Ha muerto uno de los grandes músicos cubanos: Edesio Alejandro Rodríguez (1958- 2025) pero, aun cuando el lugar sea común, hay que decir que su obra perdurará en el pentagrama, en sus canciones y en la música que puso al servicio de manifestaciones como el cine, el teatro y la televisión.
Para la este último medio se movió en un gran arco creativo, desde lo infantil-juvenil (El mago del cachumbambé, Pelusín, Hoy es siempre todavía) hasta la telenovela (La séptima familia, Polvo en el viento, Violetas de agua, Retablo personal, Salir de noche). Tampoco olvidó el dramatizado, como las aventuras Misterio de un tesoro y Bucaneros.
Aun cuando el músico se movió como es lógico entre las convenciones que implica la solfa para estos difíciles géneros, siempre puede apreciarse el toque personal y la originalidad de sus enfoques.
No se limitaba a las “frases hechas” sino que las trascendía con referencias al amplio universo musical en que se movía, trasuntando la vasta cultura que lo arropaba, de modo que en sus bandas sonoras podemos descubrir tanto lo clásico como lo contemporáneo, elementos de barroco y romanticismo, pero también el pop, rock, jazz, hip hop y sobre todo células de la música cubana en toda su riqueza y amplitud.
Como decía, Edesio compuso mucho para el cine, y gracias también en buena medida a la televisión, la gran mayoría de los filmes donde trabajó fueron ampliamente conocidos.
En su currículo hallamos veintisiete filmes entre largometrajes y documentales.
Sobre todo, se “especializó” en la obra profunda, reflexiva e iconoclasta de Fernando Pérez (Clandestinos, Hello Hemingway, Martí, el ojo del canario, Suite Habana, Madagascar, La pared de las palabras...)
Pero otros muchos directores y sus obras contaron con su colaboración (Adorables mentiras, La vida en rosa, Kleines Tropicana, Hacerse el sueco, Nada, Perfecto amor equivocado, Bailando Chachachá...).
La no ficción lo convocó en títulos de Belkis Vega, Rebeca Chávez, Gerardo Chijona, así como el animado (Tulio Raggi, Mario G. Montes).
Edesio fue acaso el primero que en la década de los 80 empleó los sintetizadores con una perspectiva sinfónica (Clandestinos) y pobló el mundo de los sonidos con audacias experimentales y rupturas que aportaron tanto a la música en sí como al séptimo arte al que esta tributaría, enriqueciendo ambos mundos.
Hoy este creativo y singular artista nos ha dejado. Pero sus frutos estarán por siempre, y la televisión cubana, la que tiene con él una relación de complicidad y eterna deuda, puede y debe retribuir tan bella y valiosa labor divulgando mucho más una obra ya inscrita por derecho propio en nuestra historia cultural.