Sumario: Otaku Sempai, dirigido, escrito y editado por el realizador pinero Francisco Leyva Ferrer, Picky, tiene como público meta a los adolescentes de 12 a 15 años

Durante los últimos meses, los 21 capítulos de un programa atípico han hecho las delicias de algunos amantes del anime, el manga y los videojuegos de origen japonés. Me refiero al espacio juvenil Otaku Sempai. Para acercarnos a sus interioridades conversamos con el director Francisco Leyva Ferrer (Picky), quien se considera Otaku porque en sus 37 años de vida ha visto muchos animados nipones.

“Realmente el programa Otaku Sempai empezó

como un juego en Islavisión. Lo hicimos un verano, hace como cuatro años atrás. Tenía varios proyectos que no se pudieron materializar por cuestiones de logística y de producción. Como contaba con los medios propios para la realización de este programa lo aceptaron en el telecentro. El primer presentador no era actor, ni locutor profesional, solo un amigo Otaku como yo, muy carismático y con una buena dicción”, confiesa Picky.

Según el realizador, en la Isla de la Juventud la comunidad Otaku no es muy grande y por eso el programa no alcanzó la repercusión que tiene ahora. Durante dos veranos consecutivos se transmitió por la parrilla nacional porque en La Habana el espacio sí tuvo bastante aceptación.

En esta ocasión, la nueva temporada de Otaku Sempai se produjo de forma independiente respondiendo a un encargo del Grupo Creativo Infantil-Juvenil de la Televisión Cubana. Bajo ese mismo concepto, el grupo Marabú, productora radicada en la Isla de La Juventud, completará otros capítulos que deben salir al aire por Cubavisión en el venidero mes de julio.

Otaku Sempai tiene una visualidad muy especial. Picky y su equipo ponen todo el empeño posible en entregar un producto de calidad y en alta definición (HD, por sus siglas en inglés). Al respecto comenta el también guionista, editor y realizador: “A mí siempre me gustó la idea de hacerlo tipo parodia. De hecho, la misma presentación es una parodia/plagio/homenaje al intro de Marvel, como dando chucho (cubanismo referido a la burla entre los jóvenes) al compararlo con los animes. El diseño, a manera de historieta, nos gustó. Eso demanda de mucho trabajo porque la posproducción es muy grande y complicada.

“Para finalizar un solo programa me demoro una semana y hasta 10 días tratando de hacerlo bien, sobre todo los recortes, para que queden lo mejor posible porque el público al que nos estamos dirigiendo es muy muy exigente y cuando se nos va algún error nos lo dice”.

¿Desde el principio concebiste que el locutor interpretara varios personajes?

–La idea de hacer varios personajes siempre fue así desde que lo concebimos. Podría funcionar o no, pero queríamos lograr algo diferente. El locutor de las primeras temporadas se casó, fue a trabajar a otro lugar y se alejó de la televisión.

“Para esta nueva temporada buscamos a Roly González, un muchacho de 27 años que ya había trabajado conmigo en Islavisión cuando era más joven. Decidí llamarlo porque él estaba estudiando actuación en la Universidad de las Artes y le di la libertad de interpretar varios personajes. Le expliqué que había un locutor oficial, más serio, y los otros caracteres los podíamos crear por el camino. A él se le ocurrió que en los primeros programas se haría una suerte de casting.

“Como él es más joven que yo también tuvo la iniciativa de crear el grupo de WhatsApp (OtakuSempai2020, fundado el 8 de septiembre del pasado año) para ir monitoreando, antes que saliera el programa al aire, cuáles personajes funcionaban o no.

“Cada vez que grababámos ponía imágenes en WhatsApp e iba viendo la reacción del grupo. Eso nos sirvió muchísimo porque nos decían lo que estaba bien o mal. De hecho, tuvimos que eliminar a una muchacha que hacía Roly en cuatro programas ya terminados y fue necesario rehacer toda la temporada.

“Entonces nace el personaje del repartero (cubanismo que se refiere a una tribu urbana de procedencia humilde seguidora de la música salsa y que habita en barrios capitalinos periféricos). Así le fuimos quitando relevancia a unos y dándosela a otros como el arrogante, un pesado que le gusta a unos y a otros, no.

“Contar con un grupo de WhatsApp te da una medida directa de cómo va funcionando el programa. Tengo bien claro que el producto es para un público determinado. Si no le llega, ni se motiva, no lo estamos haciendo bien”.

¿Cómo ha sido recibido el espacio por la comunidad Otaku cubana

–De hecho al principio tuvimos distintos grupos de WhatsApp, sobre todo de La Habana. Dentro de la comunidad Otaku cubana se destacan los más ortodoxos, cuyas edades oscilan entre 25 y 30 años, han visto casi todas las series y tienen una enciclopedia cultural mucho más amplia. A ellos no les gustó mucho la idea de incluir varios personajes.

“Los ortodoxos querían algo a la onda de los programas tradicionales con un locutor que sabe mucho y se sienta frente al público, dice su parlamento y pone los videos. Llegaron a ser incluso ofensivos conmigo porque no entendían que Otaku Sempai está diseñado –desde el ritmo, la música y los colores– para los adolescentes de 12 a 15 años.

“Esos muchachos están empezando ahora y necesitan una guía para no perderse porque cada año en Japón se producen miles de animes y mangas. Queríamos organizarles un poco el contenido y abrirles el espectro de lo que pudieran ver. A los adolescentes sí les gustó nuestra propuesta. Lo habíamos concebido como un juego, a partir del choteo cubano de otro personaje que resultara la contrapartida del locutor oficial. Aunque ese es el público meta no nos molesta si nos ven los niños más pequeños o los adultos”.

¿Qué repercusión ha tenido el programa?

–No me imaginaba que iba a alcanzar una repercusión tan grande así porque la primera temporada no tuvo tanta aceptación en la Isla. Ahora ya perdí la cuenta de cuántos correos me llegan todos los días. Siempre trato de responderlos todos.

“En uno de los primeros programas, por error, puse mi móvil particular y fue realmente abrumador porque me llegaban cientos y cientos de mensajes de toda Cuba. Una vez iba por la carretera en mi moto y escuchaba que mi celular sonaba y sonaba. Pensé que le había pasado algo a mi esposa o alguien de mi familia. La llamada era con *99 y seguían insistiendo hasta que descolgué el teléfono. Era un niñito de ocho años de Las Tunas, con una vocecita muy dulce, quien me ofreció disculpas por molestarme y me dijo que le había gustado mucho el programa. De hecho, ese niño todavía me sigue llamando.

“Me siento muy emocionado con la cantidad de personas que integran los grupos de WhatsApp. Los seguidores graban el programa y después hacen memes (caricaturas humorísticas) sobre Roly. Eso es increíble.

“Asimismo vieron la luz otros grupos paralelos en Telegram y en Todus, pues algunos adolescentes no tenían acceso a Internet y solo se podían conectar a través de esa red social.

“Cuando anunciamos el fin de esta temporada los muchachos querían escribir una carta a la presidencia del Instituto Cubano de Radio y Televisión. Les expliqué que aunque para nosotros es gratificante realizar Otaku Sempai tenemos otros compromisos tanto nacionales como internacionales.

“Por otra parte, Roly debe terminar sus estudios en el ISA y cumplir con sus responsabilidades en el teatro. Por eso lo hacemos por temporadas. Así nos tomamos un respiro. Llegó un momento en que lo único que se veía mi casa era animes. Mis hijos también son Otaku. Hijo de gato, caza ratón”, concluye Picky.

Otros integrantes del equipo son Katia Buliés (asesora de la TVC), Betty Salazar, encargada de la caracterización de los personajes, el maquillista Hermes Sánchez, el camarógrafo Fidel Casañas, el sonidista Yunito García y la productora Zaraliz Rodríguez.

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