Breve conversación con el conductor Marlon Pijuán sobre lo que ha sido su más reciente proyecto televisivo, y del cual ya no formará parte.

“Desde el estudio” se ha convertido en un espacio necesario y muy agradecido. Ha sido la posibilidad de encontrar a músicos de extraordinaria trayectoria en su espacio natural, un espacio de creación vital, y donde nacen temas que luego son parte del repertorio personal e identificativos de un momento de la música cubana.

Para Marlon Pijuán, joven y versátil actor/comunicador, ha sido una oportunidad de mostrarse ante el público con toda esa sensibilidad y energía que le distingue, al tener que entrevistar y compartir con músicos de diferentes géneros y cuyo denominador común es la excelencia.

Fue convocado por Roylán Pardo, uno de los directores del proyecto, cuyo referente existe en Argentina, en un programa que se llama “El estudio”, y así comenzó una aventura que mucho tiene que ver con los intereses de este profesional, apasionado de la música cubana en toda su expresión.

“Fue súper importante tener la posibilidad de disfrutar a los músicos tocando en vivo, hecho que lamentablemente ya no es común en la televisión cubana, y por otra parte verlos en un espacio propio, eso es algo formidable. Generalmente los vemos en estudios de televisión o en videoclips, que no son tal vez sus mejores escenarios. El estudio, en cambio, es un entorno natural, condicionado justamente a sus necesidades porque todos han tenido importantes experiencias de grabación; por tanto, sentí que ellos podían controlarlo todo y eso los hacía sentirse muy cómodos”.

Ante la experiencia que tienes como comunicador, cuál fue tu mayor fortaleza y el mayor temor en esta propuesta.

“Desde la corta experiencia que tengo aun como comunicador, siempre parto de lo consciente que uno ha de estar del contexto que trata. Claro, en este caso, tuve una ventaja y es que la mayoría de los músicos invitados coinciden con mi gusto musical, y los que no, cuando uno se va a dirigir a una comunidad tan grande como son los televidentes, tiene que prepararse muy bien, y eso fue lo que procuré; por tanto, para esas entrevistas de las agrupaciones e intérpretes que menos conocía, o estaban más distantes de mis preferencias, me informé mucho más, porque es importante que el televidente sienta la verdad.

“Y aquí justamente creo que está el clip de este programa: que todo lo que representa es de verdad. No podemos fingir un supuesto gusto. Recuerdo que hubo programas donde confesé que había detalles que no conocía, porque en la comunicación vale, y mucho, la sinceridad. A veces, por el oficio, podemos trucar cosas, pero este programa exige ser lo más sincero posible.

“Por todo ello no tenía mucho temor; jugué con la improvisación, con lo que daban los músicos; procuré no preguntar, si no trabajar las conversaciones desde las afirmaciones de criterios para que ellos hablaran. Siempre dije, porque lo creo, que los comunicadores no somos los protagonistas del programa; traté de ser la plataforma, o el presentador/comunicador a través del cual ellos se sintieran cómodos, y que, al dar el pie forzado, ellos pudieran expresarse tal y como desearan.

“Me parece que a veces preguntar tanto lo que hace es restar espacio para que ellos opinen y, ciertamente, mientras más ellos pudieran hacerlo, al final mejor se sentirían y también el televidente”.

Hay un Marlon medio melómano. ¿Cuál es la línea que logras establecer entre el placer y el carácter más informativo-promocional de esta propuesta?

“Sí, no lo puedo negar, la música me apasiona (…) y me hace ponerme chiquitico frente a las personas que admiro y que la cultivan a través de todos sus géneros.

“Confieso que tuve invitados que me dieron mucha energía al poder compartir con ellos, de algunos porto en mi teléfono sus grabaciones y las escucho día a día, así que tenerlos en vivo solo para mí -porque para los efectos de la televisión el único público era el equipo de filmación y yo, ah y Ana Laura Vilagarot (ingeniera de sonido), amiga personal y una de las estrellas de este programa- era un espectáculo maravilloso. Y esa fue mi proyección: disfrutar e intentar transmitirle al público mi disfrute porque eso también contribuye a que la gente se conecte.

“Por ejemplo, hice algo en todos los conciertos: entrevistaba y me sentaba en la cabina con Ana Laura a escucharlos todos, y así trataba de jugar con las emociones que emanaran de ese momento”.

El comunicador concede un sello a la propuesta que tenga en sus manos. ¿Cuánto te pareces a “Desde el estudio”?

“Ciertamente el comunicador “impone” un ritmo, un estilo a la dinámica del producto; en mi caso, todo lo que hago se parece a Marlon porque Marlon es uno solo y “Desde el estudio” mostró, al menos fue lo que intenté, ofrecer un Marlon sincero, sin traje, un cubano común con camisa y pantalón de mezclilla y tenis porque yo no era lo importante, el centro estaba en los músicos.

“Y ahí quedó un Marlon emocionado con Polito Ibáñez y Haydée Milanés; que no vieron, pero bailó todos los temas de Havana D'Primera y Maykel Blanco; disfrutó muchísimo a Waldo Mendoza; le encantó Emilio Morales; y abogó por más variedad de jazzistas… trato siempre de ser yo y lo primero es no defraudarse, y más si tienes la oportunidad de que te lleguen proyectos como estos donde el disfrute está garantizado. Y Marlon no es más que eso, un cubano joven que disfruta y pone todo su empeño en cada proyecto que llega por el camino”.

¿Qué es lo que más agradeces a un proyecto como este?

“Agradezco la oportunidad que me dieron los directores Roylán y Juan Gabriel, porque tuve la suerte de iniciar un proyecto bonito, en el que ya no estoy por decisión de los directores; pero como apasionado de todo lo que hago, le puse toda mi ética y organicidad.

“Por supuesto, agradezco haber coincido con Ana Laura, David González y con el equipo de cámara porque es muy lindo contar con tantos amigos talentosos en el medio, llenos de tanta pasión por el hecho artístico y que le ponen tantas ganas al programa; son parte valiosísima del éxito del espacio.

“También agradezco el haber disfrutado de “conciertos privados” por la característica del espacio, como de Haydée Milanés, Polito Ibáñez. Descubrí, tal vez, mucho más la esencia de Waldo Mendoza, Emilio Morales, Alexander Abreu y su valiosa agrupación, por solo mencionar algunos invitados.

“Lamentablemente el programa no tiene el tiempo que merece; creo que la televisión debiera reconsiderar esto, no ser tan esquemáticos con el tiempo; recuerdo que la gente escribió porque en el programa de Alexander Abreu cortaron el número final y se quedaron con ganas. Y hay que aprovechar esas consideraciones cuando se trata de espacios que gozan del agrado del televidente, incluso, hubo temas que no se pudieron transmitir, ideas que no pudieron ser desarrolladas con la exactitud, transparencia y verdad que incluían por falta de tiempo, no obstante, es muy lindo haber sido parte de una propuesta diferente a las existentes en la televisión.

“Respeto la decisión de los directores, porque es un proyecto de ellos, no mío, y es muy importante que el espacio continúe y se supere para mejor. Así que me quedo con ese buen sabor.”

De seguro esto será un hasta pronto para ese joven conductor de televisión que ahora mismo se enfoca en el universo de la dirección de casting y otras novedades de las que pronto habrá primicias.

 

 

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