Para la actriz Arianna Delgado el viaje como Katia en Los hijos de Pandora, la telenovela cubana en transmisión por “el canal de todos”, comenzó con una llamada telefónica del director Ernesto Fiallo.

 “'No te comprometas con nada largo. Tengo un personaje muy bonito para ti, y te va a gustar'. Y en efecto, cuando leí de qué iba, me encantó”, confiesa la joven, no sin antes hablarnos de alguna que otra duda profesional que la asaltó al acceder a los guiones completos del dramatizado.

Y es que ella también se sintió fuertemente atraída por el rol que encarna la actriz Roxana Broche, y resulta ser la mejor amiga de Katia en la ficción televisiva.

“Al inicio, mi ego de actriz me impulsaba a interpretar a Addis, me parecía que tenía más jugo. Sin embargo, la forma en que estaba escrita Katia hizo que me fuera enamorando, poco a poco, del personaje.

“Desde que leí los guiones me dije 'Esta mujer tiene que verse diferente al otro personaje' (Sandra, en la telenovela Vuelve a mirar, también dirigida por Fiallo y con gran parte del elenco de la obras actual). Empecé por fuera, literalmente, porque a veces los personajes llegan a ti de maneras diversas, y yo primero la vi a ella desde lo externo.

 

“La imaginé estilizada, ecuánime; no es que no tenga carácter, sino que es una mujer fuerte sin dejar de ser amable. Así fui buscando la ropa y proponiendo detalles a Fiallo hasta que quedó una muchacha sensual”.

Para Arianna, una de sus obsesiones como actriz es la persecución constante de la verdad. Un modus vivendi actoral en el que intenta construir todo el tiempo personajes que se sientan reales: “Necesito que el espectador conecte con algo que le estoy dando, y que diga 'Ño, a mí me pasó eso o yo hubiera reaccionado de esta manera'”.

“Hasta a un personaje negativo intento buscarle qué elementos de contacto tiene conmigo, porque solo así lo voy a poder defender; y en esa defensa está la búsqueda de mi punto de vista con respecto a lo que le sucede a ese personaje. Es como aprovecharte de lo que dice él para expresar también tus propias cosas. Eso lo he aprendido del teatro.

“En el caso de Katia, lo que hice fue tomar ventaja de sus maneras de asumir la maternidad: ese nivel de comunicación, entendimiento y raciocinio entre ella y Amaya que deseo con mi hija”.

No obstante, confiesa que interpretar a la joven científica no fue un ejercicio exento de conflictos personales. Y, precisamente, en ese afán de darle vida a la muchacha que se le asomaba desde el manuscrito, intentó reconciliarse, primero, con su decisión de criar sola a la pequeña que concibió junto a Raidel (interpretado por Rodrigo Gil).

“Creo que no lo hubiera hecho así. Yo, Arianna, me sentaría con esa persona para decirle 'Mira, estoy embarazada y voy a tenerlo. No tienes que asumirlo, quiero que lo sepas'.

“A raíz de esto, pienso cómo defender a una mujer a quien al final la vida le demostró que era algo que tenía que haber hecho en su momento: porque la niña es un reflejo vivo de su padre. Por el guion, tiene el mismo  nivel de inteligencia que él. No es una niña promedio.

“Entonces, cómo seguir ocultándole a una pequeña tan inteligente que existe una parte paterna con la cual se va a identificar más. Y eso Katia lo sabe”.

La decisión de Katia de viajar fuera del país sin su hija, para completar sus estudios de maestría, también supuso un conflicto para la joven actriz a la hora de comenzar a armar al personaje, refiere.

Arianna entendió la oportunidad que esta experiencia significaba en la búsqueda de una realización profesional para su personaje, mas dudaba acerca de depositar el cuidado de Amaya en un hombre que no conoce a la niña.

La intérprete está consciente de que muchas personas podrían llegar a juzgar a Katia por sus decisiones, debido a que la herencia patriarcal persiste en otorgar a mujeres y hombres roles en torno a la crianza.

En ese sentido, el dramatizado de Fiallo intenta visibilizar a través del escenario audiovisual nuevas maternidades y paternidades en evolución.

Si le preguntan a Arianna al respecto, ella considera que  desde el momento en que Katia decide asumir la maternidad en soltería hay un acto de valentía inmenso, además de irse en contra de los cánones establecidos.

“Ser madre soltera no implica ser solo madre: también eres mujer, trabajadora y un ser social, ¿cómo entonces jugar con todo eso? Y mantener una familia sólida siendo tú, madre, padre y el único referente educacional de tu hija”, acota.

“Katia lo duda todo el tiempo —su viaje a España—. Sin embargo, entiende que su trabajo es importante, que es esencial que ella termine la maestría y crezca como profesional.

 

“También quiere ofrecerle a ese padre la oportunidad que le quitó. Esa sería como la parte más humana de su conflicto. Creo que ella se siente en deuda con Raidel, de alguna manera, por privarlo de la crianza de la niña.

“Al no darle información de la existencia de Amaya impidió por cinco años que formara parte de la vida de la pequeña. Ve la relación entre ellos, y piensa 'Se lo debo a él pero, sobre todo, le debo a ella conocer a su papá'.

“El suyo es un acto de fe y de valor bastante duro”, enfatiza.

Acerca de paternidades en la Cuba de hoy, Arianna señala que se ve con naturalidad a padres cuidando hijos, asumiendo la cocina y el cambio de culeros mientras las madres trabajan.

“Tiene mucho que ver con la pareja”, acota y advierte que considera que la sociedad cubana va camino a un entendimiento de modelos de crianza que trascienden lo establecido.

 ***

Amaya mira a Katia con sus ojazos, y la ternura sobrepasa la pantalla del televisor. Existe una genuina empatía entre la niña-actriz y quien encarna a su madre en la telenovela Los hijos de Pandora.

Ambas expresan un vínculo que se percibe con naturalidad, y encanta al público nacional, ávido a la hora de compartir en redes sociales escenas creíbles entre progenitora e hija ficticias.

Arianna recalca que el amor hacia Salet (la pequeña que interpreta a Amaya) fue a primera vista, y recuerda aquella semana en que ella y el actor Rodrigo Gil, convocados por Fiallo, participaron en el casting donde se escogería a los infantes del dramatizado.

Un proceso de selección conducido por la directora Mariela López, donde la joven comenzó a entender “cómo pulsar sentimientos con los niños para lograr resultados actorales”.

“Fue una semana entera de trabajo, donde pasaron muchos pequeños. Ahí hice de Addis, Carmen y Katia.

“Salet fue la primera niña que pasó el primer día. Cuando llegamos al final de la semana hicimos un recuento. Lourdes —la asistente de la novela—, Mariela y yo estuvimos de acuerdo que ella era Amaya. La llamamos de nuevo para realizar escenas más emotivas. Siempre fue ella”.

Katia y Amaya o Arianna y Salet se reencontraron en la Casa Productora de Telenovelas para tomarse unas fotos que requería el proyecto,  y más adelante filmaron una escena juntas.

“No nos vimos más durante meses, hasta que llegamos a grabar a la casa nuestra. Confieso que sufrí de celos maternales, pues ella venía de rodar en la casa de Petra (Paula Alí) y en la de Yamila (Haydée Rosa). Llevaba tiempo en esas locaciones, y traía una familiaridad tremenda con parte del elenco.

“Entonces me dije 'Dios mío, cómo recupero a esta niña para mí', porque ella había establecido códigos de cariño con gran parte del resto de actores y actrices. 

“Tuve que entender lo que hacían con ella y sus textos. Fiallo despliega con los niños una manera de trabajo que me gusta mucho: él no les da guion; cuando llegamos al set les enseña el manuscrito y se lo aprenden un poco allí, pues el objetivo es que la actuación sea  lo más natural posible.

“Con Salet fui como una madre celosa tratando de halarla para mí, con el fin de intentar establecer empatía verdadera. Creo que nos fue bien...”. 

Destapando interioridades del proceso de realización de Los hijos de Pandora, Arianna cuenta que intentó potenciar el enamoramiento hacia Raidel que persiste en Katia: “Considero estaba implícito, pero quise enfatizarlo y llevarlo más allá del guion. Ella es una mujer que no ha tenido otra pareja, y que de manera abierta dice que él le gusta. Evidentemente, sigue amando a este hombre”.

En los más recientes capítulos del dramatizado vemos que la antipatía entre Addis y Raidel va desapareciendo, y se augura un posible interés romántico. ¿Sucederá esto?¿Representará un conflicto para la amistad de Addis y Katia?¿Cómo asumiría Katia un posible romance entre su amiga y el padre de su hija?

“El público cubano es inteligente, conoce la telenovela y cómo funciona el género. Los televidentes se identifican con los personajes y construyen versiones de sus historias de las que a veces me río, pues sé que hay muchas probabilidades de que sucedan.

“Hay quienes me paran en la calle y me comentan 'No seas boba, te van a quitar el novio'. Hay personas que me escriben para advertirme que si Raidel se empata con Addis no van a ver más Los hijos de Pandora.

“La gente está empezando a generar odio hacia Addis, y una empatía hacia mí que agradezco. Creo que tienen que darse la oportunidad de entender a ese personaje, que es precioso. Katia se va, es lo único que te puedo decir. Sucederá un mundo en su ausencia, y desde allá hay situaciones que no va a poder controlar”.

 

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