos: el 3 de agosto se proyecta Agnus Dei del director Danilo París, con una historia truculenta de un bebé recién nacido asesinado. Le seguirá Abrahel, dirigido por Kalet Polo Reyes y con guion de Jorge González Cruz, en el que se aborda la falsificación y un enredillo especial. Siempre los martes a las 10 de la noche.
Mientras que el 24 de agosto, se proyectará ¿Qué harás después de mí?, de Alejandro González que toca la diferencia de edad y sus posibles desenlaces.
El último día de agosto se verá Ladrón de sábado, dirigido por Consuelo Ramírez que sin ser un Tras la huella trata de un robo y...
Si no ha visto aún los cuentos, dedíquele un tiempo. Son piezas que intentan (no siempre lo logran) contar historias que nos hagan pensar y, a la vez, nos entretienen de una manera que nos permite conocer actitudes y aptitudes humanas no siempre recomendables.
En más de una oportunidad se ha demostrado que la ficción, la buena, puede mostrar un asunto de la realidad con mayor eficacia que un ensayo o una conferencia. Disfrutemos los cuentos y si hay que criticarlos, pues se critican.
CARTELERA DE CANALES NACIONALES
