Entrevista con la realizadora, guionista y editora Mónica Rodríguez, quien trabaja sobre todo en audiovisuales para la niñez

De la cálida ciudad de Las Tunas proviene esta realizadora que confiesa haber soñado, desde siempre, con imágenes. Hubiera querido ser actriz o bailarina para interpretar otros personajes, pero lo cierto es que ha podido asumir otras vidas a través del mundo de la escritura, la edición y la dirección de televisión.

Dispuesta a sortear obstáculos, locuaz, jaranera y con la convicción de que cada oportunidad es única, Santa Mónica Rodríguez Hernández (Mónica) es de esos nombres avalados dentro de la televisión por una especial sensibilidad a la hora de enfrentarse al hecho artístico.

Graduada de nivel elemental de guitarra, por causas y azares estudiante de Bibliotecología y Técnica Documental, ella ha encontrado asidero perfecto en las artes, y especialmente en el mundo de la imagen, de ahí que haya podido desempeñarse en los más diversos proyectos televisivos, desde programas informativos, los primeros, hasta los infantiles por los que siente especial apego.

“Soy editora de televisión graduada en el Instituto Superior de Arte (ISA) en 2004 y agradezco de manera especial haber recorrido el camino de la televisión desde la corresponsalía de Tele Cristal, en las Tunas. Este universo se abrió para mí en 1998 como directora de programas y guionista. Hasta 2016 me mantuve allí y fue un camino arduo, pero inmensamente enriquecedor porque logré descubrir ese otro yo que salía a relucir tras mi escritura y en esos momentos de conformar con ojo acucioso reportajes, entrevistas u otros formatos informativos o espacios de corte no informativo”, explicó Mónica en exclusiva para el Portal de la Televisión Cubana.

¿Qué significó para ti la celebración del aniversario 200 de la ciudad de Las Tunas?

-Pues, unido al jolgorio, representó mi despegue profesional, porque en esa oportunidad me propusieron ser la productora de un videoclip y de dos documentales que se realizarían a propósito de la fecha. Asumí esa labor, por cierto, uno de los documentales se exhibió en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, en 1996. A partir de ahí mis pasos me condujeron hacia el Cined, hoy Cinesoft. Entonces decidí hacer las pruebas de ingreso en el ISA e inicié mis estudios allí.

¿Por qué la edición en tu vida?

-Primero porque me encantan los rompecabezas (sonríe) y me satisface muchísimo tener el control del resultado final de cualquier trabajo. En manos del editor está la culminación de una obra, aun cuando no la haya escrito, dirigido o producido. Lo que no se resuelve en las grabaciones quien decide cómo se ve es el editor, por eso creo que de su pericia depende el resultado, de su manera de “leer” y hasta de interpretar determinados movimientos de cámara o determinadas intenciones de luminosidad; o sea, que la edición puede salvar o invalidar un resultado artístico cualquiera.

“Hoy, por ejemplo, que por razones de salud no edito físicamente, nunca dejo de hacerlo en mi mente, de ahí que cuando escribo lo hago pensando en cómo combinar las imágenes, qué planos priorizar. Sigo creando en imágenes, por eso siempre edito aun en sueños. Escribo con la edición en la cabeza, de hecho, mi tesis en el ISA tenía que ver con la idea de cuán importante es que el editor esté desde el inicio de cualquier proyecto”.

¿En qué lugar colocas entonces el acto de escribir para la televisión?

-Siempre me gustó escribir, especialmente siento interés por los programas técnicos e históricos y hago un aparte muy especial para los infantiles. Escribir no ocupa un sitio específico porque es la materia prima a partir de la cual creo esos mundos que quiero compartir. O sea, que es un acto primario que no me abandona jamás. En ese sentido, recuerdo mi primer y gran proyecto en Las Tunas, que se llamaba Pincel mágico, con el grupo Teatro Tuyo, donde aún agradezco como el primer día a Ernesto Parra, director del proyecto teatral, y a todos los actores que nos acompañaron. El programa se mantuvo al aire cerca de 10 años, obtuvo muchos premios de la popularidad y realmente fue una escuela de creación que nunca olvidaré.

¿Y cómo fue el tránsito como guionista de la televisión cubana?

-Llegué a La Habana en 2016 y comencé a trabajar en el Departamento de Relaciones Públicas de la Compañía Lizt Alfonso Dance Cuba, y en las muchas responsabilidades que significaba esto se incluía ir continuamente al Instituto Cubano de Radio y Televisión (Icrt) con nuestros spots promocionales. Así conocí la dinámica del Departamento de Promoción y Mensajes de la Televisión. Supe entonces que la División de Infantiles necesitaba guionistas, y esa fue la gran oportunidad en 2017. Aunque me satisfacía mucho el trabajo con la Maestra Lizt, en realidad extrañaba la televisión, y la vida me abrió esa puerta para escribir para el espacio infantil Peque soy, donde me mantengo. Ya en 2018 la dirección de Infantiles me propone para los veranos y fin de año una coproducción con los estudios de animación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), que se llama Misión domingo, de la cual soy la guionista y directora.

¿Qué significa trabajar para los niños desde la televisión?

-La vida misma. Con Peque soy he descubierto un público infantil y uno adulto que puede interesarse a la par en qué y cómo se les cuentan las historias a sus hijos. Con la realización de Natural el trabajo se tornó más complejo e igual de gratificante, porque me gusta ver cómo grandes y chicos son capaces de divertirse con los misterios que intentamos sean develados. Me identifico con los temas medioambientales y con este programa es la primera vez que trabajo con niños, siempre quise que los conductores fueran integrantes de La Colmenita, porque son pequeños acostumbrados a determinados rigores de ensayo y de aprendizaje de guiones, y así fue. La experiencia se tornó maravillosa.

“Ese proyecto se lo presenté a Cinesoft y sé que tendrá nuevas ediciones, al equipo le gustó tanto como al público. Y en lo personal me dio la oportunidad de hacer todo lo que yo quería hacer: el guion, la dirección, incluida la de actores, se asumió la producción con un equipo muy profesional, y lo mejor: nos divertimos mucho con los niños.

“Yo siempre quiero hacer más, aunque estoy satisfecha con la diversidad de proyectos que he asumido, sobre todo porque, aunque huyo de los concursos, he contado con la acertada acogida del público, y eso para mí es más que suficiente. Por eso pienso mucho en él a la hora de aceptar qué y cómo hacer un audiovisual. En ese sentido, aunque sé que me faltaría mucho por lograr, pienso con desvelo incluso cómo podría ser el próximo programa. Y si me preguntaras cómo sería el proyecto de mi vida, solo sé que tendría que ser simpático, tendría que ver con música y cine, tal vez podría ser una revista musical. Desearía escribirlo y dirigirlo, mientras lo edito con el pensamiento”.

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