Mónica Alonso se considera una actriz intuitiva y pasional, sobre todo en los escenarios, donde asegura que “actúa con el corazón”.

Su pasión por esta profesión la ha llevado a ganarse un lugar especial dentro del público cubano; para muestra, su personaje Isabel en la serie Doble Juego ha quedado grabado en la memoria colectiva, y su talento se ha podido constatar además en otros momentos de su carrera que avalan su calidad interpretativa, no solo en la televisión sino también en el cine y el teatro.

Háblame de ese primer personaje que fue el trampolín de tu carrera. ¿Cómo recuerdas ese cambio de no ser reconocida a ser tan popular?

- Este personaje cambió mi vida, desde que salió el primer capítulo de la serie las personas conectaron con Isabel y me lo hicieron saber por diferentes vías. Este personaje fue un regalo del director Rudy Mora, quien confió en una actriz como yo, que estaba iniciando en esta profesión.

“Recuerdo todo el proceso, desde el casting hasta la última secuencia que grabamos, con mucha nostalgia porque, a pesar de todo el sacrificio que entrañó realizar esta teleserie, nos otorgó la posibilidad de mostrar el talento de nuestra generación de actores”.

¿Era la actuación su principal aspiración desde niña?

- Aunque estudié ballet cuando pequeña, en mi interior siempre sentí que quería dedicarme a la actuación. Desde esa etapa me gustaba escenificar escenas y ya mostraba mi inclinación por el arte en sentido general. En ese momento no era consciente, pero estaba dando mis primeros pasos en el mundo de la interpretación, y me estaba apropiando de las lecciones que absorbía en diferentes escenarios de la vida.

Repasando tu carrera, vemos que te has movido entre la televisión, el cine y el teatro. ¿Qué destacarías de cada uno de ellos?

- Todos tenemos nuestras preferencias y nuestras carencias. A mí el cine aún me sigue pareciendo mágico cuando veo una película completamente montada; el teatro, por ejemplo, me fascina, fue el que me dio vida, el rincón en el mundo donde me encontré cómoda por primera vez; y la televisión es tal vez la manera más intrépida de llegar a un público más extenso.

“En mi caso, me mueve un buen guion. Imagino que a nadie le gusta que le encasillen ni con personajes, ni con medios. Creo que las limitaciones son muy personales o circunstanciales”.

¿Qué sistema sigues para preparar tus personajes y conseguir que cada actuación sea distinta a la anterior?

- Hablamos de la emoción y eso siempre es muy modulante, pero de dentro hacia fuera consigo exponerlo mejor. Intento comprender el papel para después recrear el resto que lo compone: gestual, voz, movimientos, vestuario, etc, es una consecuencia de esa transformación personal. Es un proceso de creación que disfruto mucho.

“Soy una amante de la transformación, de lo diverso; me gusta poder convertirme en todo aquello que me es distante, no solo de mí, sino también del resto de mis personajes. Se ha convertido casi en una imposición, en un parámetro a la hora de trabajar. Quien ha actuado alguna vez sabe lo liberador que puede ser vivir historias ajenas a la vida que se ha elegido: te aporta, te nutre, te hace flexible, te enloquece también; aunque no le temo a la locura. Todos buscamos en el fondo algo que nos enloquece”.

¿Cuáles son los adjetivos que mejor describen a Mónica Alonso?

- No me gusta regocijarme de aquellas características que hablen positivamente de mí, tampoco de las negativas. Pienso que todos somos esclavos de nuestras circunstancias. Quizá la sinceridad sea aquella palabra que más se acerca a una definición de lo que busco en la vida, y me parece injusto no dar lo que pido.

“No siento siquiera que sea una cualidad, más bien creo que es una necesidad constante en mi vida, algo que nutre la base de mi profesión. Necesito hallar la verdad de las cosas para entrar en su alma, y para que entren en la mía. No obstante, me gustaría pensar que mi mayor virtud es ser la madre de Habana (mi hija)”.

¿Cómo es que la popularidad no te ha restado ni un ápice de simpatía?

- Me considero una persona normal, como otra cualquiera, con virtudes y defectos, con una personalidad fuerte, pero divertida porque considero que a las personas positivas se les dan mejor las cosas de la vida. Aunque el destino en ocasiones no me ponga las cosas fáciles siempre trato de mantenerme firme y vivir con la alegría que me caracteriza para hacer mi existencia más reconfortante.

“Siempre trato de irradiar positividad y buenas vibras a las personas que me rodean porque considero que es muy importante a la hora de realizar un proyecto”.

De las experiencias que has tenido hasta el momento. ¿En cuál es la que más has aprendido?

- He aprendido de todas las experiencias que he tenido en la vida, no solo desde el punto de vista profesional sino también en el ámbito personal, pero respondiendo la pregunta te digo que le tengo mucho cariño a Isabel por lo que ha significado en mi vida, pero cada personaje que he desarrollado en los tres medios me ha aportado mucho como actriz, además de la posibilidad de aprender de los directores y de los compañeros con los que he compartido la escena.

“Tengo que destacar también otros trabajos que guardo en un lugar especial de mi corazón, como son la telenovela ¡Oh, La Habana! y las películas Perfecto amor equivocado y Esteban”.

¿Qué es lo que hace que sigas dedicándote a esta profesión?

- Me parece aburrido ser siempre uno mismo, y me parece fascinante traspasar las barreras de las etiquetas con las que tenemos que lidiar a diario. Creo que elegí esta profesión entre tantas para poder escapar de mí, de mis historias, de mis problemas, de mis inflexiones, y de mis reflexiones, por ser más que yo misma, por ser más que una sola.

 

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