Confesiones de la actriz Susana Ruiz, quien le da vida al personaje de Baby en la telenovela cubana En fin, el mar

Tiene solo 28 años. Nacida en la provincia de Cienfuegos, desde muy niña Susana Ruiz vive en La Habana, una ciudad que considera parte vital de su existencia. A los 16 empezó en el grupo de Teatro Aficionado Olga Alonso, bajo la guía del maestro Humberto Rodríguez.

Siempre le atrajo el mundo de las cámaras y las luces. Por eso, no dudó en enrolarse como figurante en algunas producciones televisivas. Así fue conociendo algunas interioridades de ese medio audiovisual.

En 2016 egresó de la Universidad de las Artes (ISA) pero mucho antes ya había llegado a la televisión con la serie infantil ¿Qué come, qué dice?, donde interpreta el personaje protagónico de Comadrita Lengua.

Para ella fue una dicha darle vida a María Berenice en la telenovela Santa María del Porvenir, que dirigió Rolando Chiong. Allí su compañero sentimental era Patricio Wood. Susana contaba entonces con solo 22 años e interpretaba a una mujer de más de 30.

“Tuve que escuchar muchos consejos y abrir la mente. Luego uno va tomando sus propias decisiones”, confiesa la joven cuyo desempeño pudimos apreciar más tarde en otras dos telenovelas: Latidos compartidos y En tiempos de amar. Ahora el público la ve tres veces por semana como parte de En fin, el mar.

Otra faceta en que se desempeña es en la conducción del programa Sin límite, dirigido por Indira Fung. Luego fue presentadora de Todo tiene su historia (Canal Educativo 2, director Arturo Fardales) y actualmente de Momentos, que sale al aire los domingos por la noche en el Canal Educativo, bajo la dirección de Rafael González.

En la televisión has desempeñado algunos roles negativos. ¿Te gusta ser la mala o esos papeles te han llegado como fruto de la casualidad?

La Dayana de Latidos compartidos no era tan negativa. Hizo algunas travesuras pero, hasta cierto punto, estaban justificadas por lo que había pasado, al ser una muchacha mal guiada por la vida. Ese papel lo tomé como una oportunidad de hacer algo diferente, porque tanto en Santa María del Porvenir como en la serie infantil mis personajes eran positivos.

En la novela En tiempos de amar interpreto a una estudiante de Sicología. Ahora llega la Baby de En fin, el mar. Había trabajado en el telefilme La coleccionista, dirigido por Carmelo Rubio. El gran problema de la protagonista es que se dedicaba a coleccionar hombres. Ahí Carmelo descubrió que podía tener un peso dramático en la historia y me propuso el papel de Baby, sin hacerme casting, porque estaba convencido de que yo era la adecuada para ese rol.

Después en Tras la huella me ofrecen otro personaje negativo: una mujer jefa de una banda de ladrones, todos hombres. José Víctor Herrera no sabía que yo estaba grabando con Carmelo. Creo que todo eso fue pura casualidad.  

Para el verano va a salir la segunda temporada de la serie De amores y esperanzas, dirigida por Raquel González. Supongo que ella había visto algo de diablos y demonios en mí; por eso me presentó un personaje que me gustó mucho porque es negativo pero diferente. Es una madre problemática que aparece en los dos primeros capítulos de la serie.

En las dos últimas telenovelas has sido pareja de Rolando Chiong (hijo). ¿Cómo ha sido la experiencia junto a él?

Imagínate tú. Lo conozco hace 11 años porque los dos salimos del grupo Olga Alonso,  donde aprendí la mayor parte de lo que puedo hacer como actriz.

En Santa María del Porvenir, Roly tenía un pequeño papel. En la novela En tiempos de amar trabajamos juntos. Carmelo no lo sabía. Cuando llegamos a los ensayos de En fin, el mar nos enteramos de que también estábamos de pareja.

Con Roly existe mucha química. Nos llevamos muy bien. Nos ponemos de acuerdo para todo. Es importante que los actores hablen el mismo lenguaje y utilicen la misma técnica para construir un personaje.

¿Qué fue lo que más disfrutaste de la grabación en esta telenovela?

Es muy bueno cuando el director está apuntándote, señalándote y dándote notas porque eso te ayuda a no acomodarte, más cuando uno está empezando y comparte escena con actores de talla mayor, con muchos años de experiencia.

Carmelo tuvo una gran confianza en la propuesta que le hacíamos como personaje y siempre nos dejó claro que si proponíamos algo teníamos que afrontar las consecuencias. Yo me divertía muchísimo en las escenas. Carmelo me dejó actuar con libertad y me sentí cómoda en ese sentido.

¿Baby tiene un buen final en la telenovela?

No hemos llegado ahí todavía. No te puedo adelantar nada pero no es bueno el final de Baby, dice riendo la actriz.

¿Cuáles aspectos piensas que se deben mejorar en las producciones de dramatizados cubanos?

Se deben madurar más las escenas de acciones físicas violentas, donde hay peleas. Hay que montarlas como una coreografía igual que se hace en las grandes producciones internacionales. Todo no puede ser a partir de la intuición del actor.

Es importante el montaje de la escena para que el camarógrafo, el luminotécnico, el sonidista, todo el equipo, sepan por dónde ir y cuál es la toma de cámara que realmente le interesa al director. Si queremos hacer dramatizados de actualidad tienen que ser creíbles para que la gente se sorprenda y no rechace lo que está viendo. 

¿Qué papeles te atraen más?

Acepto cuando hay una buena historia, un buen personaje, algo que contar. Ahora quiero seleccionar más los papeles porque cuanto más te ve el público más te enjuicia, para bien o para mal, y pide que superes tu último trabajo.

Hay una realidad. Estamos escasos de buenos guiones en la televisión. Los jóvenes queremos que lleguen a nuestras manos historias tan interesantes como las que vemos en series extranjeras.

Acabo de terminar el telefilme Delirios y monogamias, un excelente guion, escrito y dirigido por Elena Palacios. Ahí tengo la oportunidad de trabajar por primera vez con Bárbaro Marín, Yerlin Pérez y Roque Moreno. Son cuatro historias muy interesantes. El elenco está integrado también por Laura Moras, Jorge Martínez, Monse Duany, entre otros actores.       

¿Cuáles proyectos y sueños te inquietan?

Me encantaría actuar en una película musical. Ya me hicieron una pequeña propuesta en ese sentido pero no quiero revelar nada todavía. Los sábados recibo clases de canto con Robertina Morales, una excelente profesora. Varios actores y músicos profesionales son sus alumnos. Ella me preparó para el telefilme de Elena, donde interpreté a una cantante. Manolito Simonet, a cargo de los arreglos musicales de la historia, también me ayudó muchísimo.

Como adoro la música, el escenario y el mundo del espectáculo estoy de presentadora en el segundo show de Tropicana, donde canto y bailo, un sueño que tenía hace mucho tiempo.  

Algo más que quieras agregar

Quiero agradecerles que hayan pensado en mí para esta entrevista porque todavía estoy empezando. Voy, poco a poco, paso a paso, pero siempre trato de hacer lo mejor posible.

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