Resulta evidente que ni la maestría del conocido director audiovisual Rafael (Cheíto) González, ni la excelencia de gran parte de los actores del elenco, pudieron salvar de la decepción a muchos televidentes de la corta telenovela Amores de Verano, original de Pedro Urbezo.
Con un guión endeble, los capítulos adolecieron de puntos de giro y “gancho” para los espectadores; diálogos poco interesantes y una historia intimista, que de haberse centrado en los conflictos con más intensidad y carga dramática para los personajes principales, habría merecido un mejor aprecio de sus destinatarios.
El insuficiente diseño de los caracteres no permitió que brillaran como otras veces Rogelio Blaín, Fernando Echeverría y Yasmín Gómez en tanto protagonistas; solo en el final, donde la intensidad de las emociones provocadas por el descubrimiento de la verdad muestran las capacidades histriónicas de los personajes citados, incluso el de Mara y el viejo pescador Fernando, captados por los primeros planos y que reivindica al resto de la novela.
Por otra parte, las reiteradas subtramas tampoco añadieron interés a un hecho que en su conjunto puede haber sucedido en cualquier casa de vecino. Una actriz de fuerte presencia y carisma como María Teresa Pina, se desgastó en la sobreprotección de sus dos hijos adultos y la soledad rencorosa de su vida; también se incluyeron a increíbles personajes como Yeni y Meme -hija y ex esposo de Karen-, justificados sólo para molestar las relaciones de ésta con Adrián, además de Ileana, la oficiosa comentarista de la barriada, quienes no enriquecieron el argumento.
La ficción transcurrió entre vecinos de la comunidad de Cojímar, cuyos símbolos y tradiciones pesqueras fueron recreadas bajo la excelente dirección fotográfica de Alexander González, cuyo aval de trabajo tiene antecedentes en seriales como Tras la Huella y otros géneros. También destacaron las preciosas marinas y los ángulos y am
bientes logrados con imágenes de un Cojímar redescubierto hoy para sus habitantes, como uno de los lugares más amables para vivir.
No obstante, las diferentes tomas de interiores no superaron lo convencional, incluso algunas vistas de los exteriores de las viviendas –para ubicar a los personajes- hicieron recordar otras propuestas brasileñas.
Hay que pensar en otro aspecto de la cuestión productiva artística. ¿No existirá, como en cualquier productora que se respete, un stock de guiones dramatizados y de otros géneros para seleccionar con tiempo lo que se necesite en busca de la calidad?. Esperemos que próximas obras sean del agrado de los televidentes.
CARTELERA DE CANALES NACIONALES
