Observar el ir y venir del actor Carlos Treto en el cumplimiento de sus funciones dentro de la Asociación de Artistas Escénicos como Presidente de la sección de actores y coordinador de los Premios Caricato, la preocupación por las necesidades de sus miembros y una larga trayectoria teatral a la que sumó actuaciones televisivas en diferentes géneros, me llevó a acordar una entrevista con el actor, que nunca pude realizar.
Por la directora Orieta Medina conocí de su diligente labor en la Biblioteca Nacional cuando era joven. Más tarde, Gilda Hernández y Sergio Corrieri le hicieron una audición que posibilitó su ingreso al ámbito teatral y se integró al elenco de Teatro Escambray, colectivo con el que viajó a Angola en 1976 en el período bélico, donde actuó muy cerca del frente de guerra.
Junto a Albio Paz, Treto se sumó al grupo Cubana de Acero, continuó en Teatro Adentro, y después de algunos años, se incorporó a la agrupación Hubert de Blank, al tomar parte en distintos espectáculos, entre ellos La vitrina, con dirección de Elio Martín, además de colaborar con Vital Teatro.
Carlos dio el último adiós desde la escena en el montaje de Las Brujas de Salem a cargo de Fabricio Hernández, y es recordado con cariño por sus colegas y los jóvenes actores con los que compartió más de un consejo.
En televisión incursionó en infantiles como Sopa de palabras, asumió distintos personajes en el humorístico Vivir del cuento y quedó grabada su imagen en la telenovela Asuntos pendientes con el personaje de Omar.
La pequeña estatura de Carlos Treto vetó para él determinados roles, pero siempre encontró un espacio en la escena gracias a su ductilidad. El profesionalismo, la entrega y las buenas relaciones con sus compañeros nos dejaron el mejor recuerdo de un artista que dio todo de sí al arte de la actuación.
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