En mis numerosas entrevistas a los fundadores de nuestra televisión descubrí anécdotas que revelan las múltiples acciones subversivas realizadas por nuestros hombres y mujeres contra la dictadura de Fulgencio Batista; comportamiento casi desconocido que aún necesita mucha investigación.

En los años 50 pasados, mientras una parte de nuestra sociedad aseguraba que los integrantes del sector poseían una postura superficial o indiferente a la crisis social y de derechos humanos imperante en Cuba tras la dictadura; una importante representación de artistas, creadores, técnicos, especialistas, obreros -e incluso algunos ejecutivos y propietarios- arriesgaron sus empleos y hasta sus propias vidas en estas acciones demostrando su estirpe patriótica y valentía. 

Unos derrocharon creatividad en el vasto arsenal de recursos y herramientas   comunicativas-simbólicas que proveían sus profesiones y escenarios cotidianos, para evadir o burlar la censura mediática, enviando mensajes subliminales contra el régimen, mientras otros protagonizaban acciones directas de sabotaje en las propias televisoras. 

Así, a las decenas de comunicadores y artistas vendidos al régimen se opuso una masa creciente de profesionales del sector, devenidos activos combatientes clandestinos de organizaciones insurrectas y hasta simples simpatizantes.

La mayoría de estas acciones se produjeron entre 1957 y 1958, cuando el régimen enfrentaba el avance victorioso de los barbudos, el desmentido de la realidad insurrecta latente en los comunicados de Radio Rebelde y las múltiples acciones de la resistencia popular clandestina que estremecían nuestras ciudades, socavando la campaña gubernamental y vaticinando el cambio definitivo de nuestra situación nacional. 

El Canal 2 (Telemundo), propiedad de Amadeo Barletta -mafioso italiano que proveía la flotilla de autos estadounidenses a la policía batistiana y quien despedía a sus empleados que realizaban actividades sindicales-, devino uno de los escenarios más activos gracias a los numerosos artistas y técnicos integrantes de la célula del Movimiento 26 de julio, liderada por Tony Alomá donde estaban; entre otros:  Manuel Rifat, José González- Ferreguls, Guillén y Fernando Virgos.

Desde 1955, esta televisora emitía El guateque de Apolonio a las 7:30 p.m. -revista variada de cultura campesina, humor y crítica social y política-. Su guionista, Jesús Orta Ruiz “El Indio Naborí”, en su aguda sección de controversias polemizaba ante cámara con Adolfo Alfonso, asumiendo los controvertidos personajes de Liborito y El mamengue.

Luego supimos que Naborí escribía cada día dos guiones del programa: uno para los censores y el que se interpretaba en tiempo real durante la emisión. Tras varias suspensiones parciales, el espacio fue retirado definitivamente de la programación en 1958.   

En diciembre de 1957, en el edificio Focsa -propiedad de CMQ TV-, Manuel Rifat Cruz, Gustavo Robreño Dolz y Pedro Pablo Roque izaron una gigantesca bandera rojinegra -emblema del insurrecto Movimiento 26 de julio- en la azotea del edificio más elevado de la ciudad, donde también se realizaba y emitía televisión.

La acción se redimensiona porque en sus apartamentos residían muchos artistas y empleados de CMQ, comercios, clubes exclusivos, restaurantes y estudios televisivos. En consecuencia, varios de ellos tuvieron que emigrar.

Antes de la huelga del 9 de abril de 1958, CMQ Radio y otras radioemisoras replicaron el llamamiento a la huelga general, leído por Wilfredo Rodríguez.

Durante la huelga, los revolucionarios de Telemundo paralizaron la emisión del cartel de boxeo estadounidense, desactivando el transmisor, escondiendo los lentes de las cámaras y trasladando alcayatas y panfletos.

Posteriormente, el hijo de Barletta -con dos guardaespaldas en su despacho- citaría al camarógrafo José Gonzalez-Ferreguls para decirle: Tú eres muy buen técnico, pero si vuelves a hacer algo como esto, te tiro de la ventana del piso nueve y no pasa nada. En esta acción participan otros profesionales, como los camarógrafos Guillén y Fernando Virgos.

En 1958, en el canal Telemundo, cuando Fructuoso Rodríguez –Jefe de acción y sabotaje del Directorio Revolucionario- agrede a José Suárez Núñez, vocero de Fulgencio Batista y a Pedro Aloma Kessel en los pasillos de la televisora; este escapa del edificio ayudado por González Ferreguls –activo combatiente del 26 de julio- y por los camarógrafos Luciano Mesa González y Luis Mulet -simpatizantes del Movimiento 26 de julio- quienes le indican la ruta de salida-.  

En 1958, en el edificio Radiocentro, sede de CMQ y múltiples negocios de los hermanos Mestre Espinosa, tras el fracaso de la Huelga General del 9 de abril, algunos combatientes se vieron obligados a exiliarse para salvar sus vidas, como Amaury Pérez García, Gabriel Palau, Alberto Luberta y la actriz Alicia Agramonte.

La actriz y conductora Consuelo Vidal, delante de Goar Mestre, Director General de CMQ S.A. y co propietario, firmaría después la carta de renuncia de su esposo Amaury, hasta ese momento director de Jueves de Partagás -la más cotizada revista musical de dicha televisora-.

En Caracas (Venezuela), Amaury -el director mejor pagado en CMQ TV- para subsisitir vendio helado en las calles mientras colaboraba con el matrimonio de actores Salvador Wood y Yolanda Pujols en la emisora Indio Azul, difundiendo mensajes hacia la Sierra Maestra.

Al triunfo de la Revolución, miembros del 26 Julio de CMQ agradecieron la actitud positiva de los diplomáticos de la embajada de Venezuela en Cuba, entre ellos: Amaury Pérez, Rigoberto Rodríguez, Dr. Arnaldo Sehweret, Tabaré Pérez, Santiago Álvarez, Román, Gabriel Palau, Bartolomé Hernández, Julio Ariosa, Alberto Luberta y Ángel Carsi).

El 12 de marzo de 1959, el periódico Información publica el comunicada de CMQ S.A. por su 26 aniversario, donde expresa:

Los aniversarios son símbolos (…) por eso no celebramos los nuestros durante la dictadura (aunque la llama de nuestra fe no se opaco en esos años oscuros. A través de toda su historia CMQ ha mantenido una trayectoria de inconmovible patriotis siendo guía y orientación del pueblo con programas como La universidad del aire, Mesa Redonda y Ante la prensa.

Por seguir esta patriótica tradición hemos sufrido también durante los últimos siete años inspecciones policiales, coacciones, amenazas y suspensiones que no hicieron cambiar nuestra actitud de inquebrantable lealtad al pueblo.

Al arribar (…) a este aniversario en un clima de libertad y espíritu heroicamente conquistado, y pudiendo celebrar (…) ya esta fecha simbólica, nos sentimos más orgullosos que nunca de ser cubanos, de haber sabido mantener en las horas difíciles nuestra invariable línea de adhesión.  

Esta es solo una muestra de aquella resistencia mediática olvidada.

 

 

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