Recientemente se dieron a conocer los veintidós compañeros que, con una significativa trayectoria en el quehacer televisivo y sobresalientes aportes, merecieron el Premio Pequeña Pantalla, que otorga la direcciòn de la televisión. Una de ellos es una mujer que constituye un ejemplo para muchas otras. Luisa María Naranjo Torres.

Al comunicarme con el telecentro holguinero Telecristal, logré conversar con esta técnica del máster, que en sus inicios quiso ser camarógrafa, anhelo que resultó imposible, al recibir el rechazo de quienes no consideraban a las mujeres capaces de manipular las pesadas cámaras de fabricación norteamericana.

En 1976, Luisa María fue seleccionada, entre 300 aspirantes de la provincia, para matricular en un curso de capacitación inicial, con vistas a la apertura del Estudio de Televisión de Holguín, curso que aprobó como primer expediente y, aunque alguien consideró su condición de madre como un obstáculo para desempeñar esa faena, logró estar presente en la salida al aire de la primera señal del estudio holguinero.

Al demostrar sus aptitudes, la Dirección Nacional de la Televisión, autorizó que Luisa ocupara una de las dos plazas existentes, convirtiéndose en la primera mujer del país que asumía la responsabilidad como técnica en trasmisión de la sala central, donde aún continúa.

Recuerdo a los internautas que el Control Maestro es el centro técnico de la operación de transmisión televisiva. El operador del Máster ha sido considerado el salvavidas de la estación de televisión pues, siempre sujeto a largas jornadas de trabajo, es el responsable de monitorear la calidad y precisión del programa al aire, dando solución a posibles fallas de funcionamiento.

La labor de esta profesional ha estado ligada a importantes momentos de su provincia. En 1980 asumió las trasmisiones de toda la programación ampliada del telecentro y los pases diarios o semanales desde Holguín al NTV, a través de Tele Rebelde, en Santiago de Cuba, lo que significó un gran reto, por toda la complejidad que conllevaba sincronizar las trasmisiones y sacar al aire una señal óptima.

Asimismo, propició la trasmisión de los reportes informativos, hacia el NTV, de Las Tunas (que no contaba con telecentro propio) y Holguín. En 1982, las emisiones diarias del NTV abren un espacio en pantalla, en vivo, a la imágen de los locutores holguineros, encargados de ofrecer las principales informaciones del territorio. Tras la nueva identificación del canal como Telecristal, se suman a las trasmisiones eventos de interés nacional, los cuales fueron asumidos por Luisa y sus colegas, con igual meticulosidad.

Luisa es el único técnico que ha trabajado en las tres tecnologías por las que ha transitado la televisión holguinera, que son: la norteamericana analógica, la soviética-analògica y la digital. Reconoce que esa experiencia, va acompañada de la tensión que siempre le ha generado la salida al aire, acostumbrando a respirar profundo, al comprobar el éxito de la emisión sin presentar contratiempos. Con extrema dulzura, relata la felicidad que siente al atravesar la entrada de su telecentro, el cual conserva la misma puerta de cristal, que se abrió para ella hace 45 años.

Luisa María reafirma su sentido de pertenencia, el amor por su trabajo y me cuenta cómo se responsabiliza con el adiestramiento de jóvenes estudiantes de politécnicos de especialidades afines y estudiantes universitarios que transitan por el telecentro cada año. Aunque ha habilitado a muchos compañeros para la actividad que realiza, ninguna fémina ha continuado su especialidad pues han preferido el taller, por lo que continúa siendo la única operadora en un colectivo técnico, eminentemente masculino.

Luisa no acostumbra a esquivar las labores hogareñas y aún desde la cocina, donde tiene un televisor, monitorea las trasmisiones de Telecristal. Siempre contó con el apoyo incondicional de sus padres y con Leonardo, su esposo, el cual, en alguna ocasión, se ha quedado con el hijo enfermo, para que ella cumpliera con sus deberes, los cuales también han incluido las tareas sindicales y el rescate del patrimonio audiovisual de su provincia.

Actualmente es la Jefa de Transmisiones del canal y operadora del control maestro, junto a otros dos jóvenes que ella misma ha formado. Por sus resultados profesionales, a los que suma su obra como guionista, recibió el Premio Vida y Obra de la Televisión Holguinera y es, indudablemente, merecedora del Premio Pequeña Pantalla.

A los 67 años de edad, en plenitud de capacidades, entrega y creatividad, Luisa María Naranjo Torres es un nombre imprescindible de la Televisión holguinera, a la que ha dado y seguirá dando todo, como siempre ha hecho. Poniéndole el corazón.

 

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