Entrevista con uno de los protagonistas de la telenovela cubana en pantalla

La novela cubana Mas allá del límite (lunes, miércoles y viernes por Cubavisión, después del Noticiero Nacional de TV), despierta el interés de la población. Muchos afirman que se ven reflejados en las situaciones expuestas, otros que la trama dista bastante de la realidad cubana, aún cuando aseguran estar en presencia de un guion atractivo y apoyado por buenas actuaciones.

Precisamente con el actor Ulyk Anello Sánchez, quien interpreta el personaje Ulises en la novela, conversamos en exclusiva para el Portal de la TV Cubana.

¿Cómo caracterizas al personaje que haces en Más allá del Límite?

-A Ulises lo construí como un tipo no contradictorio pero sí rebelde. Su padre pretendía a toda costa que el hijo hiciera lo que él creía correcto, aun cuando Ulises tenía sus puntos de vista propios. Sin embargo, a través de la trama de la novela vemos que no se dejó arrastrar. Ahora mismo la gente censura su comportamiento, pues no entienden cómo fue capaz de romper su estabilidad familiar, coherente y bien organizada. Sin embargo, no piensan en que este personaje, a pesar de tener más de veinte años de matrimonio, no era feliz. Creo que en ese sentido hizo lo más conveniente, para sentirse excelentemente bien y estar conforme consigo mismo. Aplicó la teoría que plantea: Los hijos no necesitan a los padres juntos, sino felices.

¿Cómo llegas al mundo de la televisión?

-Nací y me crié en el Teatro Nacional Guiñol de Cuba, donde mi madre (Mirian Sánchez Álvarez) fue titiritera y casi una de las fundadoras. Ese contacto directo con el mundo de las tablas me condujo al universo televisivo infantil. Lo primero que hice fue el programa Dando vueltas, en su fase final, con los personajes invitados al baúl, y después, un títere llamado Güero, primo de Güiro. Posteriormente actué en El camino de los Juglares, La sombrilla amarilla, un dramatizado igualmente para niños titulado El guardián de la piedra, hasta hacer teatro dramático, que fue realmente el que me abrió las puertas a la televisión para adultos.

¿En cuál espacio hiciste tu debut televisivo para mayores?

-En el espacio de la novela, con la serie de los bomberos, dirigida por Noemí Cartaya y codirigida por Ernesto Fiallo, gracias a esta propuesta las personas me empezaron a conocer como profesional. Un tiempo después hice La otra esquina, protagonizada por mi comadre Blanca Rosa Blanco y yo, luego, Latidos compartidos, y finalmente, la novela Más allá del límite, ahora al aire.

¿Qué propuestas futuras tienes para los televidentes?

-Hace muy poco terminé de grabar El rostro de los días, otra telenovela también de Noemí Cartaya, cuya trama se desarrolla en un hogar materno. En ella hago un personaje pequeño pero interesante. Concluí hace poco el proceso de grabación de la segunda temporada de Rompiendo el silencio, dirigida por el Chino Chiong, con un guion muy actual y sugerente, pues es una denuncia al maltrato de las mujeres y las niñas. Además finalicé la segunda temporada de Lucha contra bandidos, dirigida por Roly Peña. A finales de agosto inicié la grabación de otra serie con Fiallo, llamada Vida de mi vida, cuyo guion se fundamenta en problemas inherentes a la tercera edad.

En tu desempeño profesional tomas roles positivos y negativos y cambias el look. ¿Cómo logras asumir personajes tan diferentes?

-Trabajando doblemente, y digo esto porque intenté entrar al ISA, pero al parecer hice un exámen tan malo que reprobé, entonces decidí seguir el camino de la actuación por mi cuenta. Al no tener la metodología académica me aferré al libro de Stanislavsky y estudiaba por él de forma autodidacta, la situación exigió mucho esfuerzo y, gracias a mi familia y a mi perseverancia pude ver hecho realidad mi sueño: ser actor. En este ejercicio la pantomima me ayudó de manera considerable porque me enseñó a observarlo todo: los niños, los perros, las gentes, en fin todo a mi alrededor, como una manera de obtener herramientas para realizar mi trabajo a la hora de construir un personaje. Dicho sea de paso, sin perder el ABC de la actuación, los edificaba a mi manera.

Dentro de esa amplia gama de personajes, ¿hay alguno que se distinga?

-Pedro Pablo, de Latidos compartidos, con su doble vida: por una parte era subgerente de un hotel y por otra un proxeneta confeso. El personaje me marcó tanto que en una ocasión, luego de terminar uno de los rodajes, en mi casa mi esposa y yo comenzamos un juego de palabras, al parecer perdí la paciencia y Pedro Pablo se apoderó de mí al extremo que le solté una grosería a mi mujer, tal como lo haría Pedro Pablo. Ella reaccionó como cualquier persona ante una circunstancia similar. Afortunadamente, al finalizar el día hice un recuento de lo ocurrido y me di cuenta del error, entonces le ofrecí disculpas a Camila, mi esposa, y todo se arregló. Después reflexioné sobre mi comportamiento y comprendí que mi airada e injustificable conducta fue resultado de la intensidad con la cual había interiorizado el papel de Pedro Pablo, creo que más de lo normal.

¿Cuánto ha cambiado la televisión tu vida?

-Yo siempre he luchado por ser una mejor persona, aunque cuesta bastante trabajo por los obstáculos que encuentras a diario en el camino, pero los personajes negativos, aun cuando son contrarios a lo establecido socialmente, te ayudan a ser mejor persona, pues sus acciones te animan a crear una pauta y a construirte una mejor vida, sobre todo espiritual. Y es que, desde mi punto de vista, los personajes son duendes venidos a ti, siempre para bien. Por otro lado, la televisión cambió mi vida a partir de la relación con los públicos: me ven, me hablan y reconocen mi labor. Soy de los que no cree en galardones institucionales, para mí el mayor premio es ese, la identificación con las personas en la calle o el aplauso en un teatro, amén de las críticas que siempre están presentes en el trabajo de un artista. Debo confesar que no me molestan, de ellas siempre saco lo positivo, si son buenas, felicidades, si son destructivas las analizo igual, y trato de encontrar siempre la mejor parte.

Ulyk Anello, a pesar de su esfuerzo y determinación por la vida actoral, sabe que no hubiese logrado lo que hasta este momento sin la colaboración de su madre, quien siempre ha estado detrás de su vástago. Ahora la vida le dio otra encomienda: ayudar en el cuidado del pequeño Mauro, el hijo más chiquito de Ulyk, para que este siga así, ofreciendo todo su profesionalismo, por qué no… más allá del límite.

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