Nacido en Ciego de Ávila, un 28 de noviembre de 1921, Manolo Ortega fue llevado a España por sus padres siendo niño. Desde muy joven conoció los horrores de la guerra civil española, las penurias del campo de internamiento en Francia y el regreso liberador a Cuba en 1939.

Como miembro del Partido Socialista encontró en la radio la posibilidad de comenzar una profesión como locutor de un programa de orientación política en la emisora CMCA. Posteriormente se integra a la emisora Mil Diez, a la que reconoció como su verdadera escuela.

Ortega se estrena como escritor del programa “Radio Locuras”, tocaba el piano de forma autodidacta y compuso canciones, algunas interpretadas por Elena Burke y Martha Justiniani. Incursionó en la narración deportiva junto al también locutor y Premio Nacional de Radio Ibrahim Urbino, narrando juegos de béisbol, lo que le valió el reconocimiento “Novato del año” concedido por el periódico “Hoy”.

Trabajó en otras emisoras como la COCO, en la cual intervino en el programa de sátira política “Cuba en Llamas”, del periodista Guido García Inclán. Su nombre gana popularidad en CMQ Televisión al estar presente en las trasmisiones experimentales televisivas con el espacio “Tensión en el Canal 6”, que permanecería largo tiempo en el aire. El 5 de enero de 1951 fue contratado como locutor exclusivo del Noticiero CMQ, patrocinado por la Cervecería Hatuey y locutor comercial de esa marca.

Al triunfar la Revolución renuncia a su sueldo histórico, pone por encima de los intereses económicos los principios que siempre le acompañaron y asume la responsabilidad de presentar los más importantes actos políticos de la nación.

La calidad profesional, confianza y credibilidad que trasmitía a los televidentes fue consecuente con su actitud revolucionaria, pues participó en la lucha contra bandidos en el Escambray, cortó caña e integró el secretariado de la CTC.

Entre sus condecoraciones se encuentran: la Distinción por la Cultura Nacional, la Medalla Alejo Carpentier, el Título Honorífico de Héroe del Trabajo de la República de Cuba; mas estos reconocimientos no limitaron su permanente cordialidad, carácter jocoso y el magnífico carácter que siempre le acompañó.

Por todas esas razones le pedí a Sergio Ortega, comentarista deportivo, Artista de Mérito del ICRT y uno de los cuatro hijos de Manolo y Hortensia, que compartiera con el Portal de la Televisión Cubana, los recuerdos sobre su padre:

¿Cómo era Manolo Ortega en su vida familiar?

“Nos dedicaba mucho tiempo a mis hermanos y a mí, jugaba mucho con nosotros y me enseñó a jugar ajedrez. Era muy familiar; en televisión daba la imagen de ser extremadamente serio, pero era muy divertido. Nos reuníamos en familia y disfrutábamos mucho.

“Mientras fuimos creciendo lo veíamos como un ejemplo de lo que debíamos ser, él no toleraba la mentira ni la hipocresía. Era un obseso del trabajo. Su familia y el trabajo eran lo más importante para él”.

¿Cómo se conocieron Manolo y Hortensia?

“Fue en la emisora Mil diez, donde él era locutor y mami actuaba. Según ella contaba, él era muy vistoso y admirado por las mujeres. Mi padre se sintió atraído por la discreta y callada joven a la cual se acercó con suma delicadeza. De ese amor surgiría un matrimonio para toda la vida. Mi madre fue maestra, alcanzó mucha popularidad como Estrellita en el programa infantil “Amigo y sus amiguitos” y también es recordada por el público con mucho cariño”.

¿Manolo pudo volver a ver a sus padres?

“Toda la familia quedó en España, excepto un hermano que también regresó a Cuba. Él, que era de los más pequeños, visitó tierra española años después, con motivo de la reunión de las Brigadas internacionales que participaron en la guerra civil; en esa ocasión pudo volver a verlos, ya estaban muy viejitos”.

¿Cómo era la relación del público con el locutor que veían todas las noches en el NTV?

“Mi padre era una gente que se daba mucho a querer, las personas lo respetaban y en la calle le expresaban el cariño y admiración que sentían. Salíamos juntos a veces y, como yo era un muchacho, me sorprendía la efusividad que el pueblo le manifestaba”.

¿Cuál fue la reacción de su padre cuando usted deja la ingeniería por la locución deportiva?

“Trabajé muchos años como ingeniero hidráulico y cuando comencé en la COCO como comentarista, él me esperaba con muchos consejos y recomendaciones. Una de sus lecciones más valiosas fue que no impusiera mis criterios, que conversara porque las personas tenían sus razones y motivos y que yo no tenía siempre la razón. Recuerdo sus palabras: “No trates de decir más cosas de las que caben en el tiempo previsto, di lo esencial”.

“Estaba muy pendiente de lo que yo hacía en mis inicios y le gustó mucho que yo tomara ese camino. Al poco tiempo comenzó a tener síntomas de Alzheimer, renunció al trabajo y se refugió más en el entorno familiar”.

¿Qué significó para la familia el otorgamiento del Premio Nacional de Televisión a Manolo Ortega?

“En ese momento mi padre padecía su dolencia en un estado avanzado y no pudo tener conciencia de ese reconocimiento, pero para nosotros fue un estímulo porque sabíamos que lo merecía”.

¿En qué momentos particulares recuerda a su padre?

“Trabajar en el mismo medio que mi padre me hace recordarlo con frecuencia, trato de ser consecuente con la honestidad que él siempre defendió”.

 

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