En octubre de 1950 Gaspar Pumarejo funda nuestra primera televisora (Canal 4. Unión Radio TV) y desde entonces, la  televisión deslumbra y seduce a todos:

Su apropiación de los más talentosos y experimentados artistas (creadores o interpretes), comunicadores y técnicos de nuestra industria cultural aceleran el auge de las artes escénicas, la comunicación, la cultura popular, el diseño y la

ilencio información televisivas. Junto a ellos, una oleada de maestros, obreros, técnicos y publicistas hacen suyo el lenguaje, los códigos y las prácticas del novedoso soporte tecnológico y aprenden a hacer televisión, haciéndola.

El ámbito tecnológico televisivo –por su naturaleza y novedad– devino zona vital de aprendizaje y reto perenne para jóvenes con escasa o ninguna experiencia laboral que se nuclearon alrededor de unos pocos con formación especializada. Entre esos primeros asistentes y utileros televisivos… ¿Cómo olvidar –entre tantos– a Luciano Mesa, Manuel Rifat y Jesús Cabrera?

La intensa práctica televisiva propició el aprendizaje empírico sustentado en la observación y la prueba-error. Los más inteligentes y osados se hicieron a sí mismos  camarógrafos, operadores de video, editores, luminotécnicos, musicalizadores e incluso directores de programas; la disciplina televisiva más compleja por aglutinar, entre otras, a la dramaturgia de la  puesta en escena, la dirección de actores, comunicadores y cámaras y el montaje de las escenas y contenidos de variados géneros y formatos. La televisión les dio tanto, que a ella consagrarían sus vidas. 

El 13 de noviembre del pasado 2022 perdimos físicamente al último de aquellos directores forjados en nuestra primera televisora:

Jesús B. Cabrera Acosta (Central Cuba, Matanzas. 11 de junio de 1926) a quien todos conocimos como Chucho, consagro a la producción-dirección televisiva la mayor parte de su extensa y fecunda trayectoria mediática, fue fundador de algunos formatos y exitoso creador de hitos audiovisuales.

Tanta fue su excelencia creativa en esta arista, que por mucho tiempo olvidamos su estirpe de fundador y de maestro: 

1950: Canal 4 (Unión Radio TV) nuestra primera televisora: Siendo publicista en la firma estadounidense Pepsi Cola descubre la televisión. Al fundarse el Canal 4 ingresa a ella como voluntario hasta ser contratado como asistente de cámara.

Desde esta primera función recorre varias especialidades que enriquecerán su visión de productor-director de programas. También aprende dramaturgia con el actor y director Eduardo Casado. Ascender así, en corto tiempo, en el competitivo sistema televisivo habanero con los riesgos continuos de la difusión directa al aire, constituyó una  verdadera proeza. 

Mediados de 1951. El Canal 4 es vendido y se convierte en la empresa Televisión Nacional, donde fue fundador.  

1952. Radio TV El Mundo –creada para gestar una nueva televisora– absorbe al Canal 4 (entonces Televisión Nacional).

Desde 1953 en Canal 2 (Telemundo) –su tercera televisora– Cabrera permanece hasta que reclama a su propietario Amadeo Barletta el despido de dos colegas por su actividad sindical. Por esta acción fue despedido. 

1954. El Estado colombiano asigna a Radiodifusora Nacional de Colombia la operación del Canal 8 de Bogotá (Televisión Nacional de Colombia) de prácticas singulares.

Meses antes de su inauguración oficial, el 13 de junio de 1954, funcionarios gubernamentales, ejecutivos mediáticos y comunicadores viajaron a La Habana para contratar los técnicos y artistas que formarían a sus especialistas,   

El primer grupo, liderado por Gaspar Arias del Canal 6 (CMQ TV), incluye empleados de ese consorcio y del extinto Canal 11 (TV del Caribe) habanero. Chucho arriba a Bogotá en mayo de 1954, invitado precisamente por Arias, donde por un año enseñaría a doce técnicos –cuarta televisora–.

1955-1958. La Habana, Jesús Cabrera alterna la dirección de programas en el Canal 6 (CMQ TV) –quinta televisora en su lista de fundador– y la gestión publicitaria con Fernández Peñalver.

Entre 1959-1961, el Estado cubano convirtió la radiodifusión privada en estatal y su  gestión comercial en servicio público. Entre sus fundadores –una vez más– Jesús Cabrera, quien desde los años sesenta dirigirá varios dramatizados mientras se prodiga en múltiples funciones y escenarios:

1967-1970. Simultanea la Dirección General de la programación dramática de la televisión con la dirección de proyectos y sus clases en la Escuela de Formación Artística del ICR.  

1968. La necesidad de optimizar la difusión televisiva en la entonces provincia de Oriente, impulsa al ICR a fundar en Santiago de Cuba su primera televisora territorial que enlaza La Habana con Santiago y Holguín.

Tras la muerte de Marcos Bhemaras –lider del proyecto en su función de Director de la televisión–, Jesús Cabrera asume la organización y fundación de Telerebelde, donde por varios años despliega su talento creativo, imparte docencia y derrocha sus capacidades organizativas. 

1976. Funda la televisión de Angola (África), su sexta televisora.

1978. Funda la televisión en Nicaragua donde dirige programas y enseña a camarógrafos y directores. Esta sería su séptima televisora.

Como nada humano le era ajeno, Jesús Cabrera estuvo entre los fundadores de la Sección de Cine, Radio y Televisión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y se convierte en uno de sus funcionarios.

1978. Aunque su obra es amplia y variada no puede dejarse de mencionar la más conocida, cuya obra es considerada patrimonio cultural de la nación, conocido por la dirección de las series En silencio ha tenido que serJulito el pescador y El regreso de David y Finlay .-

Por esos años encuentra la oportunidad de proponer la creación de la Facultad de Medios Audiovisuales del Instituto Superior de Arte (ISA) para la formación académica de los profesionales de la radiodifusión. En ella –además de gestor– fue  fundador, profesor y su primer Decano desde el curso académico 1988-89.

Jesús Cabrera inició la colaboración productiva y difusiva entre nuestro sistema televisivo y los Estudios Fílmicos del Ministerio del Interior, gestora de tantos proyectos.

Desde los años 90 pasados, impartió docencia, lideró talleres y dictó conferencias en varias universidades latinoamericanas.

Como director, recibió cuatro Premios Caracol de la UNEAC y el Premio Nacional de Televisión por la obra de toda su vida.

Por sus aportes integrales a la cultura cubana, Jesús Cabrera Acosta (el otrora joven de formación empírica autodidacta) devino el primer Doctor Honoris Causa no universitario, proveniente de los medios de comunicación cubanos y Maestro de Juventudes por la Asociación Hermanos Saiz (AHS). 

Tanta obra y méritos profesionales no lograron envanecerlo. Su proverbial discreción en los escenarios públicos solo era interrumpida ocasionalmente.

Quienes lo conocimos admiramos a aquel hombre humilde desprovisto de vanidades, cuya grandeza profesional, humana y espiritual le impedía presumir. 

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