Dice la actriz y directora Ana Nora Calaza Fortes, merecedora del Premio Pequeña Pantalla 2020

La actriz y directora Ana Nora Calaza Fortes se ha desempeñado como compositora, musicalizadora y asesora musical en la Televisión Cubana (TVC). Recientemente fue galardonada con el Premio Pequeña Pantalla 2020, el más alto reconocimiento que se le entrega a profesionales con una destacada trayectoria en el medio.

Calaza agradece a sus padres y sus tíos por los sacrificios que hicieron para que ella llegara a ser artista. Recuerda que su progenitora cantaba en la emisora Mil Diez hasta que se casó, pero siempre mantuvo el deseo de que uno de sus hijos siguiera el camino del arte. Un día el hermano mayor de Ana Nora fue a recitar al programa infantil La escuelita, de Rosendo Rosell, en el Canal 4 de Mazón y San Miguel (hoy Canal Habana). Mientras su hermano recitaba un poema de Plácido, desde el público una niña de dos años repetía esos versos, lo cual captó inmediatamente la atención de los productores, quienes la sacaron en cámara. Esa fue la chispa que se prendió en Ana Nora para no apagarse nunca más.

Ya con cuatro años, su tío la lleva a El programa del viejito Chichí, que hacía el actor José Sanabria, el gallego del teatro vernáculo. Cuando terminó la emisión Ana rompió a llorar porque no la habían dejado cantar. Chichí se conmovió con la niña y la presentaron en otros espacios, Los amiguitos de Chichí y Las estampas de Chichí.

“No canté ninguna canción infantil, algo que ahora defiendo muchísimo por encima de todo. Como era tan pequeña, no articulaba bien. En aquel momento los programas tenían dos comentaristas que, al cerrar el canal, decían la opinión del púbico en el día. Así me contrataron hasta el día de hoy. Para mí la televisión es mi vida. No sé hacer otra cosa”, confiesa quien tuvo el privilegio de estudiar piano y saxofón en la escuela de música Amadeo Roldán, junto a grandes intérpretes como José María Vitier, Jorge Aragón, Elpidio Chapotín y Lucía Huergo.

En la década de los 70, siendo aún estudiante de nivel medio de música, Seve Matamoros la embulla a pasar la Escuela de Formación de Actores. A los pocos días, Consuelo Vidal sufre un accidente automovilístico y Ana Nora entra a trabajar al espacio infantil Amigo y sus amiguitos, que se hacía en vivo desde 1962, dirigido por Erdwin Fernández (padre).

“Había que buscar una actriz con voz de niña, que rápidamente se aprendiera las canciones, en menos de tres días. Me pusieron una trencitas y salí vestida como una peruana. Ese fue un momento importante en mi vida porque no tenía en mente trabajar en la programación infantil. Para mí significaba un reto enorme porque Estrellita y Consuelo eran la imagen de Amigo… Fui nerviosísima a hacer mi personaje de la niña Pilín. Cuando ella se incorpora, al cabo de dos meses, me dio una mano para que continuara en el programa y no me puso ninguna piedra en el camino. Hicimos una amistad para siempre”.

Considera todo un símbolo la grabación de “Barquito de papel”, que salió de Amigo… en la voz de Consuelito, porque surgió en la televisión y hoy es un himno de cualquier cubano en cualquier parte el mundo. “Celia Torriente vio todos mis personajes en Amigo… y me convidó para entrar en Tía Tata cuenta cuentos con la Comadre de papelito, una guajira que cantaba décimas y era la mamá de Pepe Pan.

“Se basaba en una tradición que data de la colonia y consistía en que las personas que no tenían lazos familiares se llamaban comadres y compadres, e intercambiaban regalos envueltos en papel. Yo era la comadre de Maconcha (Carmen Pujols). Como Celia era publicista de Sabatés, me creó el eslogan «Esto es mucho para un cartucho»”.

Después Ana Nora caracterizó a la enamorada adolescente Alelí, de Los Yoyo. En su opinión ese combo era una suerte de Buena Vista Social Club, pues estaba integrado por el bajista Orlando “Cacho” López, el percusionista Amadito Valdés y muchas otras estrellas que posteriormente se unieron en la emblemática agrupación musical. En 1984 llegan Las aventuras del viejo Jotavich (con la dirección de Germán Navarro) y dos años después trabaja en la serie infantil Toqui, dirigida por Ana María Salas.

“Tenía una idea de cómo quería que se movieran los muñecos a los que les ponía mi voz, pero una ley no nos permitía manipularlos. Eso lo hacían titiriteros profesionales como Gladys Gil. Antonio Orlando Rodríguez me escribió el personaje de la rana divertida y cubana que se llama Cúcara para el programa ABC, y me autorizaron a mover el títere. Sigo trabajando con ella porque hasta el embajador de la Cuba en Venezuela me pidió retratarse con la Cúcara para que su mamá lo viera en la foto”.

Para darle vida a ese títere Ana Nora se inspiró en la forma de hablar de una tía gastronómica que era muy graciosa, así como en la sabrosura de Aurora Basnuevo. “Antonio Orlando me dio libertad y empecé a crearle una historia (a Cúcara. Era de Alamar, tenía primas en Diez de Octubre. Cada vez que llovía en los baches se formaba una comunidad de ranas. Como muñeco tuvo más personalidad que Tristolino y Alegrina.

“En el aniversario 40 de la TVC la tuve que llevar a una casa de modas porque a todos los actores los vistieron allí con trajes bellísimos. Vicente González Castro me dijo: «con Cúcara se cierra un ciclo de títeres en la televisión». Pensé que estaba exagerando, pero la vida me ha demostrado tristemente que no existe en Cuba un muñeco emblemático. Amigo y Cúcara fueron desapareciendo de la pantalla”.

En 1987 comienza en El mago del cachumbambé, dirigido por Julio Cordero, para Ana Nora, el patriarca, digno de veneración. Entonces conoció a su amigo Edesio Alejandro. “Grabábamos hasta las tres de la mañana en el estudio 6. Contrataron a Jesús Caldas como atrezzista y él se iba conmigo para ver al compositor Edesio y, poco a poco, se fue superando hasta convertirse en director”.

Ana y sus compañeros de faena se percataron de que los pequeños cantaban obras escritas para adultos. La Organización de Pioneros José Martí estaba muy preocupada por esa situación. “Se creó un muñeco chiquito de guante, con escenografía en recortador, con láminas de libros y postales. Así empezó Arcoíris Musical (iniciado en 1987 por el director Jesús Caldas).

“Estuve haciendo el personaje de la Payasita Ana hasta que el médico que atendía mi embarazo me lo prohibió. Después se incorporó Kiki Corona como compositor. El programa estuvo en el aire unos 15 años. No hay día que salga a la calle y alguien me pregunte por qué lo quitaron y no lo vuelven a poner”.

Como nueva propuesta pensaban hacer un show, al estilo de los Lucas, con todas las grandes figuras que habían pasado por el combo de Los Yoyo y que ellos les contaran a los niños sobre sus primeros instrumentos musicales. Además, se pretendía que desde cada telecentro enviaran videosclips infantiles, pero nada de eso fructificó. Con total transparencia digo que ese fue el comienzo de la destrucción de muchas cosas. Para un programa infantil se requiere de imaginación, voluntad, fantasía y, sobre todo, deseos de hacer”.

Aunque sus grandes pasiones son la composición y dirigir programas infantiles, también Ana Nora ha actuado en dramatizados para adultos como el espacio Horizontes, del director Miguel Sanabria; en el humorístico Punto G y la telenovela Al compás del son, dirigida en 2005 por Rolando Chiong. Conjuntamente ha dejado su impronta en Radio Arte, en las versiones radiales de Tía Tata… y Amigo…, ambas dirigidas por Oscar Luis López. En Radio Progreso, en El Paracutín, La familia Pirulí, Tito, el imaginativo, el soñador (bajo la dirección de Carmen Solar). Para esa emisora escribió el libreto del espacio infantil Un día especial.

Disfruta prestar su voz a personajes de películas animadas nacionales o foráneas, además de ser directora de doblaje en Cuentos de Mamá Gansa, un programa foráneo donde se cantan canciones tradicionales. A eso se suma que ella dirige el servicio de audio-descripción para los filmes destinados a los débiles visuales. Se siente orgullosa de que muchos de sus actores hayan resultado premiados por esa obra casi anónima.

Ocupa un lugar especial en su corazón la serie brasileña Castillo Rá-Tim-Bum, para la cual realizó el doblaje al español de la parte musical. “En el estudio 14 B de la TVC hay un espíritu muy solidario. Todos nos tratamos con cariño y respeto. Somos como una familia”, asegura.

Ahora está muy entusiasmada con la puesta en pantalla de un nuevo proyecto del Canal Habana que dirigirá Liuvar Losada. Será un homenaje musical a Dora Alonso a través de Martín Colorín, el perro, y los dos niños que viajarán a diferentes lugares de la capital.

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