Recordado por su icónico personaje humorístico Cholito y por otras inolvidables actuaciones en radio, televisión y cine

Armando Fernández Soler (Habana Vieja, 14 de agosto de 1925 - 5 de julio de 2006) es parte ineludible de la historia de las Artes Escénicas cubanas.
Como su trayectoria artística rebasa con creces este texto, solo me acerco a algunos momentos claves de su fructífera trayectoria.

Con once años, Sinesio Fraga -director de una banda de música habanera- mientras hacía música en los parques, le permitió interpretar escenas en un dueto dramático.

A los quince, mientras trabaja en el taller familiar de prótesis dentales1 hizo pequeños papeles en la Compañía teatral del español Nicolás Rodríguez2 y en su Academia de comedias descubre, por vez primera, los misterios de la actuación.

Para 1939, en el Grupo La Comedia –vodevil francés de Mario Martínez Casado- devino figurante3 y desempeña sus primeros roles importantes. Tres temporadas después, era primera figura de la actuación y fue capaz de dirigir artísticamente esa agrupación.

En 1944, como alumno-debutante, actúa en “Sombra y sustancia”, estrenada en el Teatro Principal de la comedia. Su afán perenne de superación le llevó a aprender canto, baile -en el Ballet de Ana Leontiva-, luminotécnica, atrezzo y dirección escénica en los teatros Auditórium y Martí.4

Dos años más tarde, ya integraba la Academia de Artes Dramáticas Municipal, donde muy pronto impartirá diversas asignaturas. De ahí, al Teatro Universitario.

Cuando Antonio Palacios le asigna su primer tenor cómico –el Hilarión de “La verbena de la paloma”- Soler se involucra por siempre con el teatro lírico donde, actuando y dirigiendo puestas en escenas, alternó con figuras notorias como Rosa Fornés, Miguel de Grandy y Rita Montaner.

Pocos saben que Armando Soler fue el fundador de la primera compañía de teatro lírico en Matanzas –antes que Rodrigo Prats creara su similar en La Habana- y que años después replica este empeño en Holguín, e incluye estas obras en proyectos mediáticos.

En 1954 y 1955, dirige “Cuento de navidad” en la Sala Hubert de Blanck5, y en 1959 integra la Comisión de evaluación de la Asociación de Artistas de Cuba.

A la radio llega haciendo banco.6 Su primer papel asignado sucedió en “El alma de las cosas”, de Juan Herbello, dirigido por Sol Pinelli en CMQ Radio.

Desde el propio 1950, debuta en el Canal 4 (URTV) pero su popularidad la alcanza un año más tarde en el Hogar Moderno del Canal 6, donde interpreta dos personajes de Francisco Vergara: el Marqués de Neblina Clara y su hijo Cholito, seudónimo que nunca le abandona.

Debuta en el cine mexicano en 1955, con “No me olvides nunca”, a la que siguen: “De la luna a Montevideo” –en inglés– y “Una gitana en La Habana”.

Al triunfo de la Revolución se suma a las representaciones de las Brigadas artísticas en recónditas zonas rurales y unidades militares, desde entonces incrementa su trayectoria cinematográfica con numerosas producciones nacionales: “Mella”, “Las aventuras de Juan Quinquin”, “El recurso del método”, “Los sobrevivientes”, “El siglo de las luces”, “Paty Candela” y “Nada”.7

Por más de seis décadas, el impacto de su actuación portentosa opacó los múltiples aportes culturales a la sociedad cubana, realizados por quien solo obtuvo el noveno grado y creció amando los libros.

En nuestra radio, crea grupos dramáticos en diversas plantas provinciales donde devino asesor y director de programas y entre 1967-1974, confecciona planes de estudios e imparte clases de actuación en Santiago de Cuba, Las Tunas, Pinar del Río y Camagüey.

Además de actor y director incansable, en la televisión fue modelo de comerciales y su talento y carisma le dieron el privilegio de asumir con similar genialidad cualquier género.

En mayo de 1952, culmina Hogar moderno y el Canal 6 lo convocan para La esquina de mi barrio. Un año más tarde, se presenta en Teatro del aire, Cita a las diez, Cabaret Regalías, Estampas españolas y Cascabeles Candado. En lo adelante y hasta sus últimos años, recorrerá incontables dramas, comedias, zarzuelas, musicales, aventuras8 y teleteatros.

Después de 1960, muchos lo vimos en el costumbrista San Nicolás del Peladero, donde interpretó cinco personajes, en las aventuras de las tardes, en La comedia del domingo y El cuento y, sobre todo, en teatro. En 1967, dirigió en su primera puesta para la pantalla chica: “La loba”, donde compartieron elenco: Rosa Fornés, Marta del Río y Lila Monte.9

¿Cómo olvidar aquel proyecto llamado Palco I, donde Soler –además de actuar– dirigió la representación en vivo de grandes zarzuelas, óperas y operetas?
¿Quién no disfrutó verlo actuar junto a Maria de los Ángeles Santana, en Los abuelos se rebelan?, aquella deliciosa comedia de situaciones donde ambos brillaron.

Deseoso de transmitir su sabiduría a las nuevas generaciones, en el 2004 crea la Compañía Soler-Camacho, proyecto de teatro comunitario con matices de vernáculo, radicado en el municipio El Cerro.

Trabajó hasta la víspera de aquel fatídico día cuando el diluvio que cayó sobre La Habana le impidió trasladarse a Radio Progreso para grabar su personaje de Facundo en el popular Alegrías de sobremesa, escenario entrañable de sus últimos años que alternaba con sus actuaciones especiales en la televisión.
Energía juvenil, entusiasmo, consagración, disciplina y búsqueda de la perfección artística, se asociarán por siempre a quien, en vida, recibió múltiples honores.10

Referencias:
1 Donde se mantuvo hasta recibir su primer sueldo como actor.
2 Junto a Marta Jiménez Oropesa y su hermano Rafael, entonces galán cómico.
3 También llamado partiquino.
4 Realizó el engranaje eléctrico y de luces inaugural de la Sala Hubert de Blanck.
5 Protagonizado por Vicente Revuelta, recibió el premio de la crítica en 1955, cuando Soler es premiado como actor genérico.
6 Cuando los actores cubrían la ausencia de los titulares en las actuaciones directas al aire de la radiofonía comercial cubana.
7 Su último film, Madrigal, se estrena luego de su fallecimiento.
8 Su última aventura, El medallón, en los años 2000.
9 Reiterado en 1974.
10 Ejemplos: Medalla Raúl Gómez García, Distinción por la cultura nacional, Medalla Alejo Carpentier, Medalla pro los 40 años de la televisión cubana, Artista de merito de la radio y la televisión y en el 2005; Premios Nacionales de humor y de radio

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