Por estos días, en que la telenovela cubana Regreso al corazón acapara la atención de los televidentes con personajes como Diego —que transita hacia la salida de su zona de confort—, también merece hablarse de Pedro. Desde el inicio de la trama, este personaje ha dejado boquiabiertos a muchos espectadores, desconcertados e incrédulos ante actitudes tan viles y despreciables.
Interpretado por Pablo Carrillo Santana, el actor ha asumido el papel con tal fidelidad profesional que algunos televidentes lo han criticado fuertemente en redes sociales. Sin embargo, él mismo ha confesado que, en la calle, muchas personas lo felicitan y le agradecen la calidad de su interpretación.
Tal vez esa sea la motivación para descubrir y mostrar al artista detrás del personaje, así como los giros conductuales que atraviesa a lo largo de la trama. Con detractores y seguidores, la novela entra en la mayoría de los hogares cubanos cada lunes, miércoles y viernes, generando entretenimiento, reflexiones e incluso discusiones familiares cuando surgen criterios encontrados.
Los conflictos de Regreso al corazón se comentan en la calle, en la bodega, en los centros de trabajo… lo que constituye otra virtud: conectar a las personas entre sí y, al mismo tiempo, alejarlas por un rato de problemas cotidianos, tanto individuales como colectivos.
Pero, ¿quién es Pablo, el actor que interpreta a Pedro, ese abogado irreverente dispuesto a conseguir lo que quiere al costo que sea, bajo la premisa de que “el fin justifica los medios”?
«Soy del municipio de Palmira, en la provincia de Cienfuegos —comentó—. Mis primeros pasos en la actuación fueron de pequeñito, en la Casa de Cultura de mi pueblo, con un grupo aficionado, donde interpreté a un payasito llamado Barrilete. Con ese mismo grupo comencé a hacer teatro y participé en festivales de aficionados, obteniendo premios con obras como La noche.
«En 2004 matriculé en la Escuela de Arte de Santa Clara y, cuatro años después, inicié mis prácticas preprofesionales en el grupo cienfueguero Velas Teatro, hasta que ingresé al servicio militar activo», comenta en entrevista al Portal de la Televisión Cubana.
—Luego de terminar ese compromiso con la defensa de la Patria, ¿cómo te relacionaste nuevamente con las artes escénicas?
«Regresé a Velas Teatro, donde permanecí 14 años más. Hice varias obras: Picnic, Petición de mano, El otoño de José Antonio. También trabajé en la televisión cienfueguera en programas como Semilla nuestra y en pequeños documentales.
Tiempo después vine a La Habana y me presenté en la sala Adolfo Llauradó con Maneras de usar el corazón por fuera, obra dirigida por Alberto Sarraín y escrita por Yerandi Fleites. Luego llegó la Covid-19 y regresé a Cienfuegos.
Al concluir la pandemia volví a la capital para trabajar con el grupo Teatro de Dos, de Julio César Ramírez, ubicado en Línea y B. Sin embargo, por razones ajenas a mi voluntad decidí que no iba a actuar más y regresé a mi tierra.
Ingresé a la radio, aunque estuve poco tiempo. Paradójicamente, cuando ya había decidido apartarme de los medios, me llamaron para el telefilme de Tony Quiñones A través de sus ojos, de la revista Una calle, mil caminos. Lo hice y creo que esa fue mi entrada a los medios por la puerta ancha».
—¿Qué ocurrió después de ese telefilme?
«Loysis Inclán, directora de Regreso al corazón, me propuso trabajar en la novela, aun cuando le comenté sobre mi poca experiencia en la televisión. Con gran comprensión pasó por alto ese detalle… y aquí estoy”.
—Ya que llegamos a la novela, háblame un poco de Pedro.
«Pedro y yo somos opuestos en todos los sentidos. Él es un abogado inteligente, hijo de una madre maravillosa y un padre excepcional, pero con sueños de grandeza.
«No logró alcanzar buenos puestos en su profesión y, por otro lado, se acomodó al confort de su esposa, a la buena casa y al dinero del que se aprovechó. A ello se une su obsesión por demostrar que es el mejor en su carrera. Piensa que todo lo que hace está bien, aunque sea lo contrario. El chantaje se ha convertido en una de sus principales armas».
—¿Existe diferencia entre la relación de Pedro con su madre y con su padre?
«Con su madre tiene una relación maravillosa. Con el padre no tanto: él sabe que su hijo es un trepador, capaz de cualquier cosa para lograr sus objetivos, sin importarle a quién dañe o por encima de quién pase. Esa visión los distancia, porque el padre tiene otra manera de ver la vida».
—Loos personajes suelen tener puntos de giro. ¿Pedro es uno de esos casos?
«Sí, Pedro experimenta giros muy fuertes a partir de la enfermedad de su madre. Ante su deterioro mental, empieza a sentir la necesidad de cambiar y de apoyarla en ese proceso. Además, conoce a otra mujer, muy diferente a la anterior: de carácter fuerte, decidida y que lo ayuda a iniciar una transformación moral, conduciéndolo por un camino más correcto».
—¿Qué aspectos del personaje te resultaron más incómodos?
«Lo más incómodo fue constatar que en la sociedad cubana existen muchos Pedros: personas camufladas que aparentan ser buenas, grandes profesionales, pero viven una doble moral solo para escalar y obtener beneficios personales».
—¿En lo personal y profesional cuánto te aportó este personaje?
«Muchísimo. Sobre todo, el acceso a la televisión, un medio que siempre me atrajo pero en el que no había trabajado por múltiples razones. Me siento contento y agradecido con Loysis Inclán, la directora, con el equipo técnico, con los actores, con Eduardo Eimil, y con la posibilidad de actuar junto a grandes artistas a quienes siempre admiré. Es increíble».
—¿Tienes nuevos proyectos?
«Recientemente participé en algunos capítulos de una serie con Elena Palacios y formo parte del elenco del nuevo proyecto audiovisual de Ernesto Fiallo, Mujeres de café, una novela rural que será mi segunda propuesta en este género. Para mí constituye motivo de emoción y entusiasmo».
Pablo Carrillo Santana, el Pedro de Regreso al corazón, es un actor que no se amilana ante los tropiezos de la vida. Siempre supo que su oportunidad llegaría. No se desesperó y, justo cuando menos lo esperaba, la televisión le hizo un guiño. Ni perezoso ni descuidado, aprovechó la oportunidad, porque sabe que estas no llegan con frecuencia.